Asia navega entre datos sólidos y ruido político en EE. UU.

Asia, en compás mixto: el superávit récord de Corea del Sur contrasta con la contracción fabril en Japón y el cierre del mercado chino por la Golden Week

EPA/STR
Las bolsas asiáticas firmaron un miércoles de signo dispar en plena resaca del cierre del Gobierno de EE. UU. y con dos fuerzas opuestas marcando el pulso regional: la fortaleza exportadora de Corea del Sur, que registró en septiembre su mayor superávit desde 2018, y la debilidad manufacturera en Japón, donde el PMI volvió a contraerse. La foto se completa con el parón de los parqués de China continental y Hong Kong por la Semana Dorada.

La sesión arrancó con la mirada puesta en Washington. La falta de consenso para aprobar un nuevo paquete de financiación eleva la incertidumbre y añade presión a unos mercados que ya venían ajustando posiciones tras semanas de rotación. Más allá del impacto directo, el bloqueo político siembra dudas sobre el calendario de publicación de datos macro y complica el precio del riesgo a corto plazo. En divisas, el dólar se movió con cautela frente al yen y otros cruces asiáticos, reflejo de un apetito por riesgo contenido mientras los inversores miden la duración y el alcance del desencuentro en el Congreso estadounidense.

En este contexto, Corea del Sur aportó el impulso positivo. El saldo comercial de septiembre dejó un superávit abultado, apoyado en la fortaleza de las exportaciones de semiconductores y equipamiento asociado al ciclo de inteligencia artificial. En bolsa, el KOSPI avanzó con tecnología al frente, sosteniendo la narrativa de que el ‘upcycle’ de chips sigue vivo y puede extenderse de cara al último trimestre del año. La lectura que hace el mercado es nítida: cuando el crecimiento global descansa en pocos motores, los segmentos con mayor visibilidad de demanda se pagan con prima.

El reverso llegó desde Japón. La actividad manufacturera volvió a situarse por debajo del umbral de 50 puntos en septiembre, señal de contracción, aunque a un ritmo algo más moderado que meses anteriores. Producción y nuevos pedidos continúan débiles y la demanda exterior no termina de carburar, lo que mantiene la prudencia sobre los márgenes industriales. El Nikkei cedió terreno y el debate se centró, de nuevo, en el timing del próximo movimiento del Banco de Japón, con el mercado calibrando hasta qué punto una normalización monetaria gradual podría convivir con una industria todavía frágil.

La liquidez regional, además, fue más escasa por los festivos en China y Hong Kong con motivo de la Golden Week. La ausencia de la referencia china reduce el volumen y desplaza el foco hacia la micro de resultados y a los sectores más expuestos a la cadena de suministro asiática. Cuando los parqués reabran, la atención se dirigirá a las inyecciones de liquidez del banco central chino y a los indicadores adelantados de consumo, claves para medir si el tirón interno gana tracción en la recta final del año.

Para el inversor, la jornada deja un mensaje de selectividad. La táctica pasa por diferenciar los ganadores del ciclo tecnológico —semiconductores y capital goods vinculados a IA— de aquellos segmentos más sensibles a la debilidad fabril japonesa, mientras el ruido político en EE. UU. invita a ser prudentes en estrategias dependientes de datos oficiales. En un trimestre en el que los bancos centrales afinan su narrativa de tipos, cualquier sorpresa en PMIs, guías de resultados o flujos de consumo en China puede inclinar la balanza del riesgo. En suma, Asia conserva tono mixto pero ofrece bolsillos de crecimiento reconocibles: el reto es identificarlos a tiempo y entrar con disciplina.