China

Irene Montero pide a la UE que se acerque a China: "Para autonomía y soberanía"

Irene Montero

La escena política europea amaneció agitada después de que Irene Montero lanzara una de sus intervenciones más contundentes hasta la fecha. En un momento en el que Bruselas intenta mantener el equilibrio entre Washington y Pekín, la exministra española pidió a la Unión Europea que “reoriente” su estrategia exterior y económica. Y lo hizo con un mensaje que resonó con fuerza: Europa debe acercarse a China.

La frase que desató el terremoto fue directa y sin matices:

“Europa está hundiendo su economía y su estado de bienestar para salvar a Estados Unidos. La guerra comercial con China... no trae nada bueno a Europa. Europa, para tener autonomía y soberanía, necesita acercarse a China y no depender de los Estados Unidos”.

Sus palabras, pronunciadas en un clima político marcado por tensiones comerciales, crisis industriales y disputas tecnológicas, no tardaron en expandirse por redes sociales y tertulias. Ningún dirigente europeo suele enunciar tan abiertamente que el bloque debería desvincularse de Washington para mirar hacia Pekín. Y precisamente por eso, el eco fue inmediato.

Europa en plena encrucijada geopolítica

La intervención de Montero llega en un momento especialmente delicado. La UE está inmersa en una doble guerra económica:
– Por un lado, los aranceles, vetos tecnológicos y restricciones impulsadas por Estados Unidos contra China.
– Por otro, la necesidad de proteger su propia industria frente a productos asiáticos cada vez más competitivos.

En medio de ese choque de gigantes, Europa intenta defender una autonomía estratégica que, según Montero, está siendo sacrificada.

Para ella, el diagnóstico es claro:
la actual alineación con Estados Unidos está provocando que Europa pague el precio más alto en forma de pérdida de competitividad, tensión industrial y un estado del bienestar amenazado.

China como pieza clave para el futuro europeo

La tesis de Montero no es nueva dentro de ciertos círculos políticos, pero pocas figuras públicas la formulan con tanta contundencia. Su planteamiento defiende que, en lugar de sumarse a una guerra comercial que considera ajena, la UE debería buscar una relación más equilibrada con China:
– reforzar la cooperación económica,
– estabilizar intercambios comerciales,
– y evitar una escalada de sanciones que, en su opinión, solo beneficia a un tercer actor: Estados Unidos.

Según su visión, el acercamiento a China no sería un giro ideológico, sino una “necesidad pragmática” para que Europa mantenga la capacidad de decidir por sí misma en un mundo cada vez más polarizado.

Un mensaje que divide, pero que marca agenda

Las palabras de Montero han avivado un debate que ya estaba latente.
A un lado, quienes consideran que su postura es ingenua y peligrosa en un contexto de tensiones geopolíticas.
Al otro, quienes creen que la UE se ha convertido en un actor subordinado al tablero estadounidense y que una relación más autónoma con China es imprescindible para proteger sus intereses.

Lo cierto es que, más allá de simpatías políticas, la intervención de Montero ha obligado a la Unión Europea a mirar de frente una discusión que suele esconder bajo capas diplomáticas:
qué papel quiere jugar realmente Europa en el mundo y con quién quiere hacerlo.

Y aunque sus palabras generen fricción, han puesto de nuevo sobre la mesa el debate sobre la soberanía europea, una discusión que seguirá ardiendo mientras Bruselas, Washington y Pekín compiten por marcar el rumbo del siglo XXI.