Estados Unidos restringe permisos militares en América Latina ante amenazas inéditas, ¿posibles bombardeos?

Comando Sur de Estados Unidos con la bandera estadounidense

El Comando Sur de EEUU limita los permisos militares durante Thanksgiving y Navidad por la amenaza de bombardeos terrestres en América Latina y el Caribe, reflejando un aumento en la tensión geopolítica regional.

En una decisión que ha levantado cejas incluso entre quienes rara vez siguen los movimientos militares en América Latina, el Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM) ha restringido los permisos de su personal durante dos fechas clave: Thanksgiving y Navidad. La medida afecta a las fuerzas desplegadas en el Caribe y entorno de Venezuela y se produce en pleno endurecimiento de la presión militar y diplomática de Washington sobre el régimen de Nicolás Maduro. Diversos medios y fuentes de seguimiento de defensa apuntan a que el objetivo es asegurar que todas las unidades estén listas para posibles operaciones de ataque sobre objetivos en tierra en las próximas semanas.

Un Comando en máxima alerta en torno a Venezuela

SOUTHCOM, el mando responsable de las operaciones estadounidenses en Sudamérica, Centroamérica y el Caribe, se ha convertido en el epicentro de la escalada. En paralelo a las restricciones de permisos, Estados Unidos ha reforzado de forma notable su presencia militar en la región: despliegue de bombarderos B-52, grupos navales adicionales y la aproximación del portaaviones USS Gerald R. Ford a las aguas frente a Venezuela, en lo que analistas describen como el mayor aumento de poder militar estadounidense en el Caribe desde la crisis de los misiles de Cuba.

Al mismo tiempo, Washington ha designado al llamado Cartel de los Soles —vinculado a altos mandos venezolanos— como organización terrorista extranjera, un movimiento que amplía el abanico de opciones militares y legales contra estructuras asociadas al chavismo. En este contexto, el hecho de que los permisos se congelen justo en la ventana de finales de noviembre y diciembre se interpreta como una señal clara de que el Pentágono quiere a sus tropas “cerca, disponibles y listas” si la Casa Blanca da luz verde a una nueva fase de la campaña.

¿Por qué ahora? Del mensaje disuasorio a la posibilidad de bombardeos selectivos

Fuentes abiertas y análisis especializados coinciden en que el escenario más probable no es una invasión a gran escala, sino una ampliación de los ataques ya realizados contra infraestructuras ligadas al narcotráfico y al aparato de seguridad del régimen. Informes recientes hablan de “operaciones de ataque en tierra” que podrían centrarse en laboratorios, centros logísticos, depósitos de armamento o instalaciones que, según Washington, dan soporte al cartel y a otras redes criminales.

En este tipo de operaciones, la disponibilidad inmediata de tripulaciones de bombarderos, unidades de Marines, fuerzas especiales y personal de apoyo logístico es crítica. Mantener a todos en sus bases durante Thanksgiving y Navidad reduce riesgos: evita rotaciones en momentos delicados, garantiza capacidad de reacción rápida y manda un mensaje tanto a Caracas como al resto de la región de que Estados Unidos está dispuesto a ir más allá de los ejercicios de disuasión.

Un mensaje a Maduro… y a toda América Latina

Las implicaciones van más allá del plano estrictamente militar. Para Venezuela, la presencia de un portaaviones de última generación, bombarderos estratégicos y miles de efectivos en alta alerta supone un recordatorio de que el margen para maniobras internas es cada vez más estrecho. El Gobierno de Maduro, que ya ha denunciado públicamente una “campaña de agresión” y moviliza tropas y milicias para ejercicios de defensa, interpreta los movimientos de SOUTHCOM como el preludio de una ofensiva más amplia.

El resto de la región mira con inquietud. Países vecinos temen que una operación sobre territorio venezolano dispare nuevas olas migratorias, agrave tensiones políticas internas y coloque a los gobiernos ante una disyuntiva incómoda: alinearse, matizar o distanciarse de la estrategia de Washington. En paralelo, la presencia constante de unidades norteamericanas en el Caribe reabre debates históricos sobre la soberanía, la proyección de poder de Estados Unidos y el papel de las Fuerzas Armadas en la agenda de seguridad hemisférica.

El coste humano y político de cancelar la Navidad a la tropa

En el plano más humano, la decisión de congelar permisos en fechas tan simbólicas como Thanksgiving y Navidad tiene un fuerte impacto en la moral de los militares y sus familias. Estas fiestas son, tradicionalmente, momentos de descanso y reencuentro; cancelarlas indica que el nivel de alerta es lo bastante alto como para sacrificar ese respiro. Para la opinión pública estadounidense, que hasta ahora ha visto el pulso con Venezuela más como un asunto lejano que como un conflicto directo, el detalle de que “Christmas is cancelled” para los soldados en el Caribe funciona como un indicador intuitivo de que algo serio se está gestando.

A largo plazo, la gran incógnita es si este endurecimiento del postureo militar se quedará en un ejercicio de presión o desembocará en ataques selectivos que abran una nueva etapa de tensión abierta en América Latina. Por ahora, las piezas están colocadas: tropas en máxima disponibilidad, un mando regional con margen ampliado de actuación y un mensaje nítido a Caracas. Lo que ocurra en las próximas semanas dirá si esta Navidad será recordada como un momento de contención… o como el inicio de un capítulo mucho más agresivo en la política de Estados Unidos hacia su vecindario sur.