Moscú apunta al mayor servicio de mensajería del país

“Cuestión de tiempo”: Rusia abre la puerta a bloquear WhatsApp tras la filtración de una llamada diplomática

EPA/ABEDIN TAHERKENAREH

Rusia podría dar el siguiente paso en su pulso contra las plataformas occidentales: bloquear WhatsApp. El diputado de la Duma Anton Nemkin ha afirmado que es solo una “cuestión de tiempo” que el popular servicio de mensajería de Meta deje de funcionar en el país, después de que ya se hayan vetado Facebook e Instagram como plataformas “extremistas”. La reciente filtración de una llamada entre el enviado especial de EEUU Steve Witkoff y el asesor del Kremlin Yuri Ushakov, realizada a través de WhatsApp, ha reavivado el debate sobre espionaje, seguridad y control digital dentro de Rusia.

El ecosistema digital ruso podría vivir un nuevo terremoto. Después de que las autoridades declararan a Meta como organización “extremista” y bloquearan en el país a Facebook e Instagram, ahora el foco se centra en WhatsApp, el servicio de mensajería más utilizado entre los ciudadanos. El diputado de la Duma Estatal Anton Nemkin ha asegurado que es solo una “cuestión de tiempo” que la aplicación deje de estar disponible en Rusia.

Sus declaraciones llegan en un contexto de creciente tensión geopolítica y un renovado debate sobre la seguridad de las comunicaciones, alimentado por la reciente filtración de una llamada entre el enviado especial de Estados Unidos Steve Witkoff y el asesor presidencial ruso Yuri Ushakov, que —según los informes— se habría realizado a través de WhatsApp.

De Facebook e Instagram al siguiente objetivo: WhatsApp

La ofensiva regulatoria contra las plataformas occidentales en Rusia no es nueva. Las autoridades ya han bloqueado Facebook e Instagram, catalogando a Meta como una “organización extremista” y trazando una línea roja sobre parte del ecosistema digital global. Hasta ahora, sin embargo, WhatsApp había quedado al margen, en parte por su papel como herramienta básica de comunicación para millones de usuarios particulares y empresas.

Las palabras de Nemkin cambian el tono: al hablar de una mera “cuestión de tiempo”, el diputado sugiere que la paciencia regulatoria con el mensajero está llegando a su fin. Aunque no se han anunciado medidas concretas ni un calendario, el mensaje es claro: el margen para WhatsApp se estrecha.

La llamada filtrada que reaviva el debate sobre espionaje

El detonante inmediato de esta nueva escalada parece ser la filtración de una llamada telefónica entre el enviado especial estadounidense Steve Witkoff y el asesor del Kremlin Yuri Ushakov. La conversación, que habría sido mantenida a través de WhatsApp, ha sido descrita como un episodio embarazoso y políticamente delicado.

El propio Ushakov ha reconocido que “a veces” utiliza la aplicación para hacer llamadas, pero ha advertido que “alguien puede escuchar” estas conversaciones. Esa referencia a la posibilidad de interceptaciones o espionaje ha alimentado las sospechas de que los servicios rusos consideran WhatsApp como un vector de riesgo en el ámbito de la seguridad nacional.

Seguridad, soberanía digital y control de la información

La posible prohibición de WhatsApp se inserta en un patrón más amplio de “soberanía digital” que Moscú viene impulsando desde hace años. El argumento oficial combina la necesidad de proteger la seguridad nacional, reducir la dependencia de servicios controlados desde el extranjero y reforzar plataformas locales que operen dentro del marco normativo ruso.

En la práctica, esto se traduce en un mayor control estatal sobre el flujo de información, tanto a nivel de contenido como de infraestructura. La sospecha de que una aplicación pueda ser utilizada como canal de escucha o influencia externa se convierte en motivo suficiente para justificar restricciones, vetos o exigencias técnicas difíciles de cumplir para las empresas tecnológicas occidentales.

Impacto potencial en usuarios, empresas y funcionarios

Bloquear WhatsApp tendría un impacto inmediato sobre la vida diaria de millones de personas. La aplicación se ha convertido en una herramienta central para comunicaciones familiares, laborales y comerciales. Muchas pequeñas empresas dependen del mensajero para coordinar ventas, atención al cliente y logística, mientras que grupos ciudadanos y comunidades profesionales lo utilizan como canal de organización básica.

El caso adquiere una dimensión adicional si se confirma que altos cargos y funcionarios también han usado WhatsApp para conversaciones sensibles. En ese caso, la discusión sobre el bloqueo no solo tiene que ver con el ciudadano de a pie, sino con la necesidad de reorientar las comunicaciones oficiales hacia canales considerados más controlados y seguros por el Estado.

Alternativas locales y el desplazamiento del tráfico

En el escenario de un eventual veto, el tráfico de mensajería se desplazaría previsiblemente hacia plataformas locales o ya consolidadas en el entorno ruso, como otros servicios de mensajería y redes sociales con mayor integración regulatoria en el país. No sería la primera vez que un bloqueo acelera la migración masiva de usuarios hacia aplicaciones domésticas.

Sin embargo, el proceso podría no ser inmediato. Muchos usuarios conservan contactos en el exterior y dependen de WhatsApp para mantener conexiones internacionales, lo que dejaría un vacío difícil de llenar si se corta de forma abrupta.

Un pulso abierto entre Moscú y las big tech

Por ahora, las palabras de Anton Nemkin funcionan como una señal política y regulatoria: Moscú quiere dejar claro que WhatsApp no está blindado. En un contexto de filtraciones incómodas, tensión geopolítica y un discurso cada vez más centrado en la seguridad, el mensajero de Meta se convierte en el próximo tablero de juego del pulso entre Rusia y las grandes tecnológicas occidentales.

Si la amenaza se concreta, el bloqueo de WhatsApp sería un nuevo hito en la fragmentación del espacio digital global, y un recordatorio de que, en tiempos de conflicto, las aplicaciones que usamos a diario pueden convertirse en piezas clave de una partida geopolítica mucho más amplia.