Moscú acusa a EEUU de sabotear la paz en Ucrania y respalda al enviado Steve Witkoff
En un nuevo episodio de la compleja geopolítica que rodea el conflicto en Ucrania, Moscú ha acusado a Estados Unidos de impulsar una maniobra deliberada para entorpecer las negociaciones de paz. El foco está puesto en Steve Witkoff, enviado especial norteamericano, sobre el que, según el Kremlin, se han ejercido presiones para forzar su destitución. Estas denuncias llegan en un momento especialmente delicado, marcado por las dudas en Washington sobre la capacidad de sostener la ayuda militar a Kiev a largo plazo.
Para Rusia, la coincidencia entre las presuntas presiones contra Witkoff y las advertencias sobre la continuidad del apoyo a Ucrania no es casual, sino parte de un escenario más amplio de tensión diplomática. El trasfondo es claro: un posible repliegue del respaldo occidental podría alterar de forma drástica el equilibrio de fuerzas sobre el terreno y acercar un desenlace no deseado por los aliados de Kiev.
El Kremlin sale en defensa de Witkoff
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha salido públicamente a defender el papel de Steve Witkoff, previsto para viajar a Moscú la próxima semana en calidad de enviado especial estadounidense. Peskov ha rechazado con firmeza las filtraciones y críticas que ponen en cuestión su figura y ha sostenido que responden a un intento calculado de «descarrilar el proceso de paz pendiente».
Según la versión rusa, las informaciones que señalan a Witkoff buscan erosionar su credibilidad antes incluso de que pueda desempeñar su papel en las conversaciones. En este contexto, la diplomacia se configura como un campo de batalla paralelo, donde la imagen pública de los mediadores y la guerra de relatos pueden influir en el margen de maniobra de cada actor implicado.
Presiones diplomáticas y riesgo para el diálogo
En Moscú consideran que los intentos de forzar el relevo de Witkoff no se limitan a un desacuerdo puntual, sino que forman parte de un esfuerzo más amplio para sabotear la vía negociadora. Desde esta óptica, cualquier movimiento que altere la composición del equipo diplomático se interpreta como una señal de división interna o de falta de compromiso real con el diálogo.
La pregunta que sobrevuela es si esta dinámica puede poner en peligro los avances —por mínimos que sean— logrados en los últimos meses. El Kremlin sostiene que sí y advierte de que el coste de romper los pocos puentes existentes podría ser devastador para la estabilidad regional, al prolongar un conflicto cuyas consecuencias ya se dejan sentir muy lejos del frente.
Washington alerta a Kiev sobre la ayuda militar
En paralelo a estas acusaciones, desde el propio Washington han surgido informes que apuntan a un cambio de tono respecto a la asistencia militar a Ucrania. Distintas fuentes señalan que Estados Unidos habría transmitido a Kiev que mantener el actual nivel de apoyo podría resultar insostenible en el largo plazo.
Algunas de estas advertencias irían aún más lejos, hablando incluso de la posibilidad de una derrota ucraniana si no se reconfiguran las expectativas y la estrategia militar. Aunque estas afirmaciones no han sido confirmadas abiertamente por las autoridades ucranianas, su sola circulación introduce un elemento de incertidumbre adicional en un momento crítico para el país.
Un escenario de equilibrio cada vez más frágil
De confirmarse este giro, Ucrania se vería ante un panorama en el que el respaldo externo comienza a flaquear justo cuando más lo necesita. La combinación de presiones diplomáticas, acusaciones cruzadas y dudas sobre la continuidad de la ayuda podría reconfigurar las posiciones de todos los actores implicados, desde los aliados europeos hasta otros socios internacionales.
La lectura del Kremlin es que Estados Unidos estaría enviando mensajes contradictorios: por un lado, se mantiene el discurso de apoyo a Kiev; por otro, se cuestiona la sostenibilidad del esfuerzo y se toleran —según Moscú— maniobras que entorpecen la negociación. El resultado es un equilibrio cada vez más frágil, en el que cualquier movimiento mal calculado puede tener consecuencias difíciles de revertir.
Paz lejana y diplomacia en entredicho
El episodio en torno a Steve Witkoff y las advertencias sobre la ayuda militar ilustran hasta qué punto el proceso de paz en Ucrania sigue sometido a tensiones internas y externas. La guerra no solo se libra en el terreno militar, sino también en la esfera diplomática y mediática, donde cada filtración, declaración o presión se convierte en herramienta de influencia.
En este contexto, la paz continúa siendo un objetivo lejano, condicionado por cálculos políticos, resistencias internas y recelos mutuos. Lo que está en juego no es solo el desenlace del conflicto, sino también la credibilidad de los canales diplomáticos que, en teoría, deberían conducir a una solución negociada. Por ahora, las acusaciones cruzadas y las señales ambiguas desde Washington y Moscú mantienen el horizonte plagado de incógnitas.