Un hallazgo que cambia el futuro de la medicina del dolor

Un gen podría ser la clave para aliviar el dolor crónico que sufren nueve millones de españoles

Investigadores de la Universidad de Oxford han identificado el gen SLC45A4 como pieza central en la respuesta del sistema nervioso al dolor. El hallazgo, publicado en Nature, abre una nueva esperanza para combatir una de las principales causas de discapacidad en el mundo.

El dolor crónico afecta a uno de cada cuatro españoles, cerca de nueve millones de personas, y supone uno de los mayores retos sanitarios y sociales. Desde dolores lumbares o articulares hasta enfermedades como la artrosis u osteoporosis, los tratamientos actuales no siempre resultan eficaces y, en muchos casos, el abuso de opioides ha dejado tras de sí serios problemas de adicción.

Ahora, un estudio internacional liderado por la Universidad de Oxford ofrece una vía inédita de esperanza. Publicado en Nature, el trabajo identifica un vínculo genético directo en el origen del dolor crónico: el gen SLC45A4, responsable de regular cómo el sistema nervioso procesa los estímulos dolorosos.

Este gen actúa como un transportador de poliaminas, unas moléculas naturales que, en exceso, generan una hipersensibilidad en las neuronas del dolor. En otras palabras, incluso un estímulo leve puede ser interpretado por el organismo como una señal dañina, desencadenando un sufrimiento desproporcionado.

El hallazgo se apoyó en el análisis del genoma de más de 500.000 personas del Biobanco británico y fue confirmado posteriormente en estudios realizados en Finlandia. En experimentos con ratones, aquellos a los que se les suprimió este gen mostraron una mayor resistencia al dolor, lo que confirma la relevancia de esta vía biológica.

Aunque no se trata todavía de una cura inmediata, este descubrimiento abre la puerta a nuevas terapias más seguras y eficaces. El futuro podría pasar por tratamientos personalizados que actúen directamente sobre este mecanismo, evitando la dependencia a fármacos tradicionales y ofreciendo una mejor calidad de vida a millones de personas en España y en todo el mundo.

La investigación marca un punto de inflexión en la lucha contra el dolor crónico, recordando que la ciencia y la genética pueden estar más cerca que nunca de cambiar la manera en que entendemos y tratamos esta condición que limita la vida diaria de millones de ciudadanos.