El Kremlin tacha a Trump de “hombre de negocios” que quiere vender energía de EE. UU. más cara y reivindica sintonía para hablar de Ucrania
En una conversación con reporteros, Peskov subrayó que el Kremlin valora la disposición de Trump a colaborar y a “encontrar una solución” a la crisis de Ucrania, pese a su nueva retórica más dura hacia Moscú. El portavoz respondió a la etiqueta de “tigre de papel” asegurando que el símbolo ruso es el oso y que “no hay osos de papel”, un guiño que pretende proyectar resiliencia militar y económica. Reuters recogió además que Peskov sostuvo que la economía rusa “está en buena forma” y que las fuerzas rusas “siguen avanzando” sobre el terreno, en contraste con la visión del mandatario estadounidense.
El dardo energético fue el más concreto. Preguntado por la exigencia de Washington a los europeos de cortar con el crudo y el gas rusos, Peskov replicó que Trump “actúa como un hombre de negocios” que busca colocar energía estadounidense a mejor precio para su país. Esa lectura —difundida por medios internacionales— se cruza con el giro de Trump en Naciones Unidas, donde planteó que, si Moscú no pone fin a la guerra, EE. UU. impondrá “aranceles muy estrictos” que deberían acompañar los socios europeos, a la vez que exigió “cesar de inmediato todas las compras de energía” a Rusia. El resumen oficial de la ONU y transcripciones del discurso recogen esa presión explícita sobre Europa.
Más allá del cruce dialéctico, Moscú intenta blindar su narrativa económica. En pronunciamientos previos, el Kremlin ha insistido en que los vaivenes del precio del petróleo “no determinan” sus intereses nacionales y que la política energética rusa se adapta redirigiendo flujos hacia otros mercados. Ese encuadre busca restar efecto a la apuesta de Trump de abaratar el crudo para asfixiar a Rusia y reforzar la idea de que sanciones y tarifas no cambiarán el cálculo estratégico de Moscú.
El resultado inmediato de este intercambio es un aumento de la presión sobre capitales europeas y mercados energéticos: si la Casa Blanca intenta convertir el discurso de la ONU en medidas coordinadas, compañías de refino, traders y navieras deberán calibrar riesgos adicionales de cumplimiento, especialmente en productos derivados y rutas trianguladas. Para Rusia, el mensaje es doble: mano tendida a un eventual “acuerdo” si se dan las condiciones —según Peskov— y, al mismo tiempo, un rechazo frontal a la caracterización de debilidad que busca instalar la Casa Blanca. En todo caso, el Kremlin deja entrever que la vía para bajar la tensión sigue pasando por conversaciones de seguridad y por un marco negociador con garantías mutuas.