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Bitcoin se hunde bajo los 90.000 dólares y XRP se desploma: ¿antesala de un crash global en los activos de riesgo?

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Bitcoin es una criptomoneda descentralizada que actúa como activo digital. La caída bajo los 90.000 dólares junto al desplome de XRP podría anticipar un crash global en activos de riesgo. Analiza sus implicaciones ahora.

El título lo dice todo: pánico. Pero antes de caer en dramatismos, conviene mirar con calma qué está pasando. Bitcoin ha perdido los 90.000 dólares por primera vez en siete meses en medio de una venta masiva de criptoactivos, mientras el NASDAQ revierte en cuestión de horas un rally impulsado por Nvidia. La pregunta que sobrevuela todos los análisis es clara: ¿estamos ante un simple respiro del mercado… o ante la señal temprana de una corrección más profunda en los activos de riesgo?

Bitcoin bajo 90.000 dólares: del euforia al “Extreme Fear”

La caída de Bitcoin no es un latigazo aislado, sino un movimiento sostenido. El precio cae alrededor de un 2,5% en el día, más de un 12% en la semana y ha perforado zonas de soporte que muchos traders llevaban meses vigilando. El mercado cripto en conjunto pierde un 2% en 24 horas y se sitúa en torno a los 3,08 billones de dólares de capitalización, con un volumen todavía alto (unos 202.000 millones), pero cada vez más desgastado.

El sentimiento lo resume bien el Bitcoin Fear and Greed Index: hemos pasado a “miedo extremo”. No es solo Bitcoin; Ethereum cae cerca de un 14% semanal, XRP más de un 16–17%, y otros tokens como Litecoin o Bitcoin Cash acompañan el movimiento. Es el típico patrón de descompresión del riesgo: primero se pinchan los activos más volátiles, después se contagia al resto.

Un elemento clave es la estructura del mercado: tras el “cascadazo” de liquidaciones de octubre, que se llevó por delante más de 19.000 millones de dólares en posiciones apalancadas, la liquidez nunca volvió del todo. El resultado es un mercado más frágil, en el que ventas relativamente moderadas generan caídas más bruscas de precio.

ETFs, “OG whales” y un mercado que se queda sin gasolina

Si miramos el flujo de dinero institucional, la foto tampoco es precisamente alcista. Los ETF de Bitcoin al contado en EE. UU. han sufrido casi 3.000 millones de dólares en salidas solo en noviembre, encaminándose a uno de sus peores meses desde que existen. Hubo un tímido respiro con entradas en el ETF de BlackRock (unos 60 millones), y el mini trust de Grayscale también logró captar algo de dinero, pero el saldo neto sigue siendo claramente negativo.

A esto se suma la presión vendedora de las grandes ballenas históricas. Carteras “OG” —usuarios que llevan años sentados sobre miles de BTC— han empezado a descargar posiciones de forma agresiva hacia exchanges como Kraken. Un solo actor ha movido en torno a 13.000 BTC y otro ha liquidado prácticamente toda su posición, unos 11.000 BTC, en pocas semanas. En un entorno de liquidez limitada, estos flujos equivalen a echarle varios cubos de agua helada a un fuego que ya empezaba a apagarse por sí solo.

Técnicamente, muchos analistas hablan de “agotamiento de ciclo” alrededor de los 90.000 dólares. Traducido: después de la gran subida de octubre, Bitcoin habría entrado en una fase en la que cada nuevo máximo cuesta muchísimo más esfuerzo comprador. Para recuperar el tono, se señala la franja de 97.000–98.500 dólares como zona a reconquistar; por debajo de ahí, cualquier rebote puede ser simplemente un alivio dentro de una corrección mayor.

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Fed, Nvidia y el espejo de los activos de riesgo

La historia no se entiende sin el contexto macro. La reunión de diciembre de la Reserva Federal se presenta atípica: el reciente cierre del gobierno estadounidense retrasó datos clave, y el mercado llega al encuentro casi “a ciegas”. El informe de empleo de septiembre, con 119.000 nuevos puestos frente a los 50.000 esperados, complica aún más el puzzle: crecimiento del empleo por encima de lo previsto, inflación todavía alrededor del 3% y un comité de la Fed dividido entre no recortar demasiado pronto y no ahogar la economía.

Este cóctel genera lo que más odian los mercados: incertidumbre sobre los tipos de interés. Y cuando el coste del dinero está en el aire, los activos de mayor riesgo y más dependencia de liquidez —tecnológicas de alto crecimiento y criptomonedas— son los primeros en sufrir.

La sesión bursátil reciente en EE. UU. fue un fiel reflejo: Nvidia presentó unos resultados espléndidos y el mercado abrió en modo fiesta, con el Nasdaq subiendo casi un 2,5%. Horas después, el índice se dio la vuelta y cerró en negativo. Es un patrón clásico de “rally de alivio” que se agota rápidamente, típico de fases donde el dinero está más en modo defensa que en modo expansión. En paralelo, Bitcoin continuaba su descenso por debajo de los 90.000, reforzando la idea de que las cripto vuelven a actuar como termómetro adelantado del apetito por riesgo.

XRP: ETFs fuertes, precio débil

El caso de XRP ilustra muy bien la fragilidad del momento. Sobre el papel, las noticias son buenas: nuevos ETF de XRP con volúmenes considerables (más de 22 millones de dólares en el caso del vehículo de Bitwise, unos 58 millones en el debut de XRPC de Canary Capital), y una demanda institucional que, al menos a nivel de producto, parece sólida.

Sin embargo, el precio no solo no sube, sino que cae con fuerza: XRP ha perdido en torno a un 16% en la semana y se desliza por debajo de los 2 dólares. No hubo rally previo como para hablar de un clásico “sell the news”; simplemente, la presión vendedora del entorno general ha sido más fuerte que la entrada de dinero vía ETF. El mensaje de fondo es incómodo para los más entusiastas: un ETF no garantiza ni subidas inmediatas ni protección frente a mercados bajistas. Puede, en el peor de los casos, convertirse en la vía de salida ordenada para quienes quieren deshacer posiciones.

¿Alarma falsa o señal temprana de algo más grande?

Entonces, ¿estamos ante una simple corrección dentro de un ciclo aún alcista o ante el preludio de un ajuste más profundo en los activos de riesgo?

Hoy por hoy, hay argumentos para ambos escenarios:

  • A favor de la alarma:
    – Liquidez dañada tras las liquidaciones de octubre.
    – Salidas masivas en ETF y ventas de grandes tenedores.
    – Dudas crecientes sobre los recortes de tipos de la Fed.
    – Correlaciones crecientes entre cripto y tecnológicas de alto crecimiento.

  • A favor de una corrección “sana”:
    – Bitcoin sigue en niveles históricamente muy altos pese a la caída.
    – El mercado descuenta un entorno de tipos algo más altos, pero no un colapso económico.
    – La rotación hacia activos defensivos (como el oro, que se mantiene cerca de máximos) puede ser temporal.

Lo que sí parece claro es que el margen para la complacencia se ha acabado. Para el inversor en cripto y en bolsa tecnológica, este episodio es un recordatorio de que los ciclos de euforia y miedo siguen vivos, incluso en la era de la inteligencia artificial y los ETF al alcance de un clic.

Más que adivinar el suelo exacto de Bitcoin o el próximo rebote del Nasdaq, el enfoque sensato pasa por revisar exposición al riesgo, gestión de liquidez y horizonte temporal. Si esta caída es el inicio de algo mayor o un susto pasajero, lo sabremos con el tiempo. Pero la señal que envía el mercado, por ahora, es inequívoca: el precio del riesgo ha subido.