China y EE.UU. en el ojo del huracán: los mercados asiáticos reaccionan con caídas ante las últimas medidas arancelarias
Las medidas arancelarias anunciadas por la Casa Blanca han encendido las alarmas entre los operadores en Asia. Trump aseguró que a partir del 1 de octubre entrarán en vigor nuevos gravámenes: un 100 % sobre los medicamentos de marca o con patente fabricados fuera de Estados Unidos, salvo que la compañía esté construyendo una planta en suelo norteamericano; un 25 % sobre los camiones pesados; y aranceles adicionales sobre muebles de cocina, sofás tapizados y vanidades de baño.
El impacto fue inmediato: las principales bolsas de la región se tiñeron de rojo. El índice Nikkei de Tokio cedió un 0,58 %, el Hang Seng de Hong Kong cayó un 0,68 % y el Kospi de Corea del Sur retrocedió casi un 3 %. En Australia, el S&P/ASX 200 se mantuvo prácticamente plano, mientras que en China continental el Shenzhen Composite perdió un 0,69 % y el Shanghai Composite retrocedió un 0,26 %.
Las farmacéuticas y biotecnológicas fueron las más castigadas. En Japón, los valores del sector salud cayeron alrededor de un 1,2 %. En Hong Kong, empresas innovadoras vinculadas a la biomedicina retrocedieron en torno al 2 %, y en Corea del Sur compañías del área biotecnológica registraron descensos superiores al 3 %. En Australia, la cotización de la biotecnológica CSL alcanzó mínimos no vistos en seis años.
La reacción del mercado no se limitó al sector sanitario. Las expectativas de recortes agresivos de tasas por parte de la Reserva Federal se desinflaron tras la publicación de datos sólidos de manufactura y bienes duraderos en Estados Unidos. Esto redujo el optimismo que había impulsado la renta variable en las semanas previas y motivó a muchos inversores a ajustar posiciones, con un mayor apetito por activos defensivos y menos exposición a los riesgos de Asia.
Mientras tanto, la atención internacional también está puesta en la 80.ª Asamblea General de la ONU. El primer ministro chino, Li Qiang, pronunciará un discurso clave en el que se espera que subraye la necesidad de reforzar la cooperación internacional y defender el multilateralismo. En encuentros previos, Li ya ha insistido en que Washington y Pekín deben trabajar en la misma dirección para preservar la estabilidad de la relación bilateral, a la que calificó como “la más importante del mundo”.
El líder chino también aprovechará la tribuna de Naciones Unidas para promover la Iniciativa de Gobernanza Global, una propuesta con la que Pekín busca reforzar la cooperación frente a desafíos como la inteligencia artificial, el cambio climático o la regulación del espacio. La estrategia se presenta como un contrapeso a la creciente ola de medidas unilaterales que Estados Unidos ha impulsado en el terreno comercial.
Para las empresas con presencia internacional, las señales son claras: el riesgo geopolítico vuelve al primer plano, la volatilidad se intensifica y las estrategias de diversificación regional y reducción de costes se convierten en prioridades. Compañías de los sectores farmacéutico, automotriz y de bienes de consumo que dependen de cadenas de suministro globales afrontan ahora el dilema de relocalizar parte de su producción en Estados Unidos, buscar nuevos acuerdos de suministro o aceptar una reducción en sus márgenes.
En definitiva, la tensión comercial entre Washington y sus principales socios no inaugura una guerra nueva, pero sí supone un escalón más en la escalada arancelaria. Con reglas cambiantes y mayores costes, los mercados buscan claridad en un escenario donde cada movimiento político puede alterar el rumbo de las economías. Entre la incertidumbre y las expectativas, los inversores miran a la Casa Blanca y a la ONU, conscientes de que las próximas declaraciones podrían marcar el pulso de los negocios globales en los meses por venir.