Etiopía confirma su primer brote del mortal virus de Marbug en el sur del país
Etiopía ha confirmado su primer brote de virus de Marburg en la región sur del país, con al menos nueve casos detectados en el área de Jinka, según la Africa Centres for Disease Control and Prevention (Africa CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). El patógeno, estrechamente emparentado con el virus del Ébola, provoca una fiebre hemorrágica grave con una tasa de mortalidad de entre el 25% y el 80% y un periodo de incubación de hasta 21 días. Las autoridades sanitarias han activado medidas de contención urgente para evitar que el brote se extienda a otras zonas de Etiopía y a países vecinos del África oriental.
La confirmación llega después de que el director general de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunciara que las pruebas de laboratorio habían identificado el virus de Marburgo en muestras procedentes de pacientes con una sospechosa fiebre hemorrágica. La OMS y la Africa CDC han desplegado equipos técnicos y material de protección para reforzar la capacidad de diagnóstico, aislamiento y tratamiento en la zona afectada.
Primer brote en Etiopía
Según la Africa CDC, el Laboratorio Nacional de Referencia de Etiopía confirmó el diagnóstico de enfermedad por virus de Marburg (MVD) tras analizar muestras procedentes de un grupo de pacientes en el sur del país. El brote se concentra en la ciudad de Jinka, en la región sur etíope, próxima a la frontera con Sudán del Sur, un factor que incrementa la preocupación por el posible salto transfronterizo del virus.
La alerta inicial sobre un posible cuadro de fiebre hemorrágica se compartió con la Africa CDC a mediados de noviembre, lo que permitió activar de forma temprana los protocolos de emergencia. Las autoridades etíopes han puesto en marcha dispositivos de vigilancia comunitaria, rastreo de contactos, aislamiento de casos y campañas informativas, con el apoyo de la OMS y otros socios internacionales.
Un virus letal y altamente contagioso
El virus de Marburg es uno de los patógenos más peligrosos conocidos. Al igual que el Ébola, pertenece a la familia de los filovirus y se transmite por contacto directo con fluidos corporales de personas infectadas o con superficies contaminadas, como ropa de cama o material sanitario. Los murciélagos frugívoros, en particular el murciélago de la fruta egipcio, se consideran el reservorio natural del virus.
Los síntomas comienzan con fiebre alta, dolor muscular, vómitos y diarrea y pueden evolucionar rápidamente hacia hemorragias internas y externas, fallo multiorgánico y muerte en cuestión de días. La OMS estima que la letalidad histórica del virus en distintos brotes oscila entre el 25% y el 80%, dependiendo de la capacidad de respuesta sanitaria y de la atención de soporte disponible.
Respuesta rápida en Jinka
En su comunicado, la Africa CDC subraya que las autoridades etíopes han actuado «con rapidez» para confirmar y contener el brote en la zona de Jinka, activando equipos de respuesta rápida y reforzando los centros de salud locales. La prioridad inmediata es romper las cadenas de transmisión mediante el aislamiento de casos, la identificación de contactos y la aplicación estricta de medidas de prevención y control de infecciones en hospitales y clínicas.
La OMS ha enviado a la región un equipo de especialistas en fiebres hemorrágicas, junto con equipos de protección individual (EPI), suministros médicos y carpas de aislamiento para ampliar la capacidad de atención. Las autoridades insisten en la necesidad de que la población informe de cualquier caso sospechoso y evite el contacto directo con fluidos de personas enfermas o fallecidas.
Riesgo regional en África oriental
Aunque el brote está por ahora localizado, los organismos internacionales no ocultan su preocupación por el posible contagio a otros países de África oriental, dada la proximidad a Sudán del Sur y la movilidad en la región. La Africa CDC ha anunciado que trabajará con los gobiernos vecinos para reforzar la vigilancia epidemiológica en zonas fronterizas, incluidos controles en puntos de entrada y acciones de sensibilización comunitaria.
La experiencia reciente con otros brotes de Marburgo en el continente —como los registrados en Angola, Uganda, Ghana, Tanzania o Ruanda— demuestra que una respuesta rápida y coordinada puede limitar el alcance de la epidemia, pero también que cualquier retraso en la detección incrementa exponencialmente el riesgo de expansión y el número de fallecidos.
Precedentes en Tanzania y Ruanda
África ha vivido en los últimos años varios episodios de Marburgo con consecuencias significativas. En Tanzania, un brote reciente llegó a causar alrededor de una decena de muertes antes de ser dado por finalizado, ilustrando la capacidad del virus para provocar cuadros rápidamente mortales si no se detecta y aísla a tiempo.
En Ruanda, el primer brote conocido de Marburgo se declaró en septiembre de 2024 y dejó 66 casos y 15 fallecidos, muchos de ellos entre personal sanitario. El país logró controlar la epidemia en diciembre de ese mismo año tras combinar medidas estrictas de salud pública con el despliegue de un ensayo clínico de una vacuna experimental desarrollada por el Sabin Vaccine Institute, que se administró a trabajadores de primera línea y otros grupos de alto riesgo.
Vacunas experimentales y futuro
Por el momento, no existe ninguna vacuna ni tratamiento antiviral aprobado específicamente contra el virus de Marburgo. La atención se basa en rehidratación oral o intravenosa, control de hemorragias y tratamiento sintomático para aumentar las probabilidades de supervivencia. Sin embargo, los avances de los últimos años —como los ensayos en Ruanda o los estudios en fase II que impulsa el Sabin Vaccine Institute— apuntan a que las primeras vacunas podrían estar más cerca, aunque aún requerirán tiempo para completar las fases de investigación y autorización.
La OMS y la Africa CDC utilizan cada nuevo brote para reforzar las capacidades de diagnóstico, vigilancia genómica y respuesta rápida en los sistemas sanitarios africanos. Etiopía, que afronta ahora su primer episodio de Marburgo, se convierte así en un nuevo escenario de prueba para estas estrategias de preparación ante futuras epidemias. Invertir en prevención, formar al personal sanitario y mantener informadas a las comunidades serán claves para evitar que este foco localizado derive en una crisis de mayor escala.