XRP

Casi la mitad de los inversores de XRP pierde dinero, pero 2026 puede cambiarlo todo según algunos analistas

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El token de Ripple sufre bajo el nivel clave de 1,90 dólares mientras su stablecoin RLUSD se cuela entre las cinco mayores del mercado y la macro vuelve a inclinar la balanza hacia los metales preciosos

Casi uno de cada dos tenedores de XRP está ya en pérdidas latentes tras la ruptura del nivel de 1,90 dólares, una cota que muchos analistas seguían como frontera psicológica entre fase alcista y zona de dolor. El golpe llega en una sesión marcada por ventas generalizadas en el mercado cripto, un clima de miedo antes de la reunión de la Fed y la paradoja de ver cómo los metales preciosos marcan máximos históricos mientras bitcoin corrige.
Al mismo tiempo, Ripple avanza una pieza estratégica que se mueve en sentido contrario: su stablecoin RLUSD, con apenas un año de vida, ha escalado hasta situarse entre las cinco mayores monedas estables en dólares, superando los 1.330 millones de dólares de capitalización y ganándose el favor de reguladores y grandes instituciones.
El contraste es evidente: un activo volátil como XRP con casi la mitad de su base atrapada en rojo y, a la vez, un “dólar digital” corporativo que crece a ritmo de vértigo y se integra en bancos, ‘fintech’ y grandes exchanges.
La cuestión es si 2026 será el año en que ese músculo regulatorio y de pagos se traduzca por fin en precio para XRP, o si el mercado terminará de separar la suerte del token de la expansión del ecosistema Ripple.

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XRP entra en zona de dolor para los minoristas

La fotografía técnica de XRP no invita al optimismo a corto plazo. La ruptura a la baja del entorno de 1,90 dólares ha cambiado el sesgo del gráfico y ha devuelto el control al bando bajista. Los modelos que cruzan precio actual con el coste medio de compra de millones de direcciones apuntan a que cerca del 50% de los tenedores está ya “underwater”, es decir, con pérdidas no realizadas.

Este hecho revela un problema clásico en los grandes ciclos cripto: las entradas masivas en zonas altas dejan una “generación atrapada” de inversores, especialmente minoristas, que tienden a vender en soporte por puro agotamiento. A ello se suma un contexto de mercado débil: bitcoin ha retrocedido en torno al 2% en la sesión, hasta la zona de 88.000 dólares, y altcoins como Ethereum, Solana o la propia XRP han replicado caídas del 2% al 3% en un movimiento claramente macro, más que ligado a noticias específicas del proyecto.

En este escenario, la psicología pesa tanto como la técnica. Cuanto más tiempo permanezca XRP por debajo de 1,90 dólares, más se consolida la sensación de “activo fallido” entre los recién llegados, incluso aunque los fundamentales de la red y del ecosistema de pagos de Ripple apunten en otra dirección.

Brandt avisa: los toros de XRP, los más fáciles de provocar

El veterano analista Peter Brandt, con medio siglo de experiencia en mercados, ha reabierto un viejo debate al afirmar que los alcistas de XRP son “los traders más fácilmente provocables”. Su tesis es tan sencilla como incómoda: la comunidad del token reacciona con una mezcla de fe y susceptibilidad extrema ante cualquier crítica, lo que genera picos de volatilidad emocional que no ayudan a la estabilidad del precio.

“En 50 años de trading no he visto una base tan fácil de cebar: basta una gráfica o un comentario para desatar una guerra santa en redes”, viene a resumir Brandt en su diagnóstico. El problema de fondo no es solo reputacional; es operativo. Cuando una parte relevante del volumen se concentra en manos de traders hipersensibles al ruido, los movimientos bruscos se amplifican: se compran rupturas falsas, se venden soportes clave y se refuerza la imagen de activo especulativo más que de infraestructura de pagos.

Paradójicamente, ese exceso de reacción podría jugar a favor del token si 2026 trae un cambio de narrativa: el simple paso de “miedo” a codicia moderada podría desencadenar fuertes subidas si quienes ahora capitulan se ven forzados a recomprar por miedo a quedarse fuera.

FR TORO DE WALL STREET

RLUSD: el ‘dólar’ de Ripple que irrumpe en el ‘top 5’

Mientras el precio de XRP digiere pérdidas, RLUSD, la stablecoin de Ripple, cierra su primer año de vida con cifras difíciles de ignorar. Lanzada el 17 de diciembre de 2024, ha escalado hasta situarse entre las cinco mayores stablecoins en dólares del mundo, superando los 1.000 millones de capitalización en noviembre de 2025 y alcanzando ya en torno a 1.330 millones, lo que la coloca como la criptomoneda número 52 por valor de mercado.

RLUSD se presenta como una pieza diseñada para banca, pagos y grandes empresas, no como un simple token de especulación. Está respaldada por dólares y equivalentes de efectivo en cuentas segregadas, con un enfoque agresivo en auditoría, transparencia de reservas y cumplimiento normativo. En un entorno donde cada tropiezo de las grandes stablecoins abre titulares, Ripple intenta situar su producto como el estándar de “cumplimiento máximo”.

Este hecho revela una apuesta estratégica clara: mientras XRP sigue lidiando con la volatilidad, Ripple construye una capa de dinero digital estable que puede servir de base para pagos internacionales, DeFi institucional y proyectos de tokenización de activos del mundo real.

Más regulación, más cadenas: así se expande RLUSD

El crecimiento de RLUSD no se explica solo por el marketing. La stablecoin ha encadenado en doce meses una serie de hitos regulatorios y tecnológicos que la acercan al radar de grandes bancos y supervisores. La Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) en EE. UU. ha concedido a Ripple una aprobación condicional para crear un banco fiduciario nacional, lo que añade supervisión federal a la ya existente del regulador financiero de Nueva York (NYDFS).

En paralelo, el regulador del Abu Dhabi Global Market (ADGM) ha reconocido oficialmente RLUSD como “fiat-referenced token” aceptado, permitiendo a instituciones licenciadas utilizarlo como colateral en exchanges y plataformas de prime brokerage. Es un movimiento clave para ganar presencia en Oriente Medio, un hub creciente para criptofinanzas.

En el plano tecnológico, RLUSD se ha expandido mediante Wormhole a nuevas cadenas, con despliegues previstos o activos en Optimism, Base, Inkonchain y Unichain, además de su operativa en XRPL y Ethereum. El exchange Gemini ya permite mantener un único saldo de RLUSD y moverlo casi al instante entre ambas redes con comisiones muy inferiores a las de Ethereum en congestión.

“Estamos construyendo un puente regulado y multichain para pagos y DeFi institucional”, resumen en el entorno de Ripple. El diagnóstico es claro: la compañía quiere situar RLUSD como alternativa “compliance-first” a USDT, USDC y PYUSD.

 

Miedo al FOMC y ventas del 2% en las grandes cripto

El contexto macro tampoco ayuda a XRP ni al resto del mercado. La sesión de hoy se ha saldado con una caída aproximada del 2% del conjunto del criptomercado, coincidiendo con un giro de la narrativa hacia el miedo en los indicadores de sentimiento. Bitcoin, tras un rápido salto por encima de los 90.000 dólares, ha corregido de nuevo por debajo de 88.000, borrando la mayor parte de las ganancias de la jornada anterior.

Ethereum ronda los 2.973 dólares, con un descenso de alrededor del 2,3%, mientras que XRP y Solana marcan retrocesos de entre el 2% y el 3%, en línea con el resto de grandes altcoins. La clave no está tanto en los fundamentales de cada proyecto como en la combinación de tres factores: baja liquidez de fin de año, ventas institucionales y la espera tensa ante la próxima reunión de la Reserva Federal (FOMC).

Los ETF al contado de bitcoin han registrado salidas en casi el 70% de las sesiones de diciembre, señal de que parte del dinero institucional ha decidido “cerrar el año” realizando beneficios. En paralelo, los ETF de Ethereum también sufren salidas, mientras que los productos ligados a XRP y Solana aún consiguen entradas netas, aunque insuficientes para cambiar la tendencia de corto plazo. El mercado, en suma, se protege antes de escuchar a la Fed.

La plata y el oro le roban el foco al bitcoin

Mientras las criptomonedas corrigen, los metales preciosos viven su propio rally silencioso. La plata ha saltado hasta la zona de 83 dólares la onza, un máximo histórico impulsado por tensiones de oferta en China, Dubái y Australia, lo que eleva el valor total del mercado a cifras cercanas a los 4,3 billones de dólares.

El oro tampoco se queda atrás: ha marcado un nuevo máximo intradía en torno a los 2.550 dólares la onza antes de corregir casi un 5%, en un movimiento típico de toma de beneficios tras una subida vertical. La lectura para el inversor es clara: en un entorno de tipos todavía elevados y dudas sobre la hoja de ruta de la Fed para 2026, una parte relevante del capital prefiere refugios tangibles a activos puramente digitales.

Incluso el cobre se ha sumado a la fiesta, con una subida cercana al 8,4% en diciembre hasta los 5,6 dólares por libra, impulsado por las expectativas de demanda industrial y transición energética. Este contraste entre commodities al alza y criptos en fase de ajuste alimenta la narrativa de que el dinero “serio” está recalibrando riesgos antes de volver a apostar fuerte por los activos más volátiles.

2026: ¿rebote para XRP o separación definitiva de Ripple?

Con este telón de fondo, el titular que asegura que “casi la mitad de los holders de XRP está en rojo, pero eso podría cambiar rápido en 2026” no es solo un gancho. Resume un dilema real: el mercado descuenta ya mucho pesimismo, justo cuando el ecosistema Ripple vive uno de sus mejores momentos en términos de producto, regulación y adopción de RLUSD.

Si el escenario macro acompaña —con una Fed que empiece a recortar tipos en 2026 y un retorno del apetito por riesgo—, el simple hecho de que XRP recupere niveles por encima de 2,20–2,50 dólares podría sacar de pérdidas a millones de direcciones y desencadenar compras por miedo a quedarse fuera, amplificando el rebote. En ese guion optimista, RLUSD jugaría el papel de ancla estable que refuerza la narrativa de Ripple como infraestructura financiera, y no solo como “token de pleitos regulatorios”.

El escenario alternativo es menos amable: que el mercado siga premiando a las stablecoins de Ripple, a sus acuerdos bancarios y a su expansión multichain, pero mantenga a XRP en un rango lateral bajista, consolidando la desconexión entre el valor de la empresa y el precio del token. En ese caso, 2026 podría ser recordado como el año en que RLUSD se consolidó entre los gigantes mientras una parte de los inversores de XRP decidió abandonar definitivamente el barco.

Entre ambos extremos se moverá un activo que, una vez más, llega al nuevo año con más preguntas que respuestas. Lo único claro es que, con la mitad de su base atrapada en pérdidas y una stablecoin en plena expansión, XRP encara 2026 como uno de los termómetros más sensibles del apetito de riesgo en el universo cripto.