Moscú eleva la presión política sobre Europa mientras Trump fuerza una salida rápida al conflicto

Rusia acusa a la UE y a Reino Unido de “sabotear” el plan de paz de Trump para Ucrania

EPA/MAXIM SHIPENKOV

Kirill Dmitriev, consejero presidencial ruso y jefe del Fondo Ruso de Inversión Directa, ha cargado contra la Unión Europea y el Reino Unido por, según él, intentar “sabotear” el plan de paz impulsado por Donald Trump para poner fin a la guerra en Ucrania. Sus palabras, difundidas en X, llegan en pleno choque diplomático: Washington presiona para cerrar un acuerdo en diciembre, Moscú lo respalda y Kiev —con apoyo europeo— lo rechaza por considerarlo inaceptable.

Qué dijo Dmitriev y a quién señala

Dmitriev calificó de “belicistas” a sectores de la UE y del Reino Unido, afirmando que buscan bloquear los esfuerzos de Trump para cerrar la guerra. En su mensaje recordó el episodio de 2022 en el que, según la narrativa rusa, el entonces primer ministro británico Boris Johnson habría empujado a Kiev a rechazar la neutralidad y “seguir luchando”, un extremo que Londres niega desde hace años.

Además, Dmitriev elogió a Hungría como “voz de razón y paz” dentro de Europa y acusó a dirigentes europeos de seguir instalados en una “narrativa de guerra interminable” heredada de la administración Biden. Todo el mensaje está diseñado para una idea central: Europa estaría actuando como freno para una paz rápida.

El contexto real: un plan de paz que divide a Occidente

Estas acusaciones aparecen justo cuando se ha hecho público el plan estadounidense de 28 puntos negociado por Washington con interlocución rusa. El borrador incluye concesiones territoriales significativas para Kiev, la renuncia formal a entrar en la OTAN y una arquitectura de seguridad que muchos aliados europeos consideran desequilibrada a favor de Moscú.

La reacción ucraniana ha sido muy dura. Zelensky ha rechazado el plan, asegurando que obligaría a Ucrania a elegir entre “dignidad” o apoyo de EE. UU., y ha buscado respaldo en Francia, Alemania y Reino Unido para articular alternativas.

Desde Europa, el mensaje ha sido consistente: no habrá acuerdo legítimo sin Ucrania en el centro y sin respeto a su soberanía, y cualquier paz debe basarse en el derecho internacional. Esto coloca a Bruselas y Londres en una posición incómoda frente a Trump: acompañar el intento de paz sin avalar un pacto percibido como capitulación.

Qué busca Rusia con esta narrativa

Más allá del titular, el movimiento de Dmitriev encaja con una estrategia política clara: fracturar el bloque occidental señalando a la UE y al Reino Unido como “obstáculo”, mientras se presenta a Trump como el líder pragmático dispuesto a cerrar la guerra.

Es una jugada con dos públicos. Internamente, refuerza la idea de que Rusia quiere paz pero Occidente no. Externamente, intenta empujar a Washington a mantener presión sobre Kiev y reducir el margen de maniobra europeo.

La otra cara: por qué Europa no compra el plan

Para la UE y el Reino Unido, el problema no es “la paz”, sino el contenido de esta paz. El borrador incluye reconocimiento de control ruso sobre territorios ocupados y límites a la capacidad militar ucraniana, elementos que Europa teme que premien la invasión y sienten un precedente peligroso para su propia seguridad.

Con Rusia respaldando el texto y Ucrania rechazándolo, Europa se mueve entre dos objetivos que chocan: evitar una guerra larga y, a la vez, evitar un acuerdo que deje a Ucrania vulnerable a una futura agresión. Ahí está la grieta que Moscú intenta ensanchar.

Qué podemos esperar ahora

Si Trump mantiene la presión para cerrar un acuerdo en cuestión de semanas, el pulso con sus aliados europeos subirá de tono. La clave será si Washington acepta modificar puntos críticos del plan o si decide avanzar sin Europa, apostando a un cierre “rápido” aunque sea frágil. Mientras tanto, Rusia seguirá explotando la narrativa de “Europa belicista” para ganar terreno en la batalla del relato.

En resumen: Dmitriev no solo acusa, marca el marco. Y el marco es este: paz rápida con Trump y Rusia, frente a una Europa que pide garantías y rechaza concesiones. El desenlace dependerá menos de los tuits… y más de hasta dónde esté dispuesto a ceder cada actor cuando se sienten de verdad a negociar.