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Trump compra ya una participación de casi 1.000 millones en Bitcoin

Trump ordena un año de cárcel por quemar la bandera: choque frontal con el Supremo y tormenta legal a la vista EPA/WILL OLIVER

Trump da un paso sorprendente al comprar casi 1.000 millones en Bitcoin descubre cómo esta gran inversión podría cambiar el juego de las criptomonedas

En un giro que pocos habrían imaginado hace unos años, Donald Trump se ha convertido en uno de los mayores inversores en Bitcoin del planeta, con una participación valorada en 870 millones de dólares. Lo curioso es que esta posición no aparece directamente en sus declaraciones financieras, sino que está vinculada a su empresa Trump Media & Technology Group (TMTG), matriz de Truth Social, su red social personal.

Pero más allá de las cifras, lo que realmente ha sorprendido a los mercados es la transformación de Trump: de crítico acérrimo de las criptomonedas a uno de sus grandes defensores e inversores. Y, según varios analistas financieros, el hecho de que el presidente de Estados Unidos esté implicado directamente en Bitcoin podría reforzar su legitimidad como inversión sólida en un momento de incertidumbre global.

De enemigo del Bitcoin a su gran aliado

En 2019, Trump escribía en X (antes Twitter):

“No soy partidario del Bitcoin ni de otras criptomonedas, que no son dinero y cuyo valor es muy volátil y se basa en el aire”.

Aquel Trump veía las criptomonedas como un riesgo para la estabilidad financiera y un canal para actividades ilícitas. Sin embargo, esa percepción cambió radicalmente durante su etapa fuera de la Casa Blanca.

Primero, incursionó en los NFT con sus famosas tarjetas coleccionables, un movimiento que le generó varios millones de dólares. Después, junto a sus hijos, lanzó World Liberty Financial, un proyecto cripto que cobró relevancia tras su victoria electoral. Finalmente, con su regreso a la presidencia, Trump Media decidió apostar directamente por Bitcoin, adquiriendo unos 2.000 millones de dólares en la criptomoneda.

Su participación, del 41% en TMTG, le deja con alrededor de 870 millones de dólares en Bitcoin, situándolo detrás de gigantes como Michael Saylor, los gemelos Winklevoss o Tim Draper, pero muy por delante de la mayoría de los inversores institucionales.

Un cambio de paradigma para los inversores

El efecto Trump en los mercados se ha dejado notar. Desde las elecciones, el precio del Bitcoin ha subido más de un 60%, impulsado por la percepción de que la Casa Blanca es ahora favorable a las criptomonedas. De hecho, la secretaria de prensa del presidente, Karoline Leavitt, ha afirmado que el objetivo de la administración es “convertir a Estados Unidos en la capital mundial de las criptomonedas”.

Para muchos analistas, esto supone un respaldo institucional implícito a Bitcoin, algo que podría tener efectos duraderos. En palabras de varios expertos financieros, el simple hecho de que el presidente de EE. UU. sea inversor directo en Bitcoin “da alas” a la criptomoneda, consolidando su imagen como un activo estratégico y no solo especulativo.

En un contexto donde la confianza es clave, el gesto de Trump se interpreta como un mensaje político y económico: si el presidente apuesta su propio dinero en Bitcoin, los grandes fondos podrían seguirle.

La estrategia detrás del movimiento

Trump Media, que cotiza en el Nasdaq, utilizó el entusiasmo en torno a su vínculo con Bitcoin para recaudar 2.300 millones de dólares a través de la venta de acciones y bonos convertibles. Con esos fondos, la compañía compró los 2.000 millones en BTC que ahora la sitúan en el radar de Wall Street.

Aunque el precio de las acciones de Trump Media ha caído 1.200 millones de dólares desde la compra de Bitcoin, la apuesta podría rendir frutos si el valor de la criptomoneda sigue escalando. En ese escenario, el propio patrimonio de Trump aumentaría considerablemente, reforzando el vínculo entre su liderazgo político y la evolución del mercado cripto.

Bitcoin gana credibilidad política

En la práctica, que el presidente de Estados Unidos sea un gran tenedor de Bitcoin cambia la narrativa global. Hasta ahora, muchos gobiernos han mantenido una relación ambigua con las criptomonedas: tolerancia regulada, pero sin respaldo claro.

Con Trump, la dinámica podría ser diferente. Su administración ya ha insinuado políticas “de sentido común” para apoyar el desarrollo del sector, como la GENIUS Act, que busca impulsar la innovación cripto en suelo estadounidense.

Eso podría traducirse en una mayor institucionalización del Bitcoin, al estilo de lo que ocurrió con el oro en el siglo XX: de activo especulativo a reserva de valor reconocida por el sistema financiero.

Una inversión que marca tendencia

Hoy, Donald Trump se une al grupo de multimillonarios que han apostado por el futuro digital del dinero. Y su entrada en este terreno, lejos de ser simbólica, reconfigura el mapa de confianza global hacia Bitcoin.

En plena hecatombe de altcoins y tokens especulativos, su figura funciona como un estabilizador: si el presidente de Estados Unidos invierte casi 900 millones de dólares en Bitcoin, es porque lo considera una apuesta ganadora.

Y como ya se comenta en los círculos financieros de Nueva York y Silicon Valley, puede que la criptomoneda que hace unos años era “solo aire”, ahora tenga su mejor aval posible: el del propio presidente de Estados Unidos.