Donald Trump alerta: «Israel perderá todo el apoyo de EEUU si anexiona Cisjordania»
El panorama diplomático del Oriente Medio registra un giro de gran calado: Donald Trump, en una entrevista publicada por la revista Time, ha lanzado un aviso inequívoco a Israel: “Israel perdería todo el apoyo de Estados Unidos si eso (la anexión de la Ribera Occidental) sucediera”. El presidente contextualiza esta advertencia apelando a su promesa a los países árabes, el deseo de mantener el respaldo árabe para el acuerdo de alto el fuego en Gaza y la necesidad de no aislar a Israel “del mundo”.
La advertencia se produce en medio de una creciente presión interna en Israel para aplicar soberanía sobre partes de la Ribera Occidental, tras una votación preliminar en la Knéset que avanza en ese sentido. Desde Washington señalan que esa medida podría comprometer el reciente plan estadounidense para Gaza y la estabilización en la región.
Trump, que hasta ahora había mostrado un apoyo muy cercano con Tel Aviv, parece marcar un nuevo límite: la anexión se convierte en una línea roja que, de cruzarse, desencadenaría un cambio radical en la relación bilateral.
Las implicaciones para Israel y la diplomacia regional
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Para Israel, el mensaje es claro: avanzar con la anexión podría costar la alianza privilegiada con Washington. Esto no solo afecta el plano militar o de defensa, sino también el acceso a inteligencia, apoyo diplomático y cooperación estratégica en Oriente Medio.
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Para el plan de alto el fuego en Gaza, impulsado por Estados Unidos, la anexión aparece como un factor que podría desestabilizar lo avanzado hasta ahora, sacrificar el apoyo árabe y reabrir la dinámica del conflicto.
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Para los países árabes que sostienen los acuerdos recientes con Israel y Estados Unidos, la retirada de apoyo estadounidense sería una señal de debilidad de Tel Aviv y podría provocar un retroceso en la normalización y cooperación regional.
Las próximas semanas serán clave para definir la dirección del conflicto diplomático:
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Si Israel decide frenar la anexión, podría mantener su alianza con Estados Unidos y reforzar su papel en la reconstrucción de Gaza.
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Si opta por seguir adelante, sin consenso estadounidense, se expone a una pérdida de apoyo que podría traducirse en aislamiento diplomático, menor respaldo militar y complicaciones en los acuerdos regionales.
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Para el plan estadounidense en Gaza, la amenaza de retirada de apoyo a Israel podría funcionar como herramienta de presión, pero también implica riesgo de escalada si Tel Aviv percibe que no puede cumplirlo sin perder poder interno.
Desde una perspectiva económica y estratégica, este pulso tiene múltiples ramificaciones:
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Inversores y empresas con exposición en Israel o en los territorios palestinos deben estar atentos: un cambio en la alineación estadounidense-israelí puede alterar contratos, licencias, inversiones en infraestructura o energía.
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La cooperación militar y de seguridad cambia de matiz: el apoyo estadounidense ha sido un pilar de la industria de defensa israelí; una retirada podría provocar reajustes en los flujos de exportación de tecnología, acuerdo de ventas y alianzas.
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El comercio en Oriente Medio puede resentirse: la normalización árabe-israelí se sustenta en pactos de largo plazo; un paso hacia la anexión ponía ese consenso en riesgo, tal como señalaban los países del Golfo.
La declaración de Donald Trump marca un antes y un después en la relación entre Estados Unidos e Israel: la anexión de la Ribera Occidental deja de ser una cuestión interna para Tel Aviv y pasa a ser un factor de política exterior norteamericana. En este tablero, Israel debe calibrar sus acciones ante el riesgo de perder un respaldo estratégico fundamental. Para el resto del mundo, incluida la comunidad empresarial, el mensaje es claro: en Oriente Medio, la geopolítica manda y tomar posiciones de frontera puede tener costes muy reales.