“Las restricciones chinas amenazan la competitividad de la industria europea”: Sefcovic alerta
Maros Sefcovic, comisario europeo de Comercio y Seguridad Económica, ha lanzado una advertencia crítica hacia Pekín: los nuevos controles a la exportación de tierras raras y otros productos estratégicos están generando “muchos problemas y complicaciones” para los sectores industriales de la Unión Europea. Solo la mitad de las solicitudes de exportación han sido atendidas adecuadamente, denuncia Sefcovic, que ya ha programado reuniones bilaterales con autoridades chinas para la próxima semana.
Un giro en el libre comercio: China aplica más restricciones
En un momento en que las cadenas de suministro globales siguen recuperándose de las disrupciones de la pandemia, la Unión Europea encara un nuevo desafío: las recientes medidas impuestas por China para controlar la exportación de tierras raras y otros insumos esenciales. Estas restricciones, justificadas por Pekín como cuestiones de seguridad nacional o políticas medioambientales, han sido calificadas por el comisario Sefcovic como “injustificadas” y dañinas para la industria europea.
Según sus declaraciones, las solicitudes europeas de exportación han sido respondidas solo en mitad de los casos con una atención adecuada, lo cual evidencia una falta de transparencia y coordinación que afectará a múltiples cadenas de valor industriales.
Impacto sectorial: un efecto dominó en la UE
Las industrias más expuestas son aquellas que dependen de materias primas estratégicas: la electromovilidad, la electrónica de alta tecnología, las telecomunicaciones y la producción de componentes esenciales. Al restringir el acceso a tierras raras, China ejerce una presión directa sobre fabricantes europeos que no cuentan con fuentes alternativas con la misma escala o eficiencia.
El riesgo latente es que estos controles provoquen un encarecimiento de insumos, retrasos en las exportaciones y una pérdida de competitividad internacional. Para empresas con márgenes ajustados, cualquier sobrecoste adicional puede desequilibrar toda la cadena de producción.
Un diálogo tenso pero necesario
Desde Bruselas ya se han iniciado contactos con Pekín, pero Sefcovic advierte que el progreso ha sido limitado. No obstante, confía en que las reuniones previstas la próxima semana con sus homólogos chinos permitan encauzar el diálogo. El objetivo es triple: preservar el acceso a mercados, garantizar una competencia leal y establecer nuevas reglas para el comercio estratégico.
La UE también considera mecanismos de respuesta, como salvaguardas comerciales, alianzas con países productores alternativos o incentivos para relocalizar cadenas esenciales dentro del bloque. Pero estas estrategias requieren tiempo, voluntad política y una coordinación industrial firme.
Una advertencia para Europa
Frente a este escenario, la Unión Europea se halla en una encrucijada: doblegarse ante los controles chinos podría debilitar su independencia tecnológica; reaccionar con medidas defensivas sin analizar bien los riesgos podría desencadenar una guerra comercial. La clave residirá en mantener el equilibrio entre proteger industrias estratégicas y preservar las redes globales de comercio.
La advertencia de Sefcovic es clara: las restricciones de China no son solo un obstáculo temporal, sino un riesgo estructural para la competitividad europea. El desafío no es solo reaccionar, sino anticiparse para que la industria de la UE no quede atrapada en una dependencia imposible de revertir.