El temporal en Andalucía deja dos muertos, un desaparecido y casi 500 incidencias

Imagen satelital que muestra zonas afectadas por lluvias intensas en Andalucía durante el temporal

Un fin de semana de lluvias torrenciales ha golpeado con dureza a Andalucía, dejando dos personas fallecidas, un desaparecido y cientos de incidencias gestionadas por los servicios de emergencia, especialmente en las provincias de Granada y Málaga.

El balance provisional del temporal confirma la muerte de un motorista en Íllora (Granada), cuyo cuerpo ha sido recuperado tras ser arrastrado por la fuerza de la corriente, y el fallecimiento de otra persona en Alhaurín el Grande (Málaga) el domingo, también a causa de las inundaciones. A ello se suma la búsqueda aún activa de un desaparecido, mientras el servicio de emergencias 112 ha atendido 474 incidencias relacionadas con inundaciones, rescates, desprendimientos y cortes en carreteras, en un episodio que deja una huella profunda en el sur de España.

Un balance trágico

La confirmación de la muerte del motorista en Íllora, en pleno corazón de la provincia de Granada, ha cerrado horas de máxima preocupación. El hombre fue arrastrado por la corriente cuando circulaba en moto y, pese a los esfuerzos de los equipos de rescate, solo se ha podido recuperar su cuerpo sin vida.

Este fallecimiento se suma al registrado el domingo en Alhaurín el Grande (Málaga), donde otra persona perdió la vida a causa de las inundaciones. Con una persona todavía desaparecida, el impacto humano del temporal se eleva, consolidando un fin de semana marcado por la tragedia y la sensación de vulnerabilidad ante fenómenos meteorológicos extremos.

Servicios de emergencia al límite

El servicio de emergencias 112 Andalucía ha tenido que desplegar todos sus recursos para responder al temporal. En total, se han gestionado 474 incidencias vinculadas a:

  • Inundaciones en viviendas, bajos, garajes y vías públicas.

  • Rescates de personas atrapadas en vehículos o viviendas anegadas.

  • Desprendimientos de tierra y piedras en carreteras.

  • Cortes en la red vial, con tramos completamente impracticables.

Las provincias de Granada y Málaga figuran como las más afectadas, evidenciando cómo el sur peninsular puede quedar seriamente comprometido cuando la naturaleza desata su fuerza en forma de lluvias intensas y persistentes.

Daños materiales y comunidades aisladas

Más allá del trágico balance de víctimas, el temporal deja un importante rastro de daños materiales. Carreteras cortadas, caminos rurales impracticables, infraestructuras dañadas y comunidades parcialmente aisladas han sido la tónica en distintos puntos de la región.

En zonas rurales y pequeños municipios, la combinación de lluvias torrenciales y cauces saturados ha provocado crecidas súbitas, arrastrando vehículos, mobiliario urbano y todo lo que encontraba a su paso. Las labores de evaluación de daños y reparación de infraestructuras se prolongarán varios días.

Llamamiento a la prudencia

Ante la persistencia del mal tiempo, las autoridades autonómicas han insistido en un mensaje claro: máxima prudencia. Entre las recomendaciones destacan:

  • Evitar desplazamientos innecesarios, especialmente en áreas cercanas a ríos, ramblas o zonas inundables.

  • No intentar cruzar balsas de agua o cauces, ni a pie ni en vehículo.

  • Seguir en todo momento las indicaciones oficiales y la información actualizada de los servicios de emergencia y meteorológicos.

En situaciones como la vivida este fin de semana, la prevención y la atención continua a los avisos oficiales se revelan como herramientas esenciales para minimizar el riesgo y evitar nuevas desgracias.

Un episodio que deja lecciones

El temporal en Andalucía se suma a otros episodios recientes de fenómenos meteorológicos extremos en España, reavivando el debate sobre la adaptación al cambio climático, la planificación urbana y la protección de zonas vulnerables.

La imagen satelital de las zonas más afectadas por las lluvias intensas, con núcleos urbanos rodeados de franjas anegadas y cauces desbordados, resume el alcance de lo ocurrido: un fin de semana en el que el tiempo ha puesto a prueba la resiliencia de infraestructuras, servicios de emergencia y ciudadanía, y que deja una conclusión clara: la preparación y la prudencia pueden marcar la diferencia entre el susto y la tragedia.