Seguridad y defensa en la nueva Europa

Macron impulsa el regreso voluntario del servicio militar en Francia

El presidente Emmanuel Macron durante un discurso oficial en el Elíseo, anunciando la reforma del servicio militar en Francia.

En un giro estratégico cargado de simbolismo, el presidente Emmanuel Macron ha anunciado la recuperación del servicio militar en Francia, esta vez bajo una fórmula voluntaria que rompe con el antiguo modelo obligatorio. La decisión llega en pleno aumento de las tensiones internacionales y con Rusia señalada explícitamente como principal foco de riesgo. París busca reforzar su capacidad de defensa y, al mismo tiempo, reconstruir el vínculo entre la sociedad civil y las Fuerzas Armadas en un contexto europeo que se rearma y se redefine.

En un contexto internacional marcado por la guerra en el este de Europa y una sensación creciente de vulnerabilidad estratégica, Francia rompe un tabú histórico. Emmanuel Macron ha anunciado el retorno del servicio militar, no como aquella mili obligatoria que marcó generaciones, sino bajo un modelo voluntario que pretende adaptarse a las exigencias de una democracia moderna y a las nuevas amenazas globales.

El mensaje político es nítido: Francia quiere aumentar su capacidad de movilización sin recurrir, por ahora, a la imposición generalizada, pero dejando claro que el país entra en una fase de “realidad estratégica más dura”, como ha subrayado el propio presidente.

Un nuevo modelo para unas Fuerzas Armadas en transformación

Macron ha sido explícito en su diagnóstico: Francia debe “adaptarse a una realidad estratégica más dura”, donde la defensa ya no puede darse por sentada. La histórica suspensión del servicio militar obligatorio se revisa ahora para dar paso a una fórmula flexible, dirigida a captar a quienes estén dispuestos a comprometerse de forma activa con la defensa nacional.

El objetivo es claro: ensanchar la base de movilización sin recrear los rigores y resistencias sociales que generaba la obligatoriedad. El nuevo servicio voluntario se concibe como una vía para reforzar capacidades en ámbitos clave —logística, ciberdefensa, apoyo civil y militar— al tiempo que se fomenta un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida entre ciudadanía y Ejército.

La gran incógnita es cómo reaccionará la sociedad francesa: ¿será visto como una oportunidad de formación y servicio, o como el preludio de una deriva más militarizada? De momento, el Elíseo confía en que voluntad y compromiso sean los ejes de esta nueva etapa, lejos de la imagen de obligación forzosa del pasado.

Europa se rearma: el espejo alemán y el contagio estratégico

El movimiento francés no se produce en el vacío. Alemania ha abierto también el debate, con el ministro de Defensa, Boris Pistorius, impulsando fórmulas de servicio con incentivos atractivos para recomponer unas Fuerzas Armadas tensionadas por años de recortes y por la nueva realidad de seguridad en Europa.

Este patrón europeo, en el que varios países exploran el regreso —total o parcial— de algún tipo de servicio militar o civil, responde a una misma conclusión: el entorno de seguridad posterior a la invasión de Ucrania ha cambiado de forma estructural. La prioridad pasa a ser garantizar recursos humanos suficientes, capacidad de respuesta rápida y resiliencia interna ante crisis prolongadas.

Francia, que tradicionalmente ha presumido de autonomía estratégica, se suma así a una tendencia más amplia: reforzar su músculo militar sin romper por completo con los consensos sociales que se han construido en torno al rechazo a la mili obligatoria.

Rusia en el punto de mira y la nueva relación sociedad–Ejército

El Ejecutivo francés no ha ocultado el contexto: Rusia es el principal factor de riesgo que acelera este giro. La referencia explícita a Moscú como amenaza es, en sí misma, un mensaje diplomático y militar a la vez. La reactivación del servicio voluntario busca garantizar que, ante una eventual escalada, Francia cuente con reservas formadas y un tejido social más concienciado.

Pero este cambio abre también un debate de fondo: ¿cómo debe ser la relación entre una sociedad democrática y sus Fuerzas Armadas en pleno siglo XXI? La apuesta de Macron intenta evitar la imagen de una “militarización total”, pero asume que la separación entre vida civil y defensa ya no puede ser absoluta en un entorno de amenazas híbridas, ciberataques y conflictos prolongados.

En los próximos meses, la clave estará en la implementación concreta: condiciones de acceso, duración del servicio, formación ofrecida y salidas profesionales asociadas. De ello dependerá que esta reforma se perciba como una oportunidad de país o como un síntoma inquietante de una Europa que, ante el miedo, vuelve a mirar al uniforme como salvavidas. Lo que parece seguro es que la decisión de Francia marcará el debate de defensa europeo durante mucho tiempo.