Rusia ofrece colaborar con el plan de paz de Trump para Gaza y defiende su alianza con Irán
Serguéi Lavrov afirmó que Rusia está dispuesta a sumarse al plan de paz para Gaza propuesto por Donald Trump, siempre que los países participantes lo consideren útil. El canciller también defendió la cooperación militar con Irán, asegurando que se realiza en cumplimiento del derecho internacional.
La declaración del canciller ruso Serguéi Lavrov, hecha pública durante una rueda de prensa en Moscú, introduce un nuevo matiz en el tablero diplomático de Oriente Medio. Según afirmó, Rusia “está lista para cooperar y apoyar los esfuerzos internacionales de paz en Gaza” si así lo solicitan los países participantes de la cumbre organizada por Egipto, donde se discute la fase posterior al reciente alto al fuego entre Israel y Hamás.
El gesto de Moscú ha sido interpretado por los observadores como una maniobra diplomática calculada: una forma de mantener influencia en un escenario donde Estados Unidos busca liderar el proceso de estabilización tras la guerra. Lavrov subrayó que Rusia “no busca protagonismo, sino contribuir constructivamente a cualquier solución que garantice la paz y la reconstrucción del enclave”.
El ministro destacó que Rusia mantiene una larga experiencia en mediación regional, recordando su papel en negociaciones anteriores en Siria, Irán y Líbano. Esta disposición a sumarse al plan de Trump representa, además, un intento de reposicionar a Moscú como actor imprescindible en cualquier acuerdo de seguridad que involucre a Medio Oriente, en un contexto donde su imagen internacional se ha visto afectada por la guerra en Ucrania.
La cumbre de Egipto, en la que participan líderes árabes, Israel y representantes de Estados Unidos, busca definir el marco político y humanitario de la reconstrucción de Gaza. El plan promovido por Trump incluye la creación de una administración temporal con apoyo internacional, la apertura de corredores humanitarios y la coordinación de la ayuda económica a través de una coalición de países aliados. La iniciativa, aunque bien recibida por parte de Washington y sus socios regionales, despierta dudas en algunos gobiernos sobre el grado de independencia que se otorgará a las instituciones palestinas.
Lavrov también aprovechó su intervención para abordar la cooperación técnico-militar entre Rusia e Irán, aclarando que “se lleva a cabo en pleno cumplimiento del derecho internacional”. El ministro fue categórico al afirmar que Moscú “suministra a Teherán el equipo que necesita”, insistiendo en que las transacciones bilaterales no violan ninguna resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Estas declaraciones llegan en un momento en que Occidente observa con preocupación el fortalecimiento del eje Moscú-Teherán, particularmente en lo relacionado con el intercambio de drones, tecnología militar y energía. Sin embargo, Lavrov insistió en que Rusia actúa dentro de la legalidad y que las críticas occidentales “responden más a intereses políticos que a fundamentos jurídicos”.
El ofrecimiento de colaboración con el plan de Trump y la defensa abierta de su alianza con Irán reflejan la compleja estrategia de equilibrio que Rusia intenta sostener: por un lado, mostrarse como un socio pragmático capaz de apoyar procesos de paz impulsados por Estados Unidos; por otro, mantener su red de alianzas en un Oriente Medio donde busca conservar influencia y acceso a recursos estratégicos.
En definitiva, la posición rusa refuerza la idea de que, pese a las tensiones globales, Moscú sigue viendo en la diplomacia regional una vía para proyectar poder y mantener relevancia en un escenario dominado por el pulso entre Washington y sus aliados árabes. Si finalmente se concreta su participación en el plan de paz para Gaza, la presencia de Rusia podría añadir tanto legitimidad internacional como nuevos equilibrios a una negociación que, por ahora, camina sobre terreno frágil.