Dick Cheney

Fallece a los 84 años Dick Cheney, influyente vicepresidente de George W. Bush

7/25/1983 President Reagan in the Oval Office with Richard Cheney to discuss his recent trip to the Soviet Union By Series: Reagan White House Photographs, 1/20/1981 - 1/20/1989Collection: White House Photographic Collection, 1/20/1981 - 1/20/1989

Fallece Dick Cheney, el influyente vicepresidente de George W. Bush, dejando un legado marcado por su impacto en la política estadounidense y decisiones clave que aún generan debate

Dick Cheney, uno de los vicepresidentes más influyentes de la historia reciente de Estados Unidos y arquitecto principal de la “guerra contra el terrorismo”, falleció hoy a los 84 años. La noticia fue confirmada por su familia, quienes señalaron que Cheney murió debido a complicaciones derivadas de neumonía, enfermedad cardíaca y vascular. Estaba acompañado de su esposa Lynne, con quien estuvo casado durante 61 años, y sus hijas, Liz y Mary, en el momento de su fallecimiento.

Un legado profundamente polarizado

Cheney, quien sirvió como vicepresidente durante dos mandatos bajo el gobierno de George W. Bush entre 2001 y 2009, dejó una marca indeleble en la política estadounidense. Durante su tiempo en el cargo, fue una figura clave en la toma de decisiones que condujeron a la invasión de Irak en 2003, una guerra que aún genera controversia por las dudas sobre las justificaciones utilizadas para lanzar el conflicto.

El presidente Bush rindió homenaje a Cheney, calificándolo como "un hombre decente y honorable" y resaltando su contribución a la política estadounidense. "La historia lo recordará como uno de los mejores servidores públicos de su generación", dijo Bush en un comunicado emitido tras el anuncio de su muerte.

A pesar de su prominencia en la política estadounidense, Cheney fue una figura profundamente polarizadora. Fue aclamado por muchos conservadores por su enfoque agresivo en la lucha contra el terrorismo, pero también fue criticado por su papel en el uso de técnicas de interrogatorio consideradas tortura y por las decisiones que llevaron a la prolongada ocupación de Irak.

El hombre detrás de la guerra contra el terrorismo

La tragedia del 11 de septiembre de 2001 transformó a Cheney en un personaje central de la política estadounidense. Ese día, mientras el presidente Bush se encontraba en una reunión en Florida, Cheney, en su papel de vicepresidente, tomó decisiones clave en la respuesta del gobierno, incluida la autorización para derribar aviones secuestrados que pudieran estar dirigidos hacia objetivos en Washington, D.C.

Cheney fue uno de los principales impulsores de la invasión de Irak, basada en la premisa de que el régimen de Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva y estaba vinculado con al-Qaeda. Aunque posteriormente se descubrió que esas afirmaciones no eran correctas, Cheney defendió su postura, insistiendo en que actuaron con la mejor inteligencia disponible en ese momento. En una entrevista de 2014, cuando se le preguntó sobre los métodos de interrogatorio usados durante la guerra, Cheney no mostró arrepentimiento, declarando: "Lo haría de nuevo en un minuto", refiriéndose al uso de tácticas como el waterboarding.

Un hombre de poder en la sombra

Aunque Cheney nunca fue considerado un presidente de facto, como sugieren algunas caricaturas, su influencia en la Casa Blanca fue indiscutible. Si bien el presidente Bush era el encargado de tomar las decisiones públicas, Cheney operaba en gran parte tras bambalinas, siendo una figura clave en el diseño de la política exterior y de defensa de la administración Bush. A pesar de no ocupar la presidencia, su capacidad para influir en las decisiones de política exterior y en la estrategia militar fue un testimonio de su habilidad para maniobrar en los pasillos del poder de Washington.

El cambio de tono en sus últimos años

En sus últimos años, Cheney se distanció de la política del Partido Republicano bajo la figura de Donald Trump, a quien criticó fuertemente, describiéndolo como el mayor peligro para la república. Cheney, conocido por su conservadurismo, se vio completamente desalineado con el giro populista que tomó el Partido Republicano durante la presidencia de Trump. A medida que el partido se inclinaba hacia una retórica más nacionalista, Cheney se convirtió en uno de sus críticos más vocales.

De hecho, Cheney fue un firme opositor a los intentos de Trump de anular los resultados de las elecciones de 2020. Su hija, Liz Cheney, una figura prominente dentro del Partido Republicano, sacrificó su carrera política al enfrentarse a Trump y sus aliados, lo que llevó a su derrota en las elecciones primarias de 2022. En un anuncio de campaña, Dick Cheney se dirigió a los votantes de Wyoming con una crítica directa a Trump, llamándolo "un cobarde" y afirmando que nunca antes un individuo había representado una amenaza mayor para la república.

Un hombre de familia y valores

Nacido el 30 de enero de 1941 en Lincoln, Nebraska, Cheney creció en Casper, Wyoming, y, a pesar de una juventud problemática, incluyendo arrestos por conducción bajo los efectos del alcohol, eventualmente se convirtió en una figura respetada en la política estadounidense. Su vida personal, marcada por su devoción a su familia y su amor por la pesca con mosca, contrastaba con su personalidad pública, que a menudo se percibía como severa y calculadora.

Cheney, quien se sometió a un trasplante de corazón en 2012, vivió más de una década después de la cirugía. En entrevistas posteriores, reconoció que el trasplante fue "el regalo de la vida misma" y disfrutó de su tiempo en la vida privada, alejado de la política activa.

El final de una era

Dick Cheney deja un legado complejo. Para algunos, fue un patriota que defendió a su país con determinación; para otros, un villano cuya búsqueda de poder y justificación de la guerra en Irak dejó cicatrices profundas en la política y la sociedad estadounidense. Sin importar las opiniones sobre su figura, lo cierto es que Cheney fue una de las figuras más influyentes en la política de Estados Unidos en las últimas décadas.

Cheney deja atrás a su esposa Lynne, sus hijas Liz y Mary, y a siete nietos. Su vida, llena de logros y controversias, será recordada como un testimonio del poder, la política y las decisiones que definieron una era en la historia estadounidense.