El impacto del cierre del Gobierno de EE. UU. sacude los mercados asiáticos y refuerza las tensiones comerciales
El cierre parcial del Gobierno de EE. UU. generó un soplo de incertidumbre que alcanzó a los mercados asiáticos. A última hora del martes, los futuros del S&P 500 y del Nasdaq cedieron terreno, mientras el oro alcanzaba máximos récord como refugio ante la falta de certidumbre sobre la publicación de datos clave, como el informe de empleo de septiembre.
En Tokio, el índice Nikkei 225 se dejó un 0,96 % en la mañana europea, presionado por la inquietud política y el temor de que el banco central nipón pueda endurecer su política monetaria para contener una inflación persistente. Mientras tanto, el Kospi de Corea del Sur registró una alza del 0,84 %, apuntalado por expectativas favorables para sus exportaciones tecnológicas. En Australia, el S&P/ASX 200 retrocedió un 0,27 %. Por su parte, los mercados de China y Hong Kong permanecieron cerrados por las festividades del Día Nacional.
En el mercado de divisas, el dólar cayó un 0,27 % frente al yen, ubicándose en ¥147,53300, lo que sugiere un leve desplazamiento hacia monedas consideradas más seguras ante la incertidumbre.
Aunque las primeras proyecciones hablaban de un superávit, Corea del Sur sorprendió al registrar un déficit comercial de 9.560 millones de dólares en septiembre. Esta cifra, sin embargo, cobró matices adicionales al conocerse que las exportaciones del país crecieron un sorprendente 12,7 % interanual, impulsadas por una demanda global intensa de semiconductores, donde los envíos se dispararon un 22 %. Las ventas de automóviles también embocaron terreno positivo, con un alza cercana al 17 %.
Este desempeño exportador contrastante refleja el peso del calendario—pues el mes incluyó más jornadas laborales que en el mismo mes del año previo—y el efecto tirón que los componentes tecnológicos tienen en la economía surcoreana. Sin embargo, la lectura del déficit advierte que las importaciones crecieron con fuerza, presionando el balance global del comercio exterior.
Un elemento adicional es que el sector manufacturero parece estar despertando: el índice PMI de Corea superó el umbral de 50 en septiembre, indicando expansión, la primera vez en ocho meses, gracias al impulso exterior en nuevos pedidos y producción.
El cierre de la Administración estadounidense reabre varias incógnitas: la publicación de datos macroeconómicos, como el empleo, podría retrasarse, lo que complica las decisiones de la Reserva Federal. En ese contexto, el dólar ha mostrado una leve debilidad frente a monedas refugio como el yen, mientras el oro extiende su rally ante la búsqueda de activos seguros.
Además, el enfrentamiento comercial entre EE. UU. y Corea del Sur sigue encendido. Aunque ambos gobiernos acuerdan no manipular sus divisas para obtener ventaja comercial, los diferendos sobre aranceles y acuerdos de inversión siguen siendo una fuente latente de tensión. En paralelo, se fortalece la cooperación entre Corea del Sur y Japón, apuntando a una estrategia conjunta frente a la volatilidad comercial global.
A nivel regional, las restricciones arancelarias y la débil demanda de China y EE. UU. han cometido estragos en muchas fábricas asiáticas, donde varias economías exhibieron contracción en su actividad industrial durante septiembre, según encuestas privadas.
Para las empresas con exposición a Asia, este entorno exige cautela. La volatilidad cambiaria y las interrupciones en los flujos de comercio obligan a una gestión ágil de riesgos, especialmente en cadenas globales de suministro. Quienes dependan de insumos importados podrían verse golpeados por presiones de costos, mientras que los exportadores tecnológicos podrían aprovechar la demanda internacional, aunque con atención a las barreras arancelarias.
Desde el punto de vista del inversor, buscar refugios diversificados puede ser prudente: el oro y ciertas divisas defensivas ofrecen alternativas frente al riesgo político. A su vez, los datos macro futuros —especialmente los de EE. UU.— cobrarán mayor relevancia, pues orientarán la política monetaria, que en última instancia repercute en Asia.
Este episodio es un recordatorio de que, en un mundo globalizado, una crisis política en Washington puede expandirse con rapidez hasta los mercados más distantes, y pone en evidencia la necesidad de estrategias globales robustas, especialmente para quienes operan al otro lado del Pacífico.