Ucrania "juega" con subir el precio del petróleo al atacar con drones una gran refinería de Rusia

EP ZELENSKY

La guerra entre Rusia y Ucrania ha vuelto a mostrar su rostro más inesperado, y esta vez lo ha hecho a más de 1.400 kilómetros del frente de batalla. La inteligencia militar de Ucrania ha confirmado este sábado que uno de sus drones logró alcanzar una de las refinerías más grandes de Rusia, situada en la región de Bashkortostán, en el corazón del país euroasiático.

Un ataque a larga distancia

El objetivo fue una instalación de Bashneft, una de las principales empresas del sector petrolero ruso. El impacto, que provocó un incendio en la planta, fue calificado por las autoridades regionales como un “ataque terrorista con drones de tipo aéreo”.

Radiy Khabirov, jefe de la región de Bashkortostán, confirmó el suceso a través de su canal oficial de Telegram:

“Hoy, las instalaciones de Bashneft fueron objeto de un ataque terrorista con drones de tipo aéreo... No hubo víctimas ni heridos. El lugar de producción sufrió daños menores y se desató un incendio que ya está siendo extinguido”, escribió.

Aunque las autoridades rusas intentaron minimizar el impacto, la realidad es que el ataque se produjo muy lejos de la frontera ucraniana, lo que representa una nueva demostración de la capacidad operativa a larga distancia de los drones ucranianos.

Un giro en la guerra tecnológica

El ataque refleja cómo la guerra ha ido evolucionando hacia una guerra de precisión y tecnología, en la que los drones se han convertido en armas clave tanto para el reconocimiento como para los ataques a infraestructuras críticas.

No es la primera vez que Ucrania lanza operaciones de este tipo contra instalaciones energéticas y logísticas rusas, pero la distancia de este ataque lo hace especialmente relevante. Supone una muestra del alcance estratégico que Kiev está logrando desarrollar, desafiando la percepción de que la guerra está limitada a las regiones del Donbás o el sur de Ucrania.

Bashneft: un objetivo simbólico y económico

La refinería afectada no es un objetivo menor. Bashneft forma parte del conglomerado Rosneft, una de las empresas energéticas más importantes de Rusia. Golpear una de sus instalaciones afecta tanto a la economía como a la imagen del aparato estatal ruso, sobre todo en una región, Bashkortostán, considerada segura y alejada del conflicto.

Este tipo de ataques también lanza un mensaje claro al Kremlin: las infraestructuras estratégicas rusas ya no están fuera del alcance de Ucrania, incluso si se encuentran a más de mil kilómetros del frente.

Sin víctimas, pero con mensaje

A pesar de que no se han reportado víctimas ni heridos, el incendio y los daños registrados en la refinería podrían tener repercusiones importantes en la producción local. Más allá del daño material, el golpe mediático y psicológico para Moscú es evidente.

Ucrania, a través de este tipo de operaciones, busca mantener la presión sobre las líneas de suministro rusas y llevar la guerra a terrenos donde Rusia no se siente amenazada habitualmente.

Mientras tanto, el conflicto sigue demostrando que ya no hay un “frente seguro”, y que la guerra tecnológica está redefiniendo las reglas del tablero.