La banca española se lanza a las criptomonedas
La banca española ha pasado en pocos años de mirar a las criptomonedas con recelo a integrarlas en su oferta de productos. Con la entrada en vigor del reglamento europeo MiCA el 30 de diciembre de 2024, el sector ha encontrado el marco jurídico que necesitaba para ofrecer servicios de custodia y operativa cripto de forma regulada. Ya son cuatro los bancos tradicionales con licencia en España —Renta 4, BBVA, Cecabank y Openbank— y todo apunta a que la competencia con los exchanges especializados irá en aumento a medida que los clientes asocien estos activos digitales con la confianza del sistema financiero clásico.
De mercado “friki” a activo estratégico para captar clientes
Durante años, el universo de los criptoactivos fue visto desde la banca tradicional como un territorio ajeno: un mercado altamente especulativo, asociado a perfiles tecnológicos y a plataformas no supervisadas. Sin embargo, el creciente volumen negociado, la capacidad de las cripto para atraer flujos y rejuvenecer la base de clientes y el interés de los inversores minoristas han ido erosionando ese escepticismo.
Lo que antes se percibía como un nicho casi marginal ha terminado por convertirse en un segmento estratégico para competir por el ahorrador joven y digital. La diferencia clave es que ahora los bancos pueden hacerlo con un marco regulatorio específico y bajo la supervisión de las autoridades europeas y españolas.
MiCA: el marco que abre la puerta a la banca tradicional
El verdadero punto de inflexión ha sido la entrada en vigor de MiCA (Markets in Crypto-Assets) el 30 de diciembre de 2024. Este reglamento europeo establece las reglas del juego para emisores y proveedores de servicios de criptoactivos, desde la publicidad hasta la custodia, pasando por la protección al inversor y las obligaciones de información.
En España, la aplicación de MiCA ha permitido que la CNMV vaya configurando un registro de proveedores de servicios de criptoactivos que ya suma más de medio centenar de entidades, entre plataformas de intercambio, brókeres y, cada vez más, bancos tradicionales. Para estos últimos, MiCA supone pasar de mirar los criptoactivos desde la barrera a poder integrarlos en su catálogo con seguridad jurídica.
Cuatro bancos con licencia: Renta 4, BBVA, Cecabank y Openbank
Desde la implementación de MiCA, cuatro bancos tradicionales españoles han obtenido licencia para operar en este nuevo terreno. El último en hacerlo ha sido Renta 4, que el 24 de noviembre anunció la autorización para ofrecer servicios de custodia y operativa en criptoactivos, convirtiéndose en uno de los primeros bancos en España en facilitar el acceso directo y regulado a esta clase de activos.
Junto a Renta 4, figuran también BBVA, Cecabank y Openbank, que ya han logrado la luz verde regulatoria para prestar estos servicios. El plan de Renta 4 pasa por integrar en los próximos meses una nueva funcionalidad en su app y en la web, permitiendo a los clientes operar de forma progresiva con una selección de las principales criptomonedas del mercado, con la misma experiencia que en el resto de productos financieros.
La banca aporta confianza y “sello regulado” al entorno cripto
El desembarco de la banca no solo amplía la oferta; también cambia la percepción de riesgo entre los inversores. Hasta ahora, buena parte del mercado cripto estaba dominado por exchanges y plataformas muchas veces no supervisadas o con marcos regulatorios difusos. Con MiCA, los bancos pueden “legitimar” un espacio que antes quedaba al margen, trasladando la confianza del sistema financiero tradicional al universo digital.
Fuentes del sector señalan que este paso supone la institucionalización definitiva de los criptoactivos en el sistema financiero: se combinan seguridad, custodia y regulación en una misma propuesta, lo que reduce la fricción para el ahorrador conservador que quiere exponerse a este activo, pero prefiere hacerlo desde la banca de toda la vida.
Nueva batalla: bancos versus exchanges por el cliente cripto
La consecuencia inmediata es un salto en la competencia. Hasta ahora, la “tarta” de los criptoactivos estaba repartida básicamente entre plataformas especializadas y brókeres. La entrada de entidades con músculo regulatorio, redes comerciales y base de clientes consolidada amenaza con reconfigurar la industria.
Por un lado, es probable que muchos inversores ya activos en criptomonedas mantengan sus cuentas en exchanges, donde suelen encontrar ofertas más amplias, productos derivados y servicios DeFi. Pero, al mismo tiempo, es muy posible que quienes aún no han dado el paso —por dudas de seguridad o desconfianza hacia plataformas desconocidas— opten por iniciarse en este mercado a través de su banco de referencia.
En palabras de los expertos, la entrada de la banca puede elevar los estándares de cumplimiento y desplazar gradualmente a operadores menos transparentes, al tiempo que presiona a todos los jugadores a mejorar condiciones, comisiones y calidad de servicio.
MiCA: protección al inversor, anti blanqueo y estabilidad financiera
Más allá de la batalla comercial, MiCA persigue tres grandes objetivos: proteger al inversor, prevenir el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, y garantizar la estabilidad financiera y la integridad del mercado de criptoactivos. Para conseguirlo, impone exigencias de capital, transparencia, gobernanza y gestión de riesgos a los proveedores.
La gran incógnita ahora es cómo evolucionará el mercado en los próximos meses: cuánto negocio captarán los bancos frente a los exchanges, cómo responderán estos últimos y hasta qué punto la regulación conseguirá reducir los episodios de fraude, pérdida de fondos o prácticas abusivas. Lo que sí parece claro es que, con MiCA ya en marcha y la banca moviendo ficha, el cripto ya ha dejado de ser un mundo paralelo: se ha sentado formalmente en la mesa del sistema financiero europeo.