Asegura que la subida de otros 50 puntos básicos en marzo es una intención y “no un compromiso al 100%”
MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha destacado la mayor resiliencia de lo esperado demostrada por la economía de la eurozona, aunque ha advertido de que el crecimiento seguirá débil los próximos trimestres, así como el riesgo de una peor evolución del mercado laboral, mientras que ha expresado sus dudas de que haya comenzado en la región un proceso desinflacionario, lo que hará necesario seguir subiendo los tipos de interés.
“En general, la economía ha demostrado ser más resistente de lo esperado y debería recuperarse en los próximos trimestres”, ha destacado Lagarde en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, que ha decidido subir los tipos de interés en 50 puntos básicos y ha anticipado que en marzo tiene la intención de volver a subir el precio del dinero otro medio punto porcentual.
La presidenta del BCE ha advertido de que la amenaza de la guerra en Ucrania, junto con la elevada inflación y el endurecimiento de las condiciones de financiación seguirán pesando sobre el gasto y la actividad, aunque la economía se verá respaldada por el alivio de los cuellos de botella en las cadenas de suministro y las mayores garantías en el suministro de gas, mientras que los recientes incrementos salariales y la corrección de la inflación energética contribuirán a paliar la pérdida de poder adquisitivo.
Sin embargo, después de que la tasa de paro despidiera 2022 en el mínimo histórico del 6,6%, Lagarde ha advertido del riesgo de que el ritmo de creación de empleo se ralentice y de que la tasa de desempleo aumente en los próximos trimestres.
Asimismo, a medida que la crisis energética se vuelve menos aguda, Lagarde ha subrayado la importancia de que los gobiernos comiencen a retirar rápidamente las medidas de apoyo desplegadas ante el riesgo de que puedan contribuir a aumentar las presiones inflacionarias a medio plazo, lo que requeriría una respuesta de política monetaria más fuerte.
En este sentido, a pesar de la moderación de la tasa de inflación armonizada de la zona euro en los tres últimos meses, hasta el 8,5% en diciembre desde el récord del 10,6% del pasado octubre, la francesa ha señalado que en gran medida este ajuste responde al alivio de las presiones de precios de la energía.
De este modo, cuestionada por las declaraciones del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, respecto del comienzo de un proceso de desinflación en la economía estadounidense que permitiría acotar “a un par” las subidas de tipos, Lagarde ha mostrado sus dudas sobre la posibilidad de que el mismo proceso haya comenzado en la eurozona.
Así, ha recordado que, a pesar de la corrección en la tasa de inflación general hasta mínimos del pasado mes de mayo, el dato de inflación subyacente no solo no ha caído, sino que se mantiene en el 5,2%, el más alto de la serie histórica. “La inflación subyacente sigue ahí, viva y coleando”, ha advertido.
De tal modo, tal y como recoge el comunicado del Consejo de Gobierno del BCE, la presidenta de la entidad ha defendido la necesidad de “mantener el rumbo”, elevando significativamente los tipos de interés a un ritmo constante y manteniéndolos en niveles lo suficientemente restrictivos como para garantizar el retorno oportuno de la inflación al objetivo del 2%.
A tal efecto, la presidenta del BCE ha querido precisar que la “intención” de volver a subir los tipos en marzo en otros 50 puntos básicos no es una decisión irrevocable y por tanto “no es un compromiso al 100%”, aunque ha afirmado que no puede imaginar escenarios donde no sea necesaria una subida semejante.