3I/ATLAS desafía a los astrónomos al alcanzar justo el límite gravitatorio de Júpiter
El cometa interestelar 3I/ATLAS continúa ofreciendo sorpresas científicas. Lo que comenzó como una detección más dentro del creciente catálogo de objetos interestelares se ha convertido en un caso único. Y el motivo no es su composición, ni su luminosidad, sino algo mucho más preciso y desconcertante: su acercamiento a Júpiter coincide casi exactamente con el radio de Hill del planeta, la región donde su gravedad domina frente al Sol. Según el análisis publicado por Avi Loeb, esta coincidencia alcanza un nivel de precisión difícil de ignorar.
Un acercamiento calculado al borde exacto de la esfera de influencia de Júpiter
Para entender su relevancia, Loeb propone un ejercicio hipotético: si un objeto interestelar fuese un vehículo diseñado para dejar dispositivos tecnológicos alrededor de Júpiter, ¿cuál sería la distancia ideal para hacerlo? La respuesta científica está clara: el radio de Hill, el límite donde la gravedad de Júpiter puede retener objetos de baja velocidad sin que el tirón del Sol los arrastre.
Ese radio se calcula mediante la ecuación:
H = R · (m/3M)^(1/3)
donde
R = distancia Sol-Júpiter,
m = masa de Júpiter,
M = masa del Sol.
Según los datos de NASA/JPL Horizons, el 16 de marzo de 2026 la separación Sol-Júpiter será de 783,8 millones de kilómetros. Sustituyendo valores, Loeb obtiene:
Radio de Hill = 53,502 millones de kilómetros.
Ahora la parte sorprendente:
la distancia mínima prevista de 3I/ATLAS respecto a Júpiter será de:
Min(D) = 53,445 ± 0,06 millones de kilómetros.
La coincidencia del 99,77% que desconcierta a los investigadores
La diferencia entre el radio de Hill y el acercamiento real es tan pequeña que entra dentro de una desviación estándar. En otras palabras: 3I/ATLAS pasa exactamente por el borde de la esfera gravitatoria de Júpiter.
Avi Loeb lo califica como una coincidencia extraordinaria. La probabilidad de que un objeto interestelar, con una trayectoria hiperbólica y aceleraciones no gravitatorias, cruce ese límite con tal exactitud es minúscula: aproximadamente 1 entre 26.000 considerando la extensión total de la órbita joviana.
Aceleraciones no gravitatorias ajustadas al milímetro
Aquí aparece el segundo elemento intrigante del estudio:
la trayectoria final cambió debido a una aceleración no gravitatoria medida durante el perihelio, del orden de:
5 × 10⁻⁷ AU/día²
Ese pequeño empuje —del tipo que generarían chorros de gas o emanaciones del núcleo— desplazó la trayectoria lo suficiente como para ajustar el punto de máximo acercamiento exactamente al radio de Hill. Sin ese ajuste, 3I/ATLAS habría fallado por más de 100.000 kilómetros.
Loeb lo resume así:
la aceleración tuvo la magnitud exacta para situar el cometa en el borde del radio de Hill.
¿Y si 3I/ATLAS fuera un objeto tecnológico?
El artículo de Loeb no afirma nada fuera del terreno científico, pero sí explora la hipótesis de ingeniería:
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Para llegar con tal precisión, un objeto artificial podría realizar pequeñas maniobras cerca del perihelio.
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Los múltiples chorros detectados en imágenes posteriores podrían —hipotéticamente— actuar como micropropulsores.
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El perihelio es el punto ideal para una corrección de trayectoria por las ventajas del tirón solar.
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Además, 3I/ATLAS estuvo oculto detrás del Sol durante ese periodo, por lo que no hay observaciones directas del comportamiento del objeto en esos días.
Loeb no lo plantea como afirmación, sino como un escenario teórico para ilustrar la precisión del encuentro.
Implicaciones científicas del paso por el radio de Hill
Si un objeto atravesara el radio de Hill con intención de dejar artefactos en órbita, estos tendrían que frenar desde los 65,9 km/s de la aproximación hasta velocidades compatibles con la débil gravedad en la frontera joviana (apenas 2,2 km/s). Si apareciera cualquier objeto artificial nuevo en órbita alrededor de Júpiter, sería detectable por misiones como Juno o por sondas futuras.
Loeb concluye con un matiz filosófico: si 3I/ATLAS realmente estuviese afinado para Júpiter, la elección del planeta sugeriría un interés tecnológico en el gigante gaseoso… y no en la Tierra. Sería un recordatorio incómodo de que la humanidad no es el centro de nada, ni del sistema solar ni, quizá, de la atención de civilizaciones más antiguas.
Una coincidencia que abre preguntas, no respuestas
El análisis no asegura nada extraordinario, pero sí señala lo inusual del fenómeno:
3I/ATLAS está afinado para llegar al radio de Hill de Júpiter con una precisión del 99,77%.
Sea casualidad o no, es la primera vez que un objeto interestelar conocido exhibe una coincidencia tan estrecha con un límite gravitatorio planetario. Y eso, al margen de cualquier especulación, convierte a 3I/ATLAS en uno de los visitantes más interesantes de las últimas décadas.