Rachel Reeves promete reforzar la seguridad económica del Reino Unido
Durante la conferencia del Partido Laborista este lunes, la canciller británica Rachel Reeves anunció su intención de impulsar una legislación orientada a reforzar la seguridad económica nacional. Con ese objetivo, prometió la creación de “buenos empleos sindicalizados que provengan de fabricar cosas aquí en Gran Bretaña”. Además, destacó que su gobierno habrá invertido anualmente 29.000 millones de libras en el Servicio Nacional de Salud y recuperado casi 400 millones de contratos fraudulentos del periodo conservador.
Rachel Reeves salió al escenario con la determinación de trazar una hoja de ruta audaz para la economía británica. Reconoció que el crecimiento del país no ha sido suficiente y subrayó que su gestión está comprometida con una serie de reformas estructurales: más inversión, nuevos acuerdos comerciales, una estrategia industrial nacional ambiciosa, reformas regulatorias y la consolidación de un fondo patrimonial nacional. Esos pilares conforman la propuesta para blindar la seguridad económica del Reino Unido frente a los vientos internacionales adversos.
“Solo pudimos aumentar la inversión porque mantuvimos firme ese compromiso con la responsabilidad económica”, afirmó en un contexto de mercados volátiles. Sin embargo, Reeves advirtió que el Reino Unido enfrentará “pruebas adicionales… agravadas por duras corrientes globales”, lo que implica que el gasto público no podrá escalar de forma indiscriminada.
Una de las medidas más concretas que pondrá sobre la mesa es la garantía de empleo para jóvenes que permanecen desempleados a largo plazo. Reeves anunció un programa mediante el cual quienes reciban beneficios universales durante 18 meses sin trabajar ni estudiar podrán ser convocados a empleos pagados o perder beneficios si rechazan sin excusa válida. La propuesta busca eliminar el flagelo del desempleo juvenil prolongado, una lacra que socava el capital humano y genera costos sociales persistentes.
Además, en un guiño hacia la revitalización manufacturera, la canciller propuso cambios legales para favorecer el acero y la construcción naval británica en contratos públicos. Esta estrategia de “compra nacional” se inscribe dentro de su plan por cerrar el círculo entre producción local, empleo y seguridad económica. También planteó dotar de biblioteca o espacio de lectura a todas las escuelas primarias de Inglaterra, un compromiso tangible con la educación y la igualdad de oportunidades.
Reeves no esquivó el legado del gobierno anterior. Recordó que han logrado recuperar casi 400 millones de libras en contratos fraudulentos firmados durante la pandemia, señalando que la rendición de cuentas será una prioridad constante de su administración.
Pero la llamada a la prudencia también resonó con fuerza. En un mensaje dirigido a sus compañeros de partido, alertó contra el riesgo de que el gasto descontrolado erosione la confianza de los mercados —y, por ende, incremente las tasas de interés y el costo de vida para los ciudadanos. “No podemos permitir que la confianza en nosotros se disuelva por decisiones irresponsables”, dijo.
El desafío para Reeves será empujar reformas estructurales sin perder respaldo político ni provocar turbulencias económicas. Con la inflación persistente, las tasas de interés al alza y el contexto global incierto, su discurso combina ambición con cautela. Si logra que sus propuestas maduren en medidas efectivas y convincentes, podría marcar la diferencia entre un giro transformador y una promesa más en el ámbito político.