Eylon Levy advierte sobre la continua amenaza de Irán y el complejo escenario en Gaza
Eylon Levy, ex portavoz del Estado de Israel, analiza la compleja situación en Oriente Medio a dos años del conflicto con Hamas, destacando la amenaza de Irán y la difícil perspectiva de una paz duradera en Gaza.
La guerra que estalló hace ya dos años en Oriente Medio sigue dejando secuelas difíciles de prever. Eylon Levy, ex portavoz oficial del Estado de Israel, plantea, con una mezcla de realismo crudo y preocupación palpable, una mirada alejada de la esperanza simplista: una paz en Gaza seguramente no será el fin de la amenaza que enfrentan en la región.
Un conflicto arraigado y la amenaza persistente de Irán
Levy subraya que Irán no oculta su deseo de la destrucción del Estado de Israel, una declaración que pone sobre la mesa la dimensión geopolítica mucho más amplia, donde Gaza es solo un frente dentro de un tablero complejo.
La insistencia del régimen iraní en apoyar a grupos armados como Hamas solo enciende más la mecha de un conflicto cuya resolución parece cada vez más complicada. ¿Cómo confiar en un alto al fuego cuando las raíces del enfrentamiento están tan profundamente enraizadas en intereses político-religiosos?
La presión internacional hacia Hamas
En un giro que no se esperaba hace apenas meses, incluso países antes considerados aliados o al menos simpatizantes de Hamas —como Qatar y Turquía— están ahora presionando para que la organización libere a los rehenes retenidos como garantía de su supervivencia.
Levy comenta que esta presión inédita genera signos de cambio. Sin embargo, la guerra no se detendrá simplemente por voluntad política externa, sino que requerirá decisiones complejas y, probablemente, sacrificios difíciles.
El papel decisivo de Estados Unidos y el peligro de la prolongación
Estados Unidos aparece como un actor principal en este contexto. Levy señala que Washington emplea toda su influencia para encaminar la liberación de rehenes y buscar soluciones que puedan llevar a un cese del fuego duradero. Pero, a la vez, reconoce que no se debe esperar milagros inmediatos.
En sus palabras, no se trata solo de negociar con una organización terrorista, sino de enfrentar una realidad de guerra ideológica y estratégica que ha dejado marcas imborrables en ambos bandos.