Un tren con 241 pasajeros a bordo se descarrila en la línea Coatzacoalcos-Salina Cruz en México
El siniestro ocurrió el 28 de diciembre de 2025 a la altura de la localidad de Nizanda, en la llamada Línea Z del Tren Interoceánico, cuando la máquina principal se salió de la vía y parte del convoy cayó por un talud de unos siete metros. La Secretaría de Marina y autoridades estatales de Oaxaca confirmaron el balance de 13 fallecidos y 98 lesionados, de los cuales al menos 36 tuvieron que ser hospitalizados y cinco se encuentran en estado grave. La presidenta Claudia Sheinbaum ordenó el despliegue de equipos federales para atender a las víctimas y sus familias, mientras la Fiscalía abrió una investigación para esclarecer las causas del descarrilamiento.
Un descarrilamiento en pleno corredor interoceánico
El tren accidentado formaba parte del Tren Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, una pieza central del plan para convertir la franja que une el Golfo de México (Coatzacoalcos) con el Pacífico (Salina Cruz) en un corredor logístico capaz de competir con el Canal de Panamá.
El convoy —compuesto por dos locomotoras y cuatro vagones de pasajeros— se descarriló en el kilómetro 230+300 de la Línea Z, entre las poblaciones de Nizanda y Chivela, en el municipio de Asunción Ixtaltepec, según el reporte oficial. Testigos citados por medios locales relataron que el tren circulaba «muy fuerte» y que uno de los vagones llegó a volcar hacia una barranca, dejando varias unidades fuera de la vía.
Train with 241 passengers onboard derails on the Coatzacoalcos-Salina Cruz Line in Mexico
byu/Spascucci intransit
241 pasajeros, 13 muertos y 98 heridos
En el momento del accidente viajaban en el tren 250 personas: 241 pasajeros y 9 miembros de la tripulación. La cifra de víctimas mortales se fijó en 13, mientras que 98 personas resultaron heridas, con distintos niveles de gravedad. De ellas, al menos 36 requirieron hospitalización en centros del IMSS y del sistema IMSS-Bienestar en Matías Romero, Salina Cruz, Juchitán e Ixtepec; cinco pacientes se encuentran en estado crítico.
La mayoría de los pasajeros que pudieron abandonar el tren por su propio pie fueron atendidos en el lugar por equipos de emergencia federales y estatales, y posteriormente trasladados o dados de alta según su condición. Imágenes difundidas en redes sociales muestran vagones volcados, pasajeros aturdidos y una amplia movilización de ambulancias y personal de rescate.
Respuesta oficial y despliegue de emergencia
Tras conocerse el siniestro, la presidenta Claudia Sheinbaum confirmó el número de fallecidos y lesionados y anunció el envío a la zona de altos funcionarios, incluida la Secretaría de Marina, responsable operativa del proyecto ferroviario, así como personal de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes y del sector salud.
El gobernador de Oaxaca, Salomón Jara, expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y subrayó la coordinación con el Gobierno federal para garantizar atención médica, alojamiento temporal y apoyo psicológico a los afectados.
Investigación: velocidad, vía y posible error humano
La Fiscalía General de la República y peritos especializados han abierto una investigación que se centrará en varios posibles factores:
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La velocidad del tren al tomar la curva donde se produjo el descarrilamiento.
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El estado de la vía y de la infraestructura de la Línea Z.
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La condición mecánica de la locomotora y los vagones.
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El cumplimiento de los protocolos de operación y seguridad por parte de la tripulación.
Los primeros indicios apuntan a que la máquina principal salió de la vía y cayó por un talud de unos siete metros, provocando el desenganche y vuelco parcial de varios vagones. Testimonios de pasajeros que afirmaron haber sentido que el tren «venía muy fuerte» alimentan las hipótesis de un posible exceso de velocidad o un fallo en el sistema de frenos, aunque las autoridades insisten en que todavía es prematuro señalar una causa única.
Un golpe al proyecto emblemático del sur de México
La Línea Z del Tren Interoceánico fue inaugurada como uno de los proyectos emblemáticos del Gobierno de México para impulsar el desarrollo del Istmo de Tehuantepec, con la promesa de generar empleo, atraer inversión y ofrecer una alternativa logística entre los océanos Atlántico y Pacífico.
El descarrilamiento supone un duro golpe reputacional para el proyecto, que ya acumulaba otros incidentes de menor gravedad en su corta historia operativa. Diversos actores políticos y sociales han pedido una revisión exhaustiva de los protocolos de seguridad, así como auditorías independientes sobre el estado de la vía, la calidad de las obras de modernización y la capacitación del personal ferroviario.