3I/Atlas desvela una extraña 'X' cósmica que intriga a los astrónomos
El cometa interestelar 3I/Atlas, tercer objeto confirmado llegado desde fuera del sistema solar, vuelve a colocarse en el centro de la conversación científica tras una imagen tomada el 20 de noviembre de 2025 que muestra dos líneas finas y casi rectilíneas formando una “X” junto a su cola principal. La geometría es tan poco común que ha disparado las hipótesis: desde fragmentación de material hasta eyección de pequeños cuerpos acompañantes. Lo que no hay —por ahora— es evidencia sólida de un origen tecnológico.
Cuando creíamos entender un poco más el vasto cosmos, 3I/Atlas nos lanza un desafío visual y conceptual. La imagen captada recientemente ha dejado a la comunidad científica —y a cualquiera que guste mirarla de cerca— con el ceño fruncido y un buen cúmulo de preguntas. Lo que parece un dibujo en ‘X’ gigante, situado en un objeto interestelar, no solo encierra belleza, sino que también es una pista con múltiples lecturas posibles.
La imagen que ha desconcertado a la comunidad
La fotografía que ha encendido el debate no procede de un gran observatorio institucional, sino de la colaboración entre astrónomos avanzados que apilaron múltiples exposiciones para aislar detalles débiles del cometa. En esa composición aparecen dos trazos extremadamente estrechos, proyectados de forma casi perpendicular al eje Sol–cometa, que cruzan la cola y el “anti-tail” (cola aparente hacia el Sol causada por geometría de polvo) generando un patrón en forma de X.
El detalle técnico importa: estas líneas laterales se extienden cientos de miles de kilómetros y se ven demasiado rectas para encajar sin más en el catálogo clásico de jets cometarios, que suelen mostrar curvaturas por rotación del núcleo, dispersión irregular o estructuras en abanico. La sensación es la de un fenómeno ordenado en un entorno normalmente caótico.
Por qué esas líneas no son “una cola normal”
En un cometa típico, las colas se organizan por dos fuerzas conocidas: presión de radiación solar (polvo) y viento solar (iones). Por eso suelen alinearse aproximadamente en dirección opuesta al Sol. Aquí, sin embargo, lo llamativo es la dirección lateral de los trazos, y su simetría respecto a la cola principal.
Esto no significa que “rompan la física”, sino que probablemente apuntan a un mecanismo menos habitual. En cometas activos pueden aparecer estructuras raras si confluyen varias cosas a la vez: fragmentos liberados en momentos distintos, zonas de emisión muy localizadas o efectos de perspectiva que exageran la linealidad.
Las hipótesis científicas que están sobre la mesa
Con datos todavía preliminares, la comunidad maneja varias explicaciones plausibles:
1) Fragmentos o “mini-objetos” liberados recientemente.
Una idea fuerte es que 3I/Atlas haya expulsado pequeños cuerpos cerca de su perihelio o durante episodios de actividad intensa. Esos fragmentos, moviéndose rápido y en trayectorias próximas, podrían dejar rastros lineales en imágenes apiladas. Avi Loeb ha defendido públicamente que, si las líneas son reales y no artefactos, podrían ser huellas de pequeños objetos acompañantes.
2) Jets de polvo extremadamente colimados.
Otra opción es que se trate de chorros de polvo muy finos, expulsados desde regiones concretas del núcleo y alineados lateralmente por una combinación de rotación y geometría de observación. En cometas del sistema solar se han visto estructuras “en raya” en fases muy activas, aunque raramente tan limpias.
3) Efectos de perspectiva (anti-cola + geometría orbital).
La “X” puede ser, en parte, una superposición de la cola iónica, la cola de polvo y una anti-cola que reaparece cuando la Tierra cruza el plano del polvo del cometa. Este tipo de alineaciones ya se han registrado en otros cometas, y 3I/Atlas recientemente mostró colas múltiples por cambios de geometría.
4) Hipótesis tecnológicas (muy especulativa).
Existe quien menciona un posible origen artificial, pero aquí conviene ser muy claros: no hay pruebas directas de tecnología, ni señales de radio, ni maniobras imposibles, ni composición fuera de lo natural. La NASA y la ESA han reiterado que el objeto muestra coma, outgassing y colas coherentes con un cometa. El debate abierto no es “alienígenas sí/no”, sino qué proceso natural concreto produce esta geometría.
Qué significa esto para la ciencia de objetos interestelares
Lo realmente importante es lo que 3I/Atlas está poniendo sobre la mesa: los cometas interestelares pueden ampliar el rango de comportamientos que creemos entender. Vienen de entornos de formación distintos, con historias térmicas y químicas diferentes, y eso puede traducirse en actividad menos “estándar” cuando rozan el Sol.
En otras palabras: si la “X” termina explicándose como fragmentación o jets colimados, no será una decepción, será un dato nuevo sobre cómo se comporta la materia cometaria en otros sistemas estelares.
La próxima ventana de observación será decisiva
3I/Atlas seguirá siendo observable con buena geometría hasta su acercamiento clave de 19 de diciembre, cuando telescopios como Hubble y James Webb tendrán capacidad de afinar espectros, medir tamaño de núcleo y buscar si esos trazos laterales persisten, se multiplican o desaparecen. Si son fragmentos, deberían aparecer cambios detectables en días o semanas. Si es un efecto geométrico, la X se deformará con el ángulo de visión.
La conclusión provisional es tan prudente como emocionante: la X de 3I/Atlas es real en la imagen, pero su causa aún no está cerrada. Y en ciencia, eso es una buena noticia. Porque justo ahí, en el borde de lo que entendemos, es donde el universo suele enseñarnos algo nuevo.