Putin afirma que el plan de Trump para Gaza podría marcar un “acontecimiento histórico”
Desde Tayikistán, Vladimir Putin expresó su respaldo al plan de paz propuesto por Donald Trump para Gaza, asegurando que, de concretarse, sería un suceso de dimensiones históricas en Oriente Medio. Rusia, dijo, está dispuesta a tener un rol constructivo si los países de la región aceptan su participación.
Las palabras de Putin no fueron casuales: al calificar la iniciativa del presidente Trump como un potencial “acontecimiento histórico”, el líder ruso busca posicionarse como actor internacional con capacidad de contribución, no solo como espectador. Este posicionamiento estratégico adquiere relevancia en un momento en que el conflicto en Gaza se encuentra en un punto de inflexión con la firma de un primer pacto de alto el fuego entre Israel y Hamás.
Putin subrayó que Rusia podría desempeñar un papel constructivo en el proceso de paz, en virtud del nivel de confianza que, según él, mantiene con países árabes, incluida Palestina. Pero destacó que esa participación solo tendría sentido si los socios regionales la consideran útil.
La propuesta anunciada por Donald Trump en septiembre de 2025 contiene una agenda de 20 puntos que busca un alto el fuego inmediato, liberación de rehenes, retirada parcial de las fuerzas israelíes y la formación de un gobierno interino en Gaza con tecnócratas palestinos e intervención internacional.
Ya se ha acordado la primera fase: un cese de hostilidades y la liberación de algunos rehenes a cambio de la liberación de presos palestinos. Esa acción inicial se ve como un gesto diplomático de alto valor, aunque no garantiza el fin del conflicto ni la resolución de sus causas profundas.
Moscú ha reaccionado con cautela: el Kremlin emitió un respaldo académico al acuerdo, afirmando que “todas esas acciones pueden ser bienvenidas”, pero que lo decisivo será su implementación. El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, calificó el plan de “la mejor opción que tenemos sobre la mesa”, aunque reconoció que incluye términos vagos respecto a la Franja de Gaza y no menciona explícitamente Cisjordania.
El respaldo estratégico al plan de Trump permite al Kremlin reforzar su perfil como mediador global, especialmente frente al mundo árabe. Rusia ya ha sido parte de gestiones diplomáticas en Medio Oriente, y ahora busca conservar relevancia en un proceso que era hasta ahora dominado por EE. UU., Egipto, Qatar y Turquía.
Además, al ofrecer su participación, Putin pretende crear un puente simbólico frente a Occidente: proyectar que Rusia no solo defiende intereses propios sino que también desea contribuir a la paz. No es un gesto inocuo en el tablero diplomático de Oriente Medio.
Sin embargo, esa ambición choca con la complejidad del proceso: la hoja de ruta de Trump no propone una solución inmediata de Estado palestino, y las fuerzas políticas locales —Hamás, la Autoridad Palestina, actores regionales— tienen reservas fundamentales. Además, Rusia debe calibrar su acción sin perder su estrategia de alineamientos con Irán, Siria u otros aliados en la región.
Para que la visión de “acontecimiento histórico” no quede en discurso, el plan de paz requerirá mecanismos de verificación, fuerzas de paz, roles definidos para actores externos e internos, y un cronograma viable. En esa línea, algunos observadores han propuesto la creación de una Fuerza Internacional de Estabilización para Gaza, que supervise la transición de seguridad mientras Israel retira sus tropas.
También se propone la instauración de una Autoridad Transicional Internacional para Gaza (GITA, por sus siglas en inglés) que administre el territorio temporalmente hasta que el control sea transferido a una entidad palestina reformada. Estas ideas podrían servir como plataformas donde Rusia participe con legitimidad, si se suman como actores internacionales del plan.
Pero el desafío mayor es asegurar que todas las partes cumplan sus compromisos: que Israel retire fuerzas en el plazo acordado; que Hamás acepte roles funcionales sin retención militar total; que las autoridades palestinas sean incluyentes y representativas; que los donantes internacionales sostengan la reconstrucción.
En conclusión, el respaldo de Putin al plan de Gaza que promueve Trump va más allá de un gesto diplomático: busca insertar a Rusia como agente relevante en el actual proceso de Oriente Medio. Si el plan prospera, podría marcar un momento histórico, como él afirma; pero ese desenlace dependerá de que Rusia no solo aporte retórica, sino estructuras funcionales, legitimidad regional y compromiso real con el cumplimiento del acuerdo. Mientras tanto, el mundo observará si esa intención se convierte en acción concreta.