Un modelo alternativo al liderazgo occidental

Adrián Zelaia: “EEUU sufre una derrota estratégica frente al bloque emergente”

El economista destaca que la Organización de Cooperación de Shanghái se ha consolidado como una referencia global que desafía el modelo occidental, atrayendo incluso a Estados miembros de la OTAN.

La influencia de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) está dejando de ser un fenómeno regional para convertirse en un verdadero contrapunto estratégico frente a Occidente. Así lo ha explicado Adrián Zelaia, quien subraya que Estados Unidos atraviesa una “derrota estratégica” frente a la capacidad de cohesión y desarrollo que proyecta este bloque emergente.

Uno de los aspectos más llamativos, señala Zelaia, es la participación de países como Turquía, que comparten espacio tanto en la OTAN como en la OCS. Esta doble pertenencia refleja la flexibilidad del bloque euroasiático, que no impone un modelo centralizado, sino que respeta la soberanía y los ritmos internos de cada uno de sus miembros. En un mundo marcado por las tensiones geopolíticas, esta autonomía resulta especialmente atractiva.

La OCS no solo se presenta como un contrapeso político, sino como un referente económico y social. A diferencia de los BRICS, cuya composición se extiende por distintos continentes, la OCS se apoya en una cohesión geográfica que facilita la cooperación y refuerza la coordinación estratégica entre sus países miembros. Este factor otorga al bloque una ventaja competitiva en términos de planificación y de acción conjunta.

Zelaia insiste en que este modelo alternativo está ganando terreno no solo en Eurasia, sino también en países occidentales que observan con inquietud la creciente influencia de los BRICS y buscan fórmulas de cooperación más equilibradas. La OCS se perfila así como un espacio de referencia internacional, capaz de proyectar una narrativa distinta al discurso occidental y de ofrecer un marco de desarrollo y cooperación que atrae a nuevos aliados.

El análisis concluye con un mensaje claro: mientras Washington trata de reforzar su liderazgo, la emergencia de un bloque cohesionado, flexible y con vocación de expansión global está reconfigurando la arquitectura de poder internacional.