China mantiene sus tasas y Kim Jong-un abre una vía de diálogo si EE.UU. deja atrás exigencias de desarme
El Banco Popular de China (PBOC) ha decidido mantener sin cambios sus tasas de referencia, dejando la tasa de préstamo a un año en 3,00 % y la de cinco años en 3,50 %. Esta medida, la cuarta consecutiva en este sentido, coincide con una coyuntura en la que persiste una combinación de señales mixtas: un crecimiento económico más débil del esperado dentro del país, algunas preocupaciones por la demanda interna, pero también una recuperación destacable en los mercados bursátiles y una mejora relativa en las exportaciones.
La decisión de mantener las tasas refleja, además, que los responsables económicos prefieren optar por la cautela. No parece que haya prisa para estímulos adicionales, especialmente mientras otros elementos —como las tensiones comerciales con Estados Unidos o los riesgos externos— continúen sin resolverse del todo. Analistas anticipan que si la actividad económica se debilita más en el cuarto trimestre, podría abrirse la puerta a recortes o medidas específicas, pero no se prevén movimientos agresivos de política monetaria en lo inmediato.
En los mercados bursátiles de Asia-Pacífico, las reacciones fueron heterogéneas pero con predominio de ganancias: el índice Nikkei 225 de Japón subía alrededor del 1,27 %, mientras que el Kospi surcoreano se elevaba un 0,54 %. En cambio, el Hang Seng de Hong Kong sufría pérdidas de aproximadamente 0,7 %. En China continental, el índice Shanghai Composite y el Shenzhen Composite también registraban ligeras alzas, de 0,22 % y 0,18 % respectivamente. En los mercados de divisas, el dólar se fortalecía frente al yen, rondando los ¥148,30.
Mientras tanto, en el plano geopolítico, Kim Jong-un ofreció en su discurso ante la Asamblea Popular Suprema —el órgano legislativo de Corea del Norte— una puerta al diálogo con Estados Unidos, siempre que este prescinda de la demanda de que Corea del Norte abandone su programa nuclear como requisito previo. Kim dejó claro que el arsenal nuclear es considerado por Pyongyang como un elemento esencial de seguridad frente a lo que considera amenazas externas, y rechazó los esfuerzos que interpretan como condicionamientos disfrazados.
El gesto tiene implicaciones importantes tanto para la diplomacia como para el equilibrio en la región. Corea del Sur, bajo el liderazgo de Lee Jae-myung, ha adoptado una postura más flexible, promoviendo medidas intermedias como el congelamiento del programa nuclear norcoreano en lugar de la desnuclearización inmediata. La comunidad internacional observa con atención: si EE.UU. decidiera reducir sus exigencias y aceptar una negociación basada en realidades distintas, podría abrirse un nuevo capítulo en las tensiones de la península coreana. Pero también hay escepticismo, pues Pyongyang ha rechazado previamente condiciones similares y ha reforzado su retórica de autodefensa.
En conjunto, la combinación de una política monetaria china estable y un posible cambio diplomático en el Este asiático aporta una atmósfera de “esperar-y-ver” pero con matices optimistas. Los inversores seguirán muy de cerca tanto los datos económicos chinos —como ventas minoristas, producción industrial y PMI— como los movimientos diplomáticos, especialmente el lenguaje oficial de Washington y Seúl, para evaluar si este aparente acercamiento se traduce en acciones concretas.