Dow Jones y Wall Street se da la vuelta: los índices cierran a la baja tras un giro brusco y la tecnología lidera las caídas
La sesión del jueves en Wall Street terminó siendo un ejemplo de manual de cómo cambia el sentimiento en cuestión de horas. Lo que empezó como un fuerte rally apoyado en los resultados de Nvidia y en unos datos de empleo inicialmente bien recibidos, acabó en una brusca reversión: el Dow Jones cedió un 0,59% hasta los 45.867,80 puntos, el S&P 500 cayó un 1,10% hasta 6.568,53 y el Nasdaq Composite retrocedió un 1,58% hasta 22.206,63.
En el máximo intradía, los tres grandes índices llegaron a subir más de un 1,5%. Después se dieron la vuelta hasta terminar en rojo, en lo que supone la mayor “ventaja desperdiciada” desde abril, cuando los temores por los aranceles ya provocaron un episodio similar de volatilidad. El giro no solo refleja toma de beneficios tras un año fuerte, sino también la creciente incomodidad del mercado con las valoraciones de las grandes tecnológicas vinculadas a la inteligencia artificial (IA) y con la lectura ambigua de los datos macro.
Nvidia y los chips: del entusiasmo al vértigo
El gran protagonista esperado de la jornada era Nvidia, hoy por hoy la compañía más valiosa del mundo y núcleo del “trade de la IA”. La compañía volvió a batir las previsiones del mercado: superó expectativas de ingresos del tercer trimestre y proyectó unas ventas para el cuarto por encima del consenso. Además, su CEO Jensen Huang restó importancia a la idea de una “burbuja de IA”, asegurando que desde dentro de la compañía se percibe una dinámica muy distinta a la visión más escéptica de algunos analistas.
Sin embargo, el comportamiento de la acción mostró el nerviosismo de los inversores: tras llegar a subir alrededor de un 5% en la apertura, Nvidia terminó la sesión con un descenso cercano al 2,5%. El índice de semiconductores de Filadelfia (SOX) acusó el cambio de ánimo y cayó casi un 4%, arrastrando al conjunto del sector tecnológico, que fue el peor del S&P 500. El mensaje es claro: incluso cuando los beneficios acompañan, parte del mercado teme que las expectativas sobre el crecimiento futuro de la IA sean demasiado agresivas y estén ya más que descontadas en las cotizaciones.
Walmart y el refugio en los valores defensivos
La otra cara de la sesión la pusieron los valores defensivos, especialmente el sector de consumo básico. Mientras la tecnología se hundía, el índice de consumer staples fue el único en registrar una subida significativa, avanzando en torno al 1,1%. La estrella del día fue Walmart, cuyas acciones llegaron a subir cerca de un 7%, desmarcándose por completo del tono general de la jornada.
El gigante minorista volvió a mejorar su previsión anual de resultados por segunda vez en el año, apoyado en un fuerte crecimiento de las ventas online y en su capacidad para atraer a consumidores que buscan precios más bajos en un contexto de presión inflacionaria persistente. Este comportamiento contrasta con el de Target, que venía de decepcionar al mercado y volvió a ceder alrededor de un 2%, reflejando cómo incluso dentro del retail hay ganadores y perdedores según la capacidad de reposicionarse como opción “value” para el consumidor.
También destacó TJX, matriz de cadenas de “off-price” como T.J. Maxx, con subidas cercanas al 2% tras sorprender al alza en ingresos y ventas comparables. Williams-Sonoma, a pesar del lastre de un sector del mueble golpeado por la debilidad del mercado inmobiliario, avanzó alrededor de un 1–2% tras mantener su previsión anual y batir estimaciones trimestrales. El mensaje de fondo: el dinero está rotando parcialmente desde el crecimiento más especulativo hacia compañías capaces de monetizar la búsqueda de precio y valor.
Empleo, Fed y bonos: un contexto macro lleno de matices
En paralelo a los resultados empresariales, el mercado digirió nuevos datos de empleo que complican la narrativa. La creación de nóminas no agrícolas en septiembre se situó en torno a los 119.000 empleos, por encima de los aproximados 50.000 que manejaba el consenso, pero el paro subió. Es decir, un mercado laboral que se enfría, pero no se rompe, y que deja la puerta abierta a interpretaciones opuestas: suficiente debilidad para justificar futuras bajadas de tipos, pero no tanta como para disipar totalmente los miedos a una inflación persistente.
Los futuros sobre tipos de interés empezaron a descontar una probabilidad creciente de que la Reserva Federal apruebe un recorte en diciembre, mientras que la rentabilidad del Treasury a 10 años se movió a la baja hasta el entorno del 4,10–4,11%. La curva refleja una búsqueda de activos refugio tras la caída bursátil, pero también la sensación de que el margen de maniobra de la Fed es limitado si la inflación se mantiene por encima del objetivo del 2%.
En divisas, el dólar se apreció moderadamente, apoyado en su papel de activo seguro. En materias primas, el ajuste fue desigual: el crudo cedió terreno tras las subidas recientes y el oro retrocedió, comportándose más como un activo de riesgo que como refugio puro, mientras que el bitcoin llegó a caer alrededor de un 4%, evidenciando que el ajuste afectó de lleno a los activos más especulativos.
IA como motor… y como riesgo para las valoraciones
Más allá del ruido de una sesión concreta, la gran cuestión de fondo es hasta qué punto el ciclo de inversión en IA puede seguir sosteniendo las valoraciones del mercado estadounidense. El economista jefe global de Vanguard, Joe Davis, lo resumía recientemente en el informe de perspectivas para 2026: la IA es a la vez el gran soporte y el principal riesgo del escenario base.
Davis compara el momento actual con la revolución ferroviaria del siglo XIX o el boom tecnológico y de telecomunicaciones de finales de los noventa. En su escenario central, la oleada de inversión en IA permitiría a la economía estadounidense mantener tasas de crecimiento real cercanas al 3% en los próximos años, aunque para 2026 proyecta un avance algo más moderado, alrededor del 2,25%, en parte por los efectos persistentes de los aranceles, la demografía y una productividad que aún no refleja todo el potencial de la automatización.
En este contexto, y con una inflación que, según sus previsiones, cerraría 2026 todavía por encima del 2%, Davis estima que la Fed tendrá poco margen para bajar los tipos por debajo del 3,5%, nivel que identifica como “neutral”. Eso implicaría un entorno de tipos estructuralmente más altos que la década pasada, un factor que pesa de forma especial sobre las valoraciones de las grandes compañías de crecimiento, en particular el segmento tecnológico.
Lo que significa para el inversor: rotación, volatilidad y selectividad
La sesión del jueves deja varias lecciones para los inversores. La primera es que el mercado sigue altamente sensible a cualquier señal que ponga en duda la narrativa “perfecta” de la IA: incluso cuando Nvidia cumple y supera las previsiones, la duda sobre hasta qué punto el ciclo de capex y la demanda futura justifican los múltiplos actuales basta para desencadenar ventas agresivas.
La segunda es que se consolida una cierta rotación interna: mientras las grandes tecnológicas ligadas a la IA corrigen, ganan peso sectores más defensivos como consumo básico y compañías que están sabiendo capitalizar el giro del consumidor hacia el ahorro y el valor, como Walmart o TJX. En paralelo, la renta fija de calidad vuelve a entrar en el radar como herramienta de diversificación en un escenario de más volatilidad y tipos que, aunque puedan bajar algo, seguirían en niveles históricamente elevados.
Por último, el propio Vanguard advierte de que su previsión de rentabilidad media para la renta variable estadounidense en los próximos 5–10 años, en el entorno del 4–5% anual, está “casi completamente condicionada” por el binomio riesgo–retorno de las grandes tecnológicas. Si la IA no cumple todo lo que hoy descuenta el mercado —escenario al que otorga una probabilidad del 25–30%—, las oportunidades podrían encontrarse con mayor claridad en otros segmentos: renta fija, bolsas no estadounidenses o sectores menos expuestos a las narrativas de moda.
El violento giro de Wall Street tras los resultados de Nvidia no es solo un episodio táctico, sino un recordatorio de que el ciclo de IA, por potente que sea, no está exento de sobresaltos. Y que, en un mercado que ha vivido varios meses de euforia, la capacidad de seleccionar bien sectores y compañías será tan importante como acertar con la historia tecnológica de fondo.