Trump sugiere que sanciones del Reino Unido a China podrían acelerar el fin de la guerra en Ucrania
En una entrevista con Fox News, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que el conflicto en Ucrania podría llegar a su fin si el Reino Unido decide imponer sanciones a China, principal comprador de petróleo ruso. Según el mandatario, la presión económica sobre Pekín tendría un efecto directo sobre Moscú.
Donald Trump volvió a situar a China en el centro del tablero geopolítico al plantear que su rol en la guerra de Ucrania es clave para entender la resistencia económica de Rusia. Durante la conversación con Fox News, el presidente estadounidense aseguró que “si el Reino Unido aplicara sanciones o aranceles contra China, creo que la guerra tal vez terminaría”.
El argumento de Trump parte de una premisa clara: China es el mayor comprador de petróleo ruso, lo que proporciona a Moscú ingresos vitales para sostener su maquinaria bélica en Ucrania. “Tienen otros poderes sobre Rusia también”, apuntó, sugiriendo que la dependencia rusa del mercado chino va más allá del sector energético.
El mandatario fue incluso más lejos al plantear un escenario coordinado en el que todos los países de la OTAN dejaran de adquirir petróleo ruso y, además, impusieran impuestos de entre el 50% y el 100% a China por cada barril que compre a Rusia. A su juicio, una estrategia de ese calibre asfixiaría las finanzas del Kremlin y forzaría una salida negociada del conflicto.
Estas declaraciones reflejan la visión de Trump de usar la economía como arma de presión internacional, desplazando el foco desde el campo de batalla en Ucrania hacia las cadenas de dependencia global en energía. Sin embargo, la propuesta no está exenta de controversia: los aliados europeos han mostrado reticencias a medidas que impliquen un choque frontal con Pekín, y el propio Reino Unido ha optado hasta ahora por un enfoque más gradual en su política de sanciones.
El trasfondo de sus palabras es evidente: para Trump, la clave de la resolución de la guerra no está solo en la ayuda militar a Kiev, sino en atacar el flujo financiero que mantiene a Rusia en pie. La idea de sancionar a China abre, no obstante, un debate mayor sobre hasta dónde están dispuestos los aliados occidentales a tensar las relaciones con la segunda economía mundial.