Wall Street contiene la respiración ante la publicación del indicador preferido de la Fed

Futuros en verde mientras los mercados aguardan el dato clave de inflación

EPA-EFE/JUSTIN LANE
Los contratos de futuros en EE. UU. operaban al alza este viernes, en una jornada marcada por la espera del índice de precios de consumo personal (PCE) correspondiente a agosto, el barómetro de inflación que sigue de cerca la Reserva Federal. Se anticipa un leve ascenso tanto respecto al mes anterior como al mismo periodo del año pasado, mientras los inversores calibran el impacto sobre las decisiones monetarias. Adicionalmente, el índice de confianza del consumidor de Michigan para septiembre se publicará tras la apertura del mercado y podría acentuar la cautela entre los operadores.

Los futuros bursátiles del mercado estadounidense mostraban leves avances en la madrugada del viernes, con el Dow Jones sumando un 0,23 %, el S&P 500 subiendo 0,13 % y el Nasdaq 100 avanzando 0,06 %, en un escenario en el que los inversores prefieren digerir los datos macro que tomar posiciones agresivas. El euro, por su parte, se apreciaba frente al dólar en torno al 0,14 %, cotizándose cerca de 1,16806 USD por unidad.

El foco principal del día recae en el informe del PCE para agosto, el índice de precios que la Reserva Federal considera su medida de inflación preferida. Se espera que la lectura básica —excluyendo alimentos y energía— avance un 0,2 % mensual y registre una tasa interanual del 2,9 %, en línea con las estimaciones del consenso. En el dato agregado, la inflación anual podría elevarse hasta un 2,7 %.

Este mantenimiento de una inflación subyacente elevada, lejos del objetivo del 2 %, ha sido analizado como un freno para el endurecimiento excesivo, pero también como un incentivo para que la Fed se muestre cauta al retirar estímulos. De hecho, el Banco de la Reserva Federal de Dallas ha señalado que la inflación subyacente ha permanecido por encima del 2 % desde comienzos de 2021, impulsada en gran medida por servicios no relacionados con vivienda.

En paralelo, los datos preliminares del índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan para septiembre apuntan a una caída significativa: de 58,2 en agosto a 55,4, por debajo de las expectativas de 58,0, y marcando así el segundo mes consecutivo de deterioro. Este retroceso revela un creciente escepticismo en los hogares respecto al rumbo económico, con preocupaciones particulares por los precios, el mercado laboral y la política comercial.

El panorama que dibujan estos indicadores es delicado. Por un lado, la inflación persistente limita el margen de maniobra de la Fed para relajar su política monetaria sin comprometer la estabilidad de precios. Por otro, la caída en la confianza del consumidor sugiere que la demanda interna podría debilitarse si las tensiones económicas se agravan, lo que dinamiza el debate sobre si la autoridad monetaria optará por recortar tasas o mantenerlas por más tiempo.

En los mercados financieros, los inversores están posicionándose con cautela. Los futuros bursátiles incorporan expectativas de un eventual recorte de 25 puntos básicos en octubre, aunque con dudas sobre si podría demorarse si el PCE sorprende al alza. Además, una lectura fuerte del PCE podría fortalecer el dólar, tensionar los mercados emergentes e incidir sobre los costes de financiación globales.

Para empresas con exposición internacional o dependientes de importaciones, el efecto podría sentirse también en los tipos de cambio y la inflación importada. Una desaceleración de la actividad doméstica en EEUU, a su vez, puede repercutir en el comercio global y los precios de materias primas.

En conclusión, aunque los futuros arrancan la sesión con leves ganancias, el mercado está a la espera de señales claras. El PCE de agosto y el índice de confianza de Michigan serán la brújula que muchos seguirán para calibrar la próxima fase de la política monetaria y los riesgos macro que pesan sobre la economía global.