La DGT blinda la V16: sin baliza, multa desde enero
El calendario ya no admite interpretaciones: a partir del 1 de enero de 2026, los tradicionales triángulos de emergencia dejarán de ser el sistema de señalización estándar en las carreteras españolas. En su lugar, la baliza V16 conectada pasará a ser obligatoria para turismos, motos, ciclomotores, furgonetas, autocaravanas y vehículos ligeros. La medida, recogida en un Real Decreto de 2021, entra en su fase decisiva tras cuatro años de transición.
La polémica de los últimos meses —dudas sobre plazos, posibles prórrogas, sanciones, privacidad de datos y funcionamiento en zonas sin cobertura— ha obligado al director de la DGT, Pere Navarro, a salir a aclarar el marco: la fecha es inamovible, la sanción existe (hasta 80 euros) pero los primeros meses no habrá una campaña recaudatoria específica y el sistema de geolocalización funciona de forma anónima y solo cuando la baliza se activa por una emergencia.
El objetivo, subrayan desde Tráfico, es reducir el número de atropellos mortales que se producen cuando los conductores abandonan el vehículo para colocar los triángulos. La señalización con V16 desde el techo, sin salir del coche, y la conexión con la plataforma DGT 3.0 son los pilares de este cambio de paradigma que, a pocos días de su entrada en vigor, sigue generando recelos entre parte de los usuarios y de los profesionales de emergencias.
Un calendario sin prórrogas: la fecha no se mueve
La primera gran duda que la DGT ha querido despejar es la más directa: ¿habrá aplazamiento? La respuesta de Pere Navarro ha sido rotunda: no. La obligatoriedad de la baliza V16 conectada está fijada por un Real Decreto aprobado en 2021, que estableció un periodo de adaptación de cuatro años para ciudadanos, empresas y fabricantes.
En este tiempo, los triángulos han convivido con las primeras balizas, primero sin conexión y, posteriormente, con modelos homologados que ya se comunican con la infraestructura digital de Tráfico. Retrasar de nuevo la obligación, admite la DGT, solo prolongaría el problema: conductores bajándose del coche en el arcén, de noche o con baja visibilidad, para colocar señales a 50 metros del vehículo.
El mensaje oficial es claro: con el cambio de año, la V16 pasará a ser el estándar único y obligatorio. Navarro ha insistido en que la firmeza en los plazos es imprescindible para modernizar el parque de seguridad y aprovechar una tecnología que, bien usada, puede salvar vidas. El margen para la improvisación normativa, recalca, se ha agotado.
Qué es la baliza V16 conectada y cómo funciona
La baliza V16 conectada es un dispositivo luminoso de señalización de emergencia que se coloca en la parte más alta del vehículo, normalmente el techo, sin necesidad de abandonar el habitáculo. Una vez activada, emite una luz intermitente visible a larga distancia y, de forma simultánea, envía la ubicación del vehículo a través de la plataforma DGT 3.0.
A diferencia del triángulo, que obliga al conductor a caminar por el arcén para colocarlo a una distancia mínima, la V16 permite señalizar la incidencia desde el interior del vehículo, reduciendo el riesgo de atropello. El sistema complementa la luz con información en tiempo real:
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La posición exacta del vehículo averiado o accidentado.
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La activación de avisos en paneles luminosos.
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La posible integración en navegadores y aplicaciones de los usuarios, que recibirán alertas de incidencias cercanas.
Desde la DGT insisten en que la baliza actúa como un “punto digital de peligro” en la carretera: al encenderse, crea un aviso en la red que advierte a otros conductores y a los centros de control de tráfico.
Las balizas más demandadas: un mercado en plena ebullición
La obligatoriedad de la V16 conectada ha disparado un mercado en el que conviven varios modelos homologados y conectados a DGT 3.0. Entre los dispositivos más populares se encuentran:
| Modelo | Tipo | Conectividad | Notas |
|---|---|---|---|
| EUROLIGHT | Baliza V16 conectada | DGT 3.0 | Modelo geolocalizado para señalizar averías y accidentes. |
| G-LEKO (versión 1 y versión 2) | Baliza V16 conectada | DGT 3.0 | Disponible en dos versiones, ambas compatibles con la nueva normativa. |
| Help Flash IoT y Help Flash IoT+ | Baliza V16 conectada | DGT 3.0 | Modelos con conectividad integrada y activación rápida desde el techo. |
| HIBRON EXTRASTAR | Baliza V16 conectada | DGT 3.0 | Diseñada para uso en turismos y vehículos ligeros. |
| ISSE SAFETY | Baliza V16 conectada | DGT 3.0 | Enfocada en máxima visibilidad y facilidad de instalación. |
| MERCURY | Baliza V16 conectada | DGT 3.0 | Opción compacta pensada para llevar siempre en el vehículo. |
| SOS ROAD | Baliza V16 conectada | DGT 3.0 | Indicada para señalización rápida en emergencias en carretera. |
| VZero |
Todos ellos comparten requisitos mínimos: visibilidad, autonomía, resistencia, conectividad y homologación oficial. La competencia ha impulsado una horquilla de precios relativamente amplia, con modelos que se mueven desde los 30-40 euros hasta gamas superiores con funciones adicionales.
La DGT no recomienda una marca concreta, pero sí recuerda que la baliza debe estar homologada y conectada. Los dispositivos V16 antiguos, sin conexión a DGT 3.0, no serán válidos como solución única a partir del 1 de enero. El consumidor debe comprobar siempre el marcado y la documentación del producto.
De los triángulos al techo del coche: un cambio de cultura
Más allá de la tecnología, el paso a la V16 supone un cambio cultural en la manera de señalizar un incidente en carretera. Durante décadas, el protocolo estándar ha sido el mismo: detener el vehículo, colocarse el chaleco, bajar, caminar por el arcén y desplegar los triángulos a la distancia reglamentaria.
Este procedimiento, que en teoría ofrece una señal clara a los conductores que se aproximan, implica en la práctica un riesgo elevado, especialmente en:
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Autovías y autopistas con tráfico rápido.
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Noches de baja visibilidad.
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Condiciones meteorológicas adversas.
Cada año se registran atropellos mortales ligados a estas maniobras. La V16 pretende cortar esa cadena de riesgo: el conductor permanece asegurado dentro del vehículo y señaliza en segundos, incluso si el coche ha quedado detenido en un punto peligroso.
La DGT reconoce, no obstante, que habrá un periodo de convivencia de facto: muchos conductores seguirán llevando triángulos como apoyo mientras se consolida el uso de la V16, y en algunos escenarios —como las curvas cerradas— pueden seguir aportando valor adicional.
Cobertura y privacidad: qué datos se envían y cuándo
Una de las cuestiones que más dudas ha generado es el uso de datos de geolocalización. Tráfico ha buscado despejar recelos:
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La baliza permanece muda mientras no se activa.
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Solo cuando el conductor la enciende por una emergencia, envía la posición GPS a la plataforma DGT 3.0.
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El aviso se realiza de forma anónima: no se transmite ni matrícula, ni nombre del propietario, ni modelo del vehículo.
La transmisión de datos, además, es muy ligera: no incluye imágenes ni archivos pesados, sino un paquete mínimo con coordenadas y estado de la incidencia. En tramos sin cobertura o en túneles, el dispositivo intentará conectar y reenviará la posición en cuanto haya señal disponible.
La administración insiste en que se trata de un sistema de señalización, no de control. El objetivo es informar a otros usuarios y a los centros de gestión de tráfico, no rastrear a los conductores. Con esa premisa, la DGT busca desactivar el temor a un “GPS obligatorio” oculto en el coche.
El debate de las curvas cerradas: la crítica de los bomberos
El cambio no ha convencido a todos. El bombero Edi Díaz ha avivado el debate con un vídeo viral en redes sociales en el que plantea un escenario concreto: un accidente con un coche volcado en una curva cerrada. Con el vehículo de lado y la visibilidad reducida, se pregunta: «En un accidente en plena curva, con un coche sobre el lateral, dime dónde meto esto. ¿Esta baliza qué hacemos con ella, dónde la colocamos?».
Su crítica apunta a una limitación real: en determinados tramos, la V16 puede ser insuficiente para advertir a tiempo a los vehículos que se aproximan. De ahí que recomiende mantener los triángulos como complemento, no como sustituto total:
«No dejéis de llevar nunca los triángulos en el coche. O señalizamos bien 50 metros delante del coche o podemos tener un problema. Como bombero no queremos sacar a nadie de dentro de un vehículo».
La DGT, sin desautorizar esas recomendaciones profesionales, insiste en que la prioridad debe ser no exponer al conductor al riesgo de atropello. El mensaje implícito es que la V16 es el mínimo obligatorio, y que el uso de triángulos en escenarios concretos quedará bajo la responsabilidad y criterio de cada conductor… siempre que no implique ponerse en peligro.
Multas sí, pero con “fase pedagógica” en los primeros meses
La otra gran preocupación de los conductores es la sanción. La normativa fija una multa de hasta 80 euros por no señalizar correctamente una avería o accidente con los dispositivos obligatorios. A partir del 1 de enero, eso implica disponer de una V16 conectada homologada a bordo.
No obstante, Pere Navarro ha enfriado el temor a una campaña recaudatoria masiva:
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«No van a parar coches para ver si llevan la V16», ha subrayado.
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Los primeros meses se dará prioridad a la información y concienciación.
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La sanción será un recurso secundario, enfocado a casos claros de incumplimiento en situaciones de riesgo real.
En la práctica, esto se traducirá en controles donde la ausencia de V16 podrá ser sancionada si se detecta en el contexto de una incidencia, pero no en operativos dedicados exclusivamente a cazar incumplidores.
La hoja de ruta es clara: presionar al mercado para que se adapte, informar al conductor de qué necesita y reducir el riesgo de atropello. La multa existe y seguirá existiendo, pero la DGT quiere que el foco —al menos en la fase inicial— esté en la seguridad y la educación, no en las estadísticas de recaudación.