Un terremoto de magnitud 6,2 sacude la costa norte de Perú sin causar víctimas ni alerta de tsunami

Terremoto
Un sismo de magnitud 6,2 sacudió en la noche del sábado la costa norte de Perú, con epicentro a unos 36 kilómetros al oeste de Puerto Santa y a una profundidad aproximada de 66 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Hasta el momento no se han registrado víctimas, ni daños de consideración, y las autoridades no han emitido alerta de tsunami para la zona afectada.

De acuerdo con los datos preliminares del USGS, el temblor se produjo mar adentro frente a la región de Áncash, en un área donde residen más de dos millones de personas en un radio de unos 150 kilómetros del epicentro. Aunque el movimiento alcanzó una intensidad moderada en la escala de Mercalli, los informes iniciales de los servicios de emergencia y de protección civil apuntan a un episodio sísmico relevante pero sin consecuencias graves, más allá del lógico temor entre la población y revisiones preventivas de infraestructuras esenciales.

Epicentro frente a Puerto Santa

El sismo tuvo su origen en el océano Pacífico, aproximadamente 36 kilómetros al oeste de Puerto Santa, en la provincia de Santa (Áncash), una franja costera acostumbrada a la actividad sísmica por su ubicación sobre el borde de la placa de Nazca, que se subduce bajo la placa Sudamericana.

La profundidad estimada del temblor, en torno a los 66 kilómetros, habría contribuido a reducir su capacidad destructiva en superficie, pese a que el movimiento fue perceptible en varias localidades del norte peruano, incluida la ciudad portuaria de Chimbote y otras poblaciones cercanas.

Sin víctimas ni daños de consideración

En las horas posteriores al sismo, las autoridades locales y los servicios de emergencia informaron de que no se han registrado víctimas mortales ni heridos y que, de momento, no se han reportado daños significativos en viviendas, carreteras o infraestructuras críticas. Las evaluaciones continúan de forma preventiva, especialmente en hospitales, colegios, puentes y redes de energía.

El temblor se produjo «tarde en la noche» del sábado, hora local, lo que incrementó la sensación de alarma entre la población, pero las comunicaciones y los servicios básicos se mantuvieron operativos. En algunas zonas se han registrado cortes puntuales de electricidad y caídas de objetos en el interior de viviendas, considerados daños menores dentro de la casuística habitual de este tipo de eventos.

Uno de los elementos clave tras un terremoto cercano a la costa es la posibilidad de tsunami. En este caso, los centros de vigilancia del Pacífico indicaron que no se daban las condiciones para la generación de una ola de gran magnitud, por lo que no se emitió alerta de tsunami para Perú ni para otros países del litoral pacífico sudamericano.

Aun así, las autoridades recomendaron a la población costera mantenerse informada a través de canales oficiales y evitar la propagación de rumores en redes sociales, una práctica que suele aparecer en los minutos posteriores a los grandes sismos y que puede dificultar la gestión de la respuesta de emergencia.

Una región altamente sísmica

El norte de Perú forma parte del denominado cinturón de fuego del Pacífico, una de las zonas sísmicas y volcánicas más activas del planeta. La interacción entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana genera de manera recurrente terremotos de diversas magnitudes, algunos de los cuales han provocado daños importantes a lo largo de la historia del país.

En este contexto, las autoridades peruanas mantienen desde hace años protocolos de prevención y simulacros periódicos para la población, con el objetivo de reducir la vulnerabilidad ante movimientos telúricos de mayor intensidad. El sismo de este fin de semana se suma a esa larga lista de eventos, pero, por ahora, se mantiene dentro de la categoría de episodios significativos sin impacto catastrófico.

Aunque el terremoto no ha causado daños graves, los expertos recuerdan que episodios como este sirven como recordatorio de la importancia de la preparación ciudadana: conocer las rutas de evacuación, reforzar estructuras vulnerables y contar con kits básicos de emergencia en zonas de riesgo.

Los servicios geológicos y de protección civil de Perú, junto con el USGS y otros organismos internacionales, continuarán monitorizando la zona en busca de posibles réplicas y cambios en la actividad sísmica regional. Por ahora, el balance es prudente pero tranquilizador: un fuerte recordatorio de la potencia de la naturaleza, sin víctimas ni devastación, en una de las regiones sísmicas más vigiladas del planeta.