3I/ATLAS

3I/ATLAS: El enigmático objeto interestelar que alcanza nivel 4 en tecnofirmas y desafía a la ciencia

Imagen en alta resolución del objeto 3I/ATLAS capturada y difundida

El objeto interestelar 3I/ATLAS viaja a una velocidad notable y acaba de escalar al Nivel 4 de tecnofirmas según el astrofísico Avi Loeb. Este hecho abre una nueva etapa en el análisis científico sobre su posible origen tecnológico, justo meses antes de su máxima cercanía a la Tierra. Un tema candente que desafía a la astronomía tradicional.

En un hecho que ha generado revuelo entre astrónomos y científicos, el objeto interestelar designado como 3I/ATLAS ha sido observado viajando a unos 57 km/s en una trayectoria hiperbólica que lo sitúa, sin duda, fuera de los límites gravitacionales del sistema solar. Hasta aquí, podríamos hablar de un cometa “exótico”. Pero lo que realmente ha encendido las alarmas es su reciente clasificación en el Nivel 4 de la escala de tecnofirmas propuesta en Harvard, un tramo reservado a objetos con características tan anómalas que obligan a contemplar —como hipótesis de trabajo— un posible origen tecnológico. Lo que hace años sonaría a pura ciencia ficción, hoy entra de lleno en el debate científico.

¿Qué significa estar en el Nivel 4 de tecnofirmas?

La mayor parte de los objetos que detectamos en el espacio tienen explicaciones naturales razonables: cometas ricos en hielo, asteroides rocosos, restos de polvo o fragmentos de colisiones. Sin embargo, la escala de tecnofirmas plantea distintos niveles según el grado en que esas explicaciones “clásicas” resultan suficientes.

Cuando un objeto salta al Nivel 4, ya no basta con decir “es un cometa raro” y seguir adelante. Ese escalón se reserva para casos donde las anomalías observadas —en trayectoria, brillo, emisiones o dinámica— son tan llamativas que la hipótesis de un origen tecnológico debe entrar formalmente en la discusión, no como certeza, sino como posibilidad que merece ser evaluada con método científico.

En el caso de 3I/ATLAS, esa combinación de velocidad extrema, trayectoria hiperbólica y comportamiento atípico ha llevado a varios investigadores a situarlo precisamente en ese nivel de atención.

Trajectory of 3I/ATLAS with positions of the planets on November 22, 2025. (Credit: NASA/JPL)

El papel de Avi Loeb y el giro del escepticismo a la cautela

Detrás de parte de este giro está la figura del astrofísico Avi Loeb, uno de los científicos que más abiertamente ha defendido que algunos objetos interestelares podrían ser artefactos de civilizaciones avanzadas. No se trata de lanzar titulares fáciles, sino de aplicar el mismo rigor que usaríamos al analizar señales de radio o emisiones extrañas, pero aplicado a objetos físicos.

Loeb lleva años insistiendo en que algunos visitantes cósmicos “no encajan del todo” en los modelos estándar, y 3I/ATLAS se ha convertido en su nuevo caso de estudio. Su clasificación en el Nivel 4 no es un veredicto, sino una invitación a no descartar hipótesis solo porque resulten incómodas o poco convencionales.

¿Cometa extraño o algo que va más allá?

Desde su detección, 3I/ATLAS ha sido seguido muy de cerca por telescopios y observatorios de todo el mundo. Sobre el papel, podría etiquetarse como un cometa interestelar más, pero varios detalles no terminan de cuadrar con ese diagnóstico simple.

Su velocidad de 57 km/s, la trayectoria abiertamente hiperbólica y ciertas anomalías reportadas en su comportamiento han llevado a algunos equipos a revisar una y otra vez sus modelos. Para el gran público, puede pasar como un punto de luz más en el cielo. Para las comunidades profesionales y de aficionados avanzados, se ha convertido en un auténtico “caso caliente” que, en el mejor de los escenarios, podría forzar a ampliar lo que sabemos sobre objetos interestelares.

19 de diciembre de 2025: la cita marcada en rojo

La fecha clave que muchos tienen subrayada es el 19 de diciembre de 2025, cuando 3I/ATLAS alcanzará su máxima aproximación a la Tierra. Esa ventana de observación será crucial: telescopios terrestres y espaciales ya ajustan sus agendas para exprimir cada segundo de datos.

Nadie espera una “revelación hollywoodiense” en un solo día, pero sí un salto cualitativo en la cantidad y calidad de información. Es en esos márgenes de máxima proximidad cuando se pueden detectar variaciones sutiles en el brillo, cambios en la dinámica del objeto o firmas espectrales que ayuden a distinguir entre un cometa exótico y algo aún más complejo.

Lo que se juega la ciencia con 3I/ATLAS

Hablar de un posible origen tecnológico no significa afirmar que 3I/ATLAS sea una nave o una sonda. Significa, sencillamente, que la ciencia se ve obligada a mantener abiertas todas las hipótesis compatibles con los datos. Y ahí es donde este objeto se vuelve especialmente interesante.

Si finalmente se demuestra que todo tiene una explicación natural, habremos aprendido mucho sobre un tipo de cometas o cuerpos interestelares que apenas estamos empezando a catalogar. Pero si alguna de sus propiedades resiste todas las explicaciones convencionales, 3I/ATLAS podría convertirse en un punto de inflexión en la búsqueda de tecnofirmas y en la forma en que diseñamos futuras misiones de exploración.

En cualquier caso, este visitante interestelar ya ha cumplido una función clave: recordar que el universo sigue siendo, en muchos aspectos, territorio desconocido. Y que para explorarlo de verdad, hace falta tanto rigor como valentía intelectual.