“Defensa planetaria”

Mitos sobre el cometa 3I/ATLAS y su naturaleza

La NASA hoy publica nuevas imágenes del cometa interestelar 3I/ATLAS
Vigilancia científica y falsos mitos sobre “defensa planetaria”

En medio del revuelo generado por la llegada del cometa interestelar 3I/ATLAS, la voz de José María Madiedo aporta claridad y rigor científico frente a un mar de especulaciones. Lejos de mitos o relatos alarmistas, este visitante cósmico se comporta exactamente como cabría esperar según las leyes físicas conocidas. La clave, por tanto, no está en imaginar escenarios extraordinarios, sino en comprender qué está ocurriendo realmente y por qué las teorías conspirativas no se sostienen.

Madiedo subraya que las fluctuaciones de brillo que algunos han bautizado como “latidos” no son ningún mensaje oculto ni señal artificial, sino la consecuencia lógica de procesos físicos bien conocidos en la ciencia cometaria. La rotación del núcleo, la sublimación de compuestos volátiles y la variación en la actividad de chorros de gas y polvo explican por sí solos la dinámica observada.

En este contexto, el mensaje es contundente: no existe evidencia alguna de estructuras tecnológicas ni de señales anómalas que apunten a un origen distinto del natural. Todo lo que se ve en 3I/ATLAS encaja en los modelos físicos que ya manejan los astrónomos para otros cometas.

Sublimación y chorros cometarios: la física detrás del brillo

Al acercarse al Sol, el calor activa la superficie helada de los cometas, liberando gases y partículas de polvo que dan lugar a las icónicas colas luminosas. En el caso de 3I/ATLAS, la intensidad y orientación de estos chorros varía conforme cambia la incidencia de la radiación solar sobre su superficie.

Es precisamente esta variabilidad la que se traduce en cambios en el brillo aparente del cometa. Lejos de ser algo misterioso, se trata de la manifestación normal de un cometa activo sometido a un entorno cambiante, gobernado por leyes térmicas y dinámicas perfectamente conocidas.

En paralelo a la curiosidad legítima, han surgido narrativas que hablan de “defensa planetaria” y de supuestos encubrimientos por parte de organismos como la NASA. Madiedo recuerda que cualquier objeto cercano al sistema solar es observado rutinariamente por la comunidad astronómica bajo protocolos estándar, sin que ello implique amenaza alguna.

La idea de que se pueda ocultar información relevante en pleno siglo XXI, con miles de astrónomos profesionales y amateurs escrutando el cielo y compartiendo datos de forma abierta, es poco realista. La transparencia y la colaboración global son la norma, y las acusaciones de ocultamiento carecen de base sólida.

Pseudociencia y calidad del debate público

Uno de los puntos que más preocupa a Madiedo es el impacto de las narrativas pseudocientíficas disfrazadas de divulgación. Estos relatos, al mezclar datos reales con afirmaciones infundadas, terminan confundiendo a la audiencia y erosionando la confianza en la investigación seria.

Aun así, el paso de 3I/ATLAS tiene una cara positiva: ha despertado un interés popular inusual por la astronomía. Bien encauzada, esa curiosidad puede convertirse en una puerta de entrada a la ciencia, siempre que las voces rigurosas consigan imponerse sobre el ruido especulativo.

19 de diciembre: máxima aproximación sin riesgo

La fecha clave marcada en el calendario es el 19 de diciembre, momento en que el cometa alcanzará su máxima aproximación a la Tierra, situándose a unos 260 millones de kilómetros. En términos astronómicos, se trata de una distancia enorme, que descarta cualquier riesgo de impacto o daño para nuestro planeta.

El seguimiento científico continuará durante este periodo y los datos obtenidos servirán para profundizar en el conocimiento de estos viajeros interestelares. Más allá de los titulares sensacionalistas, lo que se está viviendo es un ejercicio de ciencia en acción y una confirmación de que la naturaleza sigue sus propias reglas, tan predecibles como fascinantes.