La Justicia estadounidense rechaza que las compras de 2012 y 2014 sirvieran para dominar ilegalmente el mercado de redes sociales

Meta logra tumbar la demanda antimonopolio por Instagram y WhatsApp

EPA/JOHN G. MABANGLO

Meta Platforms Inc. ha obtenido una victoria judicial clave en Estados Unidos después de que un juez federal rechazara la demanda antimonopolio de la Federal Trade Commission (FTC) contra las adquisiciones de Instagram y WhatsApp. El regulador sostenía que las compras realizadas en 2012 y 2014 formaban parte de una estrategia para eliminar a competidores y consolidar el poder de Meta en el mercado de las redes sociales, y reclamaba incluso la desinversión de ambas aplicaciones. Sin embargo, el juez James Boasberg, con sede en Washington, concluyó que la FTC no logró acreditar que Meta utilizara estas operaciones para dominar de forma ilegal el sector.

El fallo supone un alivio significativo para la compañía dirigida por Mark Zuckerberg, que llevaba años defendiendo la legalidad de unas adquisiciones aprobadas en su momento por las autoridades estadounidenses. La resolución llega además en un contexto de creciente presión regulatoria sobre las grandes tecnológicas en Estados Unidos y Europa, donde los supervisores tratan de limitar el poder de mercado de las plataformas digitales.

Demanda de la FTC

La FTC había reabierto el frente judicial contra Meta al cuestionar que se permitiera la compra de Instagram en 2012 y de WhatsApp en 2014, operaciones que convirtieron a la empresa en un gigante aún mayor dentro del ecosistema de redes sociales y mensajería. Para el regulador, estas adquisiciones formaban parte de una estrategia deliberada para neutralizar rivales emergentes.

En su demanda, la agencia llegó a plantear la posibilidad de obligar a Meta a separarse de Instagram y WhatsApp, un remedio estructural poco habitual que habría cambiado radicalmente la configuración del grupo tecnológico. La compañía, por su parte, defendió que las operaciones fueron revisadas en su día y aprobadas conforme a la legislación vigente.

Compras bajo la lupa

Instagram se incorporó al grupo en 2012 como una plataforma de fotografía móvil que crecía con rapidez, mientras que WhatsApp se sumó en 2014 como servicio de mensajería instantánea con cientos de millones de usuarios en todo el mundo. Ambas aplicaciones se han convertido desde entonces en pilares del negocio y de la estrategia de Meta.

Precisamente ese peso estratégico llevó a la FTC a revisitar las adquisiciones años después de su aprobación inicial, en un giro que ha generado debate sobre la seguridad jurídica de las grandes operaciones tecnológicas. El regulador sostenía que los efectos combinados de estas compras habían reforzado en exceso el poder de Meta sobre los usuarios y anunciantes.

Argumentos del regulador

Según la demanda, Meta habría desarrollado una política de «comprar o enterrar» a sus potenciales competidores, utilizando su capacidad financiera para absorber plataformas que pudieran disputarle el liderazgo. La FTC defendía que este patrón de conducta había reducido las opciones de los usuarios y frenado la innovación en el mercado de las redes sociales.

El organismo planteó que, sin estas adquisiciones, Instagram y WhatsApp podrían haber evolucionado como rivales independientes, contribuyendo a un ecosistema digital más diverso. De ahí la petición de medidas contundentes, incluida la posible desinversión de ambos activos, para restaurar lo que consideraba una competencia efectiva.

Fundamentos del fallo

El juez James Boasberg rechazó finalmente los argumentos del regulador al considerar que la FTC no aportó pruebas suficientes de que las compras se hubieran utilizado para dominar ilegalmente el mercado de las redes sociales. La resolución subraya la dificultad de demostrar, a posteriori, que unas adquisiciones ya aprobadas tuvieron efectos anticompetitivos específicos y medibles.

De acuerdo con el fallo, la agencia no logró establecer de forma convincente que la posición de Meta en el mercado fuera el resultado de una conducta prohibida por las leyes antimonopolio, más allá del tamaño y la integración de sus servicios. El tribunal concluyó que esos elementos, por sí solos, no bastan para justificar una intervención tan intrusiva como la ruptura del grupo.

Reacción e impacto para Meta

La decisión se interpreta como un respaldo judicial a la estrategia corporativa de Meta y reduce, al menos en este caso concreto, el riesgo de que tenga que desprenderse de dos de sus activos más valiosos. El grupo consolida así el control de Instagram y WhatsApp, que permanecen integradas en su ecosistema junto a Facebook y otros servicios.

Al mismo tiempo, el fallo envía una señal al mercado sobre los límites de las acciones antimonopolio cuando se trata de operaciones autorizadas hace más de una década. Para Meta, la resolución refuerza su defensa de que ha competido principalmente a través de la innovación y el desarrollo de nuevos productos, no mediante prácticas de exclusión ilícitas.

Próximos pasos regulatorios

Pese a la derrota en este caso, la FTC y otros reguladores mantienen abiertas investigaciones y procedimientos contra diferentes grandes tecnológicas, por lo que el escrutinio sobre el sector seguirá siendo intenso. El organismo aún conserva la posibilidad de estudiar otros comportamientos de mercado que puedan considerarse restrictivos de la competencia.

La victoria judicial de Meta no pone fin al debate sobre el poder de las grandes plataformas, pero sí marca un precedente importante sobre la dificultad de deshacer adquisiciones históricas ya aprobadas. El mensaje que deja el fallo es claro: para forzar medidas tan drásticas como una desinversión, los reguladores deberán aportar evidencias sólidas y detalladas del daño competitivo, algo que en este caso el tribunal ha considerado insuficiente.