La inteligencia artificial sacude Bitcoin, Ethereum y NASDAQ causando caos en los mercados

Gráfico que muestra la caída simultánea de Bitcoin, Ethereum y el índice NASDAQ con fondo tecnológico representando la inteligencia artificial.

Gabriel Montalto analiza el impacto del endeudamiento empresarial enfocado en proyectos de inteligencia artificial y cómo esto afecta a Bitcoin, Ethereum y el NASDAQ. Un enfoque profundo sobre riesgos latentes y posibles escenarios futuros.

En un escenario donde la inteligencia artificial se ha convertido en el gran relato de los mercados, la realidad de los gráficos está empezando a contar otra historia: Bitcoin y Ethereum corrigen con fuerza, el Nasdaq 100 pierde fuelle y el entusiasmo empieza a mezclarse con el miedo. A partir del análisis de Gabriel Montalto, analista independiente, se pueden trazar varias claves que ayudan a entender por qué este no es solo “otro bache” del mercado, sino un síntoma de tensiones más profundas.

La deuda corporativa detrás del relato de la IA

La primera capa del problema no está en los precios, sino en los balances. Muchas grandes compañías tecnológicas están levantando deuda a un ritmo que recuerda, por volumen y expectativas, a los años previos a 2008. La narrativa oficial es clara: hay que invertir a toda costa en IA para no quedarse fuera del próximo gran ciclo de crecimiento.

El problema es que buena parte de estas inversiones se apoyan en proyecciones de ingresos que todavía no se han materializado. Centros de datos, chips especializados, infraestructura en la nube, modelos fundacionales… todo eso cuesta miles de millones y, en muchos casos, aún no genera flujos de caja proporcionales.
Si la rentabilidad de estos proyectos tarda más de lo previsto —o simplemente no está a la altura del “hype”—, esa deuda puede transformarse en un lastre estructural para las cuentas de resultados.

En este contexto, las caídas en el Nasdaq 100 no son solo una toma de beneficios: son también un test de estrés a un modelo que descansa en la idea de que la IA lo va a arreglar todo… y rápido.

Una Fed que sigue mirando por el retrovisor

El segundo eje del análisis tiene que ver con la Reserva Federal. La política monetaria se mueve con datos atrasados: empleo, inflación, actividad… todo llega con semanas de retraso, mientras los mercados reaccionan en cuestión de minutos.

En un entorno donde la velocidad de la economía digital es brutal —IA, cripto, activos tecnológicos altamente apalancados—, esta “reacción retardada” de la Fed genera fricción. Si tarda demasiado en aflojar, puede ahogar partes sensibles del mercado; si recorta antes de tiempo, podría alimentar aún más el exceso de riesgo en segmentos ya sobrevalorados.

Montalto subraya que esta asimetría temporal explica parte del nerviosismo actual: los inversores saben que la Fed está actuando con información del pasado, mientras los precios ya están descontando escenarios futuros que cambian a máxima velocidad.

IA: ¿motor de crecimiento o posible riesgo sistémico?

La gran pregunta es si la IA está siendo una aliada o si empieza a convertirse en un factor de riesgo. No tanto por el cliché de la “IA fuera de control” al estilo ciencia ficción, sino por algo mucho más terrenal: la posibilidad de que la propia dinámica competitiva destruya valor antes de crearlo.

Si varias empresas compiten por el mismo espacio con inversiones gigantescas y márgenes aún poco claros, es posible que solo unas pocas ganen… y muchas otras se queden con estructuras sobredimensionadas, deuda alta y retornos mediocres. Eso se traduciría en rebajas de valoración, revisiones de beneficios y venta forzada de activos.

La paradoja es evidente: la IA, que se presenta como la palanca para mejorar productividad y beneficios, puede generar en el corto plazo un shock negativo en las valoraciones si el mercado concluye que se ha pagado demasiado por un futuro que tarda más de lo previsto en llegar.

Bitcoin, Ethereum y la sombra del Nasdaq

Las criptomonedas no están cayendo en el vacío. Su fuerte correlación con el sentimiento “riesgo on/riesgo off” del Nasdaq hace que sufran especialmente cuando el mercado empieza a cuestionarse las valoraciones de la tecnología.

Si los inversores empiezan a deshacer posiciones en activos de alto beta —tecnológicas con múltiplos exigentes, criptoactivos, tokens ligados a ecosistemas de IA—, Bitcoin y Ethereum quedan atrapados en la misma ola vendedora. No es tanto un juicio directo sobre su tecnología, sino una reacción en cadena a la búsqueda de liquidez y menor riesgo.

Para los bajistas, este entorno es casi ideal: deuda en aumento, dudas sobre el retorno de la inversión en IA, una Fed atrapada entre inflación e incertidumbre y activos digitales sensibles al ánimo del mercado. En estas condiciones, un “rally de Navidad” sostenido parece más un deseo que un escenario base.

¿Qué puede hacer el inversor en este contexto?

En un momento como este, la clave no es adivinar el mínimo exacto del mercado, sino entender las dinámicas de fondo:

  • La deuda corporativa ligada a la IA será uno de los grandes temas a seguir: qué empresas están financiando crecimiento real y cuáles solo están comprando narrativa.

  • La comunicación de la Fed será determinante: cualquier giro en el discurso sobre tipos puede amplificar tanto las subidas como las caídas.

  • En cripto, la selectividad es fundamental: diferenciar entre apuestas puramente especulativas y activos con ecosistemas más maduros, sin perder de vista que siguen siendo extremadamente volátiles.

En definitiva, más que una simple corrección, lo que estamos viendo puede ser el primer gran examen de estrés de la “economía de la IA”. Y, como siempre que se pone a prueba un relato, los gráficos acaban siendo menos pacientes que los discursos.