Alemania quiere estar “lista para la guerra” en 2029 y acumula raviolis enlatados como medida estratégica
El gobierno alemán se ha marcado el objetivo de convertir al país en kriegstüchtig —apto para la guerra— antes de 2029, año en el que cree que Rusia podría atacar a un miembro de la OTAN. Berlín impulsa reformas fiscales, refuerza la industria de defensa, planea un posible retorno del servicio militar obligatorio y, de forma tan llamativa como polémica, prepara reservas de alimentos como raviolis y lentejas enlatadas.
Alemania se prepara para un futuro incierto, con la mirada puesta en un posible conflicto en 2029. El gobierno de Olaf Scholz ha comenzado a trazar un plan ambicioso y con implicaciones profundas para la política interna y la seguridad nacional. Según estimaciones de los servicios de inteligencia y las fuerzas armadas, en 2029 Rusia podría estar en condiciones de atacar a un país aliado dentro de la OTAN. Ante esta amenaza, Berlín se ha propuesto fortalecer su capacidad militar y, por primera vez en décadas, dar un giro radical a su tradicional prudencia fiscal para centrarse en el rearme.
El cambio en la estrategia de defensa de Alemania es notable, comenzando por una reforma en las políticas de gasto y deuda. Este ajuste tiene como objetivo asignar una mayor cantidad de fondos a las necesidades militares del país. La decisión marca una ruptura con una política fiscal que, hasta ahora, había sido un pilar fundamental de la estabilidad económica alemana. La iniciativa busca preparar a la nación para un posible conflicto, aunque el gobierno de Scholz subraya que la intención no es entrar en una guerra, sino estar listos si la situación lo exige.
La industria de defensa, clave en esta estrategia, juega un papel fundamental. El gobierno ha puesto en marcha un plan para reforzar la capacidad productiva del sector, asegurando que la nación pueda movilizarse rápidamente en caso de ser necesario. La modernización de las fuerzas armadas alemanas y la expansión de su infraestructura militar son también pilares del proyecto. Además, la posibilidad de reinstaurar el servicio militar obligatorio es una medida que ya está siendo discutida, en un intento por asegurar que el país tenga suficientes recursos humanos para afrontar un conflicto de gran escala.
Pero lo más sorprendente de esta serie de reformas no proviene únicamente del ámbito militar. El Ministerio de Agricultura y Alimentación ha presentado una propuesta que ha captado la atención de la opinión pública: la creación de reservas nacionales de alimentos listos para consumir. En un giro inesperado, raviolis y lentejas enlatadas han pasado a formar parte de un plan de seguridad nacional, que tiene como objetivo garantizar la alimentación de la población en caso de emergencia. Aunque la iniciativa pueda parecer trivial, refleja una visión integral de la preparación alemana ante cualquier crisis, reconociendo que, además de la fuerza militar, también es crucial mantener la resiliencia civil.
La creación de estas reservas alimentarias busca asegurar que, en un contexto de gran crisis, Alemania pueda mantener el bienestar de su población sin depender de cadenas de suministro internacionales que podrían verse interrumpidas. Esta medida es tan solo una parte de un plan más amplio para reforzar la infraestructura crítica del país, que también incluye asegurar el suministro energético y la continuidad de servicios básicos en caso de emergencia.
Con estas acciones, Alemania no solo envía un mensaje de preparación, sino que también subraya la importancia de anticiparse a situaciones de riesgo. Mientras muchos países observan la creciente tensión en Europa del Este con preocupación, el gobierno alemán se adelanta con una visión pragmática, entendiendo que la seguridad de Europa no solo depende de la capacidad de defenderse de un agresor, sino también de estar preparados en los aspectos más fundamentales de la vida cotidiana.
Esta respuesta proactiva también tiene implicaciones económicas. La inversión en defensa, la creación de nuevas infraestructuras y la actualización de la industria de armamento son medidas que pueden impulsar ciertos sectores de la economía, pero también podrían generar tensiones dentro de la propia UE, donde la integración de políticas de defensa comunes aún es un tema sensible.
El plan alemán también está siendo observado por otros países de la OTAN, quienes podrían verse inspirados por la rapidez con la que Berlín ha tomado la iniciativa. Si bien la situación actual no requiere una acción inmediata, la actitud de previsión refleja un enfoque pragmático y realista hacia un futuro incierto.