Relaciones internacionales · Seguridad global

Lavrov tiende la mano a Washington: Rusia se declara dispuesta a debatir las pruebas nucleares y rebaja la tensión diplomática

EPA / R A M I ​​L S I T D I K O V

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró este martes que Moscú está dispuesto a dialogar con Estados Unidos sobre las sospechas de una posible reanudación de pruebas nucleares. El anuncio, realizado en una entrevista con medios rusos, busca calmar las tensiones tras las recientes declaraciones de funcionarios estadounidenses que alertaban de movimientos inusuales en los centros de ensayo de Rusia. Lavrov negó que Vladímir Putin haya ordenado preparativos para pruebas atómicas y subrayó que “no hay conexión alguna” entre este asunto y la cumbre bilateral prevista para las próximas semanas.

El clima internacional en materia nuclear ha vuelto a cargarse de incertidumbre. En un contexto de desconfianza mutua y frágiles equilibrios estratégicos, Serguéi Lavrov quiso enviar un mensaje de apertura: “Rusia está dispuesta a discutir con Estados Unidos sus preocupaciones sobre la supuesta reanudación de los ensayos nucleares”, afirmó en declaraciones recogidas por la agencia RIA Novosti.

La aclaración llega después de que medios estadounidenses informaran de un posible incremento de la actividad en el polígono de Novaya Zemlya, donde Rusia llevó a cabo sus últimas pruebas nucleares en la era soviética. Según fuentes de inteligencia citadas por Reuters y The Washington Post, imágenes satelitales mostraban trabajos de mantenimiento y movimiento de equipos en el área, lo que alimentó la hipótesis de un reinicio parcial de ensayos.

Lavrov negó categóricamente esas acusaciones. “No existe ninguna orden del presidente Putin para reanudar ensayos nucleares, ni hay planes de hacerlo”, aseguró. El ministro también recordó que los experimentos subcríticos —aquellos que no implican una reacción nuclear en cadena— están contemplados dentro del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés), al que Rusia sigue adscrita. “Las pruebas que no generan una explosión nuclear son legales y las realizan múltiples países, incluidos los propios Estados Unidos”, puntualizó.

El gesto diplomático busca rebajar la tensión en un momento delicado. La administración estadounidense había manifestado su inquietud por la posible erosión del marco de control de armas nucleares, especialmente después de la suspensión por parte de Moscú del tratado New START, el último acuerdo vigente que limita los arsenales estratégicos de ambas potencias. La declaración de Lavrov, sin embargo, introduce un tono más conciliador al reconocer la importancia del diálogo técnico para evitar malentendidos que puedan escalar en un nuevo pulso geopolítico.

El contexto es clave. Desde principios de 2024, la comunidad internacional observa con preocupación cómo se multiplican los gestos de desconfianza entre potencias nucleares. Estados Unidos ha incrementado su inversión en modernización del arsenal y China avanza en el desarrollo de nuevos silos para misiles intercontinentales. Rusia, por su parte, ha reforzado su retórica de disuasión, destacando su capacidad nuclear como elemento central de su política de defensa.

Aun así, Lavrov insistió en que el debate sobre los ensayos “no guarda relación con la cumbre bilateral” prevista para diciembre, en la que se discutirán temas de estabilidad estratégica y seguridad global. “Sinceramente, no veo ninguna conexión”, declaró el ministro, buscando disociar la controversia nuclear de los esfuerzos diplomáticos en curso.

Analistas consultados por Bloomberg interpretan este posicionamiento como un intento de Moscú por proyectar responsabilidad internacional, en un momento en que la guerra en Ucrania y las sanciones occidentales han deteriorado su imagen. “Rusia quiere mostrarse como un actor racional en el ámbito nuclear, consciente de que cualquier paso en falso puede agravar la desconfianza global”, apunta la experta en seguridad Elena Chernenko, del Carnegie Russia Eurasia Center.

La comunidad internacional, y especialmente las potencias europeas, observan con atención estos movimientos. El equilibrio nuclear sigue siendo uno de los pilares de la seguridad global, y cualquier malentendido entre Moscú y Washington podría tener consecuencias impredecibles.

Por ahora, la puerta al diálogo parece abierta. La disposición de Rusia a conversar sobre las pruebas nucleares puede suponer una oportunidad para reactivar los mecanismos de control que, desde la Guerra Fría, han evitado una escalada directa entre las dos mayores potencias atómicas del mundo. En un momento en que la confianza es un recurso escaso, cada gesto de diálogo se convierte en un paso hacia la estabilidad.