EE. UU. · Política económica internacional

Alarma en EE. UU.: el secretario del Tesoro advierte de una “caída gigantesca” de las tasas hipotecarias… pero alerta de que el mercado ya vive una recesión inmobiliaria

EPA / MAGNUSLE J HALL
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, ha lanzado una advertencia contundente sobre el mercado inmobiliario: según ha declarado recientemente, aunque la economía en su conjunto se mantiene fuerte, las elevadas tasas hipotecarias están provocando lo que, a su juicio, ya puede calificarse como una recesión en el sector de la vivienda. Esta revelación reabre el debate sobre la política monetaria, la asequibilidad y los riesgos sistémicos en el país.

Desde Washington se envía un mensaje de urgencia que sacude los cimientos del sector inmobiliario estadounidense. Bessent, en una entrevista reciente, no escatimó palabras al señalar que las hipotecas con intereses elevados “están estrangulando” lo que, hasta ahora, había sido uno de los pilares de estabilidad para amplios sectores de población: la vivienda.

A su juicio, esta “caída gigantesca” en la asequibilidad —producto de los tipos de interés— está generando una crisis silenciosa: “la vivienda está en recesión”, subrayó. Los más afectados, según su diagnóstico, son los hogares con ingresos más modestos, que se ven obligados a enfrentar deudas con menor capacidad financiera de respaldo. 

El propio secretario del Tesoro apunta responsabilidades a la política monetaria: considera que las decisiones recientes de la Federal Reserve System han generado “problemas de distribución” al mantener tasas que agravan la situación para los menos favorecidos.

Este contexto plantea un dilema complejo: mientras que algunos datos macroeconómicos indican fortaleza general, los desequilibrios en el mercado de la vivienda se profundizan. Según las cifras que cita el propio Bessent, los contratos de compraventa de viviendas pendientes se han mantenido estables en ciertos periodos, pero ese dato no mitiga la presión que sufren quienes no pueden afrontar los costos crecientes. 

En ese marco, el secretario insiste en que el momento exige ajustarse: la reducción del gasto público promovida por la actual administración habría permitido mejorar indicadores como la relación déficit/PIB, lo que según él “debería abrir espacio” para que la Reserva Federal reconsidere su estrategia de tipos.

Para el mercado global y los analistas internacionales, las palabras de Bessent revisten especial significado: EE. UU. no solo representa una potencia económica, sino una referencia para la vivienda, los créditos hipotecarios y los ciclos de interés en todo el mundo. Si el país atraviesa tensiones en ese ámbito, las repercusiones podrían irradiarse más allá de sus fronteras.

En Europa, por ejemplo, las enseñanzas de este episodio subrayan la importancia de balancear políticas monetarias con sensibilidad social: la estructura de deuda, el acceso a la vivienda y los efectos distributivos están bajo la lupa como nunca. La experiencia estadounidense puede ofrecer unos reflectores que, bien analizados, ayudan a anticipar riesgos y formular estrategias más prudentes.

El llamado de atención de Bessent coincide con debates internos en EE. UU. sobre inflación, tipo de interés y regulación financiera. La tensión entre mantener precios controlados y favorecer el crédito para las familias ha llegado a un punto álgido: el liderazgo político y la Reserva Federal deben calibrar sus respuestas con cuidado.

A medio plazo, hay dos caminos posibles. Si se logra una rebaja de los tipos hipotecarios que amortigüe el coste de acceso a la vivienda sin disparar la inflación, el ajuste podría reactivar segmentos clave del consumo y consolidar estabilidad. Si no, la fragmentación económica podría provocar efectos colaterales peligrosos, con doble impacto en hogares vulnerables y en la confianza global.

En definitiva, la afirmación de que podría haber una “caída gigantesca” en las tasas o en los efectos de ellas no es un guiño pasajero: es un aviso de que la coyuntura estadounidense se replantea bajo presión. Y el mundo entero está observando.