El nuevo plan quinquenal de Pekín acelera la ruptura con EE. UU., Trump se distancia de Ucrania y los inversores en Wall Street ven señales de una crisis crediticia latente

Claves del día: China asusta al mundo, Trump da la espalda a Zelensky y vienen las “cucarachas”

La jornada económica y geopolítica mundial se sacude con tres frentes simultáneos: China lanza un plan para blindar su independencia tecnológica, Donald Trump tensiona su relación con Zelensky en plena guerra y Wall Street mira con preocupación el mercado crediticio ante señales de inestabilidad. Todo en un contexto donde el oro toca máximos históricos y la palabra “recesión” vuelve a escucharse entre los grandes fondos.

El mundo financiero y político vuelve a moverse al ritmo de la incertidumbre. China, Estados Unidos y los mercados globales protagonizan una jornada marcada por señales de cambio estructural, tensiones diplomáticas y temores de un nuevo ciclo económico adverso.

En Pekín, el Gobierno chino presentó las bases de su plan quinquenal 2026-2030, definido por analistas como el más ambicioso y proteccionista de las últimas décadas. El programa apuesta por la autosuficiencia tecnológica y la consolidación de un ecosistema económico independiente de Occidente.

El documento, adelantado por la agencia Xinhua y recogido por The South China Morning Post, prioriza sectores como la inteligencia artificial, las nuevas energías, la manufactura avanzada, los materiales de última generación y las interfaces cerebro-computadora. Son las llamadas “industrias del futuro”, con las que Pekín busca liderar el siglo XXI y reducir su dependencia de Estados Unidos y Europa.

Más allá del crecimiento, el nuevo modelo chino coloca la seguridad económica y nacional como eje de la planificación, reforzando el control estatal sobre la inversión y limitando la exposición a mercados externos. Para los analistas de Morgan Stanley, el mensaje es claro: “China se está preparando para una ruptura controlada con Estados Unidos, apostando por su propio bloque tecnológico e industrial.”

Mientras tanto, en el terreno diplomático, el conflicto en Ucrania vive un giro inesperado. Fuentes cercanas al Financial Times revelaron que la reunión privada entre Donald Trump y Volodímir Zelensky derivó en una discusión a gritos. Trump habría instado al mandatario ucraniano a aceptar la propuesta de paz de Vladimir Putin, que incluye la cesión del Donbás a Rusia, advirtiendo que “si no lo hace, Putin destruirá Ucrania”.

Según las filtraciones, Zelensky rechazó rotundamente cualquier concesión territorial, mientras Trump, visiblemente molesto, descartó enviar los misiles Tomahawk solicitados por Kiev, condicionando el apoyo militar a una futura negociación en Budapest, mediada por el primer ministro húngaro Viktor Orbán. El episodio marca un claro distanciamiento entre Washington y Kiev, que podría redefinir el equilibrio diplomático en la guerra.

En los mercados, la atención vuelve a centrarse en Wall Street, donde comienza una nueva temporada de resultados empresariales. El 84 % de las compañías del S&P 500 que ya han publicado sus cifras han superado las expectativas de beneficios, impulsadas por los buenos resultados de JP Morgan y Goldman Sachs. Sin embargo, el tono sigue siendo de cautela.

Los inversores temen lo que algunos economistas denominan la “era de las cucarachas financieras”, una metáfora que alude a la posibilidad de que, tras las quiebras aisladas de entidades medianas, se oculten más problemas de solvencia en el sistema. Fondos privados y bancos de inversión operan en modo alerta, preocupados por la exposición a deuda corporativa y préstamos con alto riesgo de impago.

El oro, refugio tradicional en tiempos de incertidumbre, se mantiene en máximos históricos, mientras el ratio oro/petróleo sugiere un entorno recesionario incipiente. En contraste, los índices bursátiles registran ligeros descensos: el Dow Jones y el S&P 500 ceden en torno al 0,4 %, mientras el Nasdaq modera las pérdidas ante las expectativas de resultados de Tesla, Netflix y Intel.

En este escenario, la sensación general es que el sistema global entra en una fase de transición compleja, donde economía, tecnología y política se entrelazan más que nunca. China acelera su independencia, Estados Unidos redefine su liderazgo geopolítico y los mercados comienzan a preguntarse si la estabilidad de los últimos meses no era más que una ilusión.