Impacto del meteorito en Nóvgorod: lo que revela el fenómeno cerca de Moscú

Imagen del meteorito que sobrevoló Moscú y luego impactó en la provincia de Nóvgorod, Rusia.

Los restos del meteorito que iluminó el cielo de Moscú el 27 de octubre fueron hallados en Nóvgorod. Se trata de una condrita ordinaria LL6, caracterizada por bajo contenido de hierro metálico. Este hallazgo representa un avance para la investigación astronómica en Rusia y genera nuevas preguntas sobre los visitantes espaciales.

El cielo de Moscú se iluminó con un resplandor inesperado el pasado 27 de octubre, cuando un meteorito cruzó la atmósfera dejando una estela brillante y causando asombro y alarma entre los habitantes de la capital rusa. Semanas después, el misterio comienza a resolverse: los restos del objeto fueron hallados en un pequeño poblado de la provincia de Nóvgorod, a unos 500 kilómetros al norte, tras impactar el techo de una vivienda.

El descubrimiento fue confirmado por el Instituto Vernadsky de Geoquímica y Química Analítica de la Academia de Ciencias de Rusia, que ha identificado el fragmento como una condrita ordinaria del tipo LL6, un tipo de roca espacial extremadamente raro.

Un impacto inesperado y un hallazgo único

El meteorito que deslumbró los cielos moscovitas parecía desintegrarse en el aire, pero un fragmento sobrevivió y terminó cayendo en una zona rural de Nóvgorod. “Es sorprendente que un objeto que recorrió cientos de kilómetros termine dañando una vivienda en un área tan remota”, señalaron fuentes del instituto.

El impacto no causó víctimas, aunque el ruido del choque fue lo suficientemente fuerte como para alarmar a los vecinos, que inicialmente pensaron en una explosión. Los investigadores locales acudieron al lugar horas después, recuperando un fragmento ennegrecido de unos 12 centímetros de diámetro, que ahora está siendo analizado en laboratorio.

La extraña naturaleza del meteorito

El análisis preliminar ha revelado que se trata de una condrita LL6, un tipo de meteorito con bajo contenido en hierro y escasa atracción magnética, lo que lo hace difícil de detectar con instrumentos convencionales. Estas rocas contienen entre un 19% y un 22% de hierro total, pero solo un 1% a 3% de metal libre, lo que las convierte en uno de los tipos más raros dentro de las condritas ordinarias.

“Estamos ante un hallazgo valioso”, explicó un portavoz del Instituto Vernadsky. “No solo por su rareza, sino porque su estructura puede ofrecer pistas sobre los procesos de formación del sistema solar temprano”.

Las condritas LL6 son consideradas “viajeras antiguas” del cosmos. Aunque han sufrido procesos de metamorfismo térmico, conservan materiales primitivos que datan de hace más de 4.500 millones de años. Su estudio podría ayudar a los científicos a entender cómo se agruparon los primeros materiales sólidos que dieron origen a planetas como la Tierra.

Moscú mira al cielo: del susto a la fascinación

El fenómeno del 27 de octubre fue captado por cámaras de seguridad y teléfonos móviles, y rápidamente se viralizó en redes sociales rusas, generando teorías de todo tipo. Desde un principio, los astrónomos descartaron que se tratara de basura espacial o de un satélite reentrando en la atmósfera, confirmando su origen natural.

El hallazgo en Nóvgorod pone fin a semanas de especulaciones, aunque deja nuevas preguntas abiertas. ¿Por qué un objeto de esa masa sobrevivió a la entrada atmosférica sin fragmentarse completamente? ¿Y qué revela su composición sobre los cuerpos rocosos que circulan en las cercanías de la Tierra?

Un recordatorio del diálogo constante con el cosmos

Más allá de la curiosidad científica, este evento recuerda la constante interacción entre nuestro planeta y el espacio exterior. Los meteoritos, aunque infrecuentes, son mensajeros de un pasado cósmico que sigue llegando hasta nosotros, fragmento a fragmento.

“Estos objetos son cápsulas del tiempo”, señalan los expertos del Instituto Vernadsky. “Cada uno de ellos trae información sobre los orígenes del sistema solar. Cada caída es una oportunidad única de aprendizaje”.

El meteorito de Moscú y Nóvgorod pasa así de ser un susto luminoso en el cielo a una pieza clave de investigación científica, y una prueba más de que el universo sigue enviando señales... incluso cuando menos lo esperamos.