Netanyahu asegura que muchos líderes «privadamente agradecen» a Israel
En un discurso contundente ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu lanzó una mirada cruda sobre la doble moral de las cancillerías occidentales: «muchos líderes que públicamente nos condenan, en privado nos agradecen» por la labor de sus servicios de inteligencia. En un contexto de tensión diplomática creciente, estas palabras reabren el debate sobre alianzas, intereses estratégicos y la brutal realidad del conflicto en Oriente Medio.
Cuando Israel fue noticia en junio por atacar instalaciones nucleares iraníes, dijo Netanyahu, el canciller alemán Friedrich Merz admitió que «Israel hará el trabajo sucio por todos nosotros». Esa frase se convirtió en bandera del discurso que el mandatario pronunció este viernes en la ONU, en el que no solo defendió sin fisuras la estrategia militar israelí, sino que reclamó reconocimiento —al menos privado— de quienes lo critican públicamente.
Durante su intervención, Netanyahu sostuvo que el presidente Donald Trump comprende como ningún otro mandatario que «Israel y Estados Unidos enfrentan una amenaza común». Y subrayó que muchos gobernantes, aunque lo condenan en escenarios internacionales, le expresan agradecimiento en privado por haber evitado ataques terroristas en sus capitales gracias al supremo trabajo de sus servicios de inteligencia.
Su discurso, sin embargo, no fue bien recibido por todos. Decenas de diplomáticos abandonaron la sala en señal de protesta. La declaración también se da justo cuando potencias como Francia, Reino Unido, Canadá y Australia han reconocido recientemente el Estado palestino, un paso diplomático que Netanyahu calificó de «insensato» y un respaldo al terrorismo.
Comunicados oficiales del gobierno de Hamas calificaron las afirmaciones del primer ministro como mentiras y contradicciones destinadas a justificar las operaciones militares israelíes en Gaza. Mientras tanto, la Corte Penal Internacional ya ha emitido una orden de arresto contra Netanyahu por presuntos crímenes de guerra, lo que añade un componente jurídico internacional al complejo tablero diplomático.
La credibilidad del relato israelí, sin embargo, también enfrenta grietas internas: en 2024, se descubrió un escándalo de filtración de documentos secretos en el aparato del Estado, lo que desató acusaciones de poner en peligro la seguridad nacional. Tales revelaciones ponen en entredicho la capacidad de confianza que los mismos servicios de inteligencia deberían inspirar.
Para empresas, inversores y analistas que siguen el pulso geopolítico desde estas latitudes, la escena representada en la ONU refuerza una realidad clara: más allá de las sanciones, los gestos de reconocimiento —incluso si son discretos— pueden marcar el rumbo de alianzas estratégicas, suministro de armas, acuerdos secretos y políticas de frontera. Lo que para muchos países es silencio diplomático podría, en la intimidad, traducirse en gratitud, cooperación o complicidad. Esa contradicción —entre lo que se dice y lo que se hace— trazará el futuro de muchas relaciones internacionales.