El memorial de Charlie Kirk reúne a 73.000 personas y marca un punto de inflexión político en EE.UU.
El estadio de Arizona se quedó pequeño para la magnitud del momento. Más de 73.000 personas, llegadas de todos los rincones de Estados Unidos, se congregaron en Glendale antes incluso del amanecer. El motivo: rendir homenaje a Charlie Kirk, activista conservador asesinado el pasado 10 de septiembre, cuya figura se ha convertido en un referente no solo para su movimiento, sino también para gran parte de la opinión pública del país.
El acto contó con un gobierno prácticamente al completo. Entre los asistentes estuvieron J.D. Vance, Marco Rubio y, sobre todo, el presidente Donald Trump, quien lideró la ceremonia con un discurso cargado de simbolismo. “Estados Unidos es una nación en duelo, conmocionada y de luto”, expresó el mandatario, al tiempo que reiteró su compromiso de combatir la criminalidad, con mención especial a ciudades como Chicago y Memphis, donde anunció un refuerzo inmediato de la presencia militar.
Trump aprovechó también para criticar la gestión del gobernador de Illinois, J.D. Pritzker, al que calificó de incompetente por no haber sabido manejar la violencia en su estado. Un mensaje que resonó con fuerza entre los asistentes, reafirmando la estrategia del presidente de vincular el legado de Kirk con la lucha contra el crimen.
El memorial trascendió las fronteras estadounidenses. Desde Moscú, Kirill Demitriev, director del Fondo Ruso de Inversión Directa, subrayó la influencia de Kirk como una de las voces más cercanas a Rusia dentro del movimiento conservador. Destacó, además, su oposición al envío de armas a Ucrania y su defensa de vías diplomáticas interrumpidas en años recientes.
Otro de los momentos destacados fue el reencuentro entre Donald Trump y Elon Musk. Tras meses de tensiones públicas y desencuentros en redes sociales, ambos compartieron un breve saludo y un apretón de manos que no pasó desapercibido. Las cámaras captaron el instante en el que se sentaron juntos durante el homenaje, una imagen que proyecta tanto la relevancia de Kirk como la capacidad de este memorial para generar gestos políticos inesperados.
En definitiva, lo ocurrido en Glendale no fue únicamente un homenaje multitudinario. Fue también una declaración política de presente y futuro. Charlie Kirk, en su ausencia, se ha convertido en una figura que inspira discursos, decisiones estratégicas y hasta reencuentros de alto impacto en la esfera estadounidense.