La firma estadounidense anunciaría su compromiso en paralelo a la visita estatal de Donald Trump, en un movimiento que busca reforzar la alianza económica entre Londres y Washington

Blackstone prepara una inversión récord de £100.000 millones en el Reino Unido

Blackstone prepara una inversión récord de £100.000 millones en el Reino Unido

Blackstone, uno de los mayores gestores de activos del mundo, se dispone a dar un golpe de efecto en la City londinense. Según adelantó Sky News, la firma planea comprometer £100.000 millones —unos 136.000 millones de dólares— en activos británicos durante la próxima década, en un anuncio que coincidiría con la visita oficial del presidente estadounidense Donald Trump, prevista del 17 al 19 de septiembre.

El movimiento de Blackstone se interpreta como un gesto de confianza en el futuro económico del Reino Unido en un momento de incertidumbre global. La operación, que se haría pública en el marco de la visita de Estado de Donald Trump, busca escenificar la fortaleza de los lazos comerciales entre ambos países y mostrar que Gran Bretaña sigue siendo un destino atractivo para la inversión internacional. El propio Gobierno británico estaría implicado en la organización del anuncio, que pretende situar al país en el escaparate mundial como una economía abierta y receptiva al capital extranjero.

Aunque todavía no se han revelado los sectores concretos en los que se desplegará este capital, la trayectoria reciente de Blackstone apunta hacia ámbitos estratégicos como los bienes raíces, las infraestructuras, los centros de datos y la tecnología. No es la primera vez que la firma apuesta fuerte por el mercado británico: el año pasado confirmó una inversión de £10.000 millones para levantar un centro de datos de inteligencia artificial en Blyth, al noreste de Inglaterra, con el que se esperan crear hasta 4.000 empleos directos e indirectos. A día de hoy, Blackstone ya cuenta con cerca de 650 empleados en su oficina de Londres y ha canalizado más de 100.000 millones de dólares en proyectos dentro del país, lo que convierte a Reino Unido en una de sus plazas más relevantes fuera de Estados Unidos.

Sin embargo, la magnitud del anuncio también despierta interrogantes. En el plano regulatorio, el sector financiero ha advertido de los riesgos que suponen los cambios fiscales para los grandes fondos internacionales, mientras que los proyectos de infraestructuras y vivienda están sujetos a procesos de planificación urbanística que pueden retrasar los plazos. Además, la logística y la disponibilidad de mano de obra especializada se presentan como retos añadidos en un contexto donde la competencia global por atraer capital y talento es cada vez más intensa.

Aun así, el mensaje es claro: si se concreta, la apuesta de £100.000 millones representaría una de las mayores inversiones extranjeras en territorio británico en décadas y enviaría una señal inequívoca de confianza hacia su economía. Para Londres, sería también un impulso simbólico en la pugna por mantenerse como centro neurálgico del capital internacional en Europa. Y para Blackstone, una forma de consolidar su papel como actor clave en la transformación de sectores estratégicos de la economía británica.