Aranceles y contrapartidas energéticas

Suiza ofrece comprar más armas y energía de EE. UU. incluido uranio enriquecido y GNL, para abaratar el arancel del 39%

EPA/ALEXANDER BECHER
Berna ha puesto sobre la mesa un aumento de compras de armamento y de productos energéticos estadounidenses —con uranio enriquecido y gas natural licuado— además de nuevas inversiones, con el objetivo de lograr que Washington reduzca el recargo del 39% aplicado a las importaciones suizas. Un funcionario de EE. UU. confirma que siguen las conversaciones para un posible acuerdo comercial. Mientras tanto, el arancel está vigente desde el 7 de agosto por orden ejecutiva y Suiza mantiene el canal negociador abierto

La propuesta de Suiza, revelada por el Financial Times, busca replicar el patrón que Washington ha premiado en otros pactos recientes: más compras de energía y de defensa a cambio de menores gravámenes. En este caso, el paquete incluiría uranio enriquecido y GNL, además de un refuerzo de la inversión helvética en EE. UU.; y, según un cargo estadounidense, ambas partes siguen negociando un acuerdo.

El marco oficial es claro. El 31 de julio, la Casa Blanca firmó una orden que modifica las “tarifas recíprocas” y fija para Suiza un 39% adicional, efectivo desde el 7 de agosto. El anexo de la orden enumera explícitamente a Suiza con ese tipo, y la Secretaría de Estado de Economía (SECO) lo confirma en su portal: el recargo se aplica sobre la mayor parte de las ventas, con las exenciones ya existentes del arancel base aún vigentes.

Washington ha presionado para que Suiza aumente compras de armamento y energía estadounidenses. Reuters ya informó que, en las conversaciones de agosto en Washington, EE. UU. reclamó más adquisiciones de defensa y energía, y que Berna incluso exploró abrir la puerta a más GNL de procedencia estadounidense. En paralelo, la propia UE obtuvo una tasa del 15% tras comprometer compras masivas de energía —incluido combustible nuclear— a proveedores de EE. UU., lo que sirve de referencia para la táctica suiza.

El movimiento suizo se apoya también en su realidad industrial y de defensa. Suiza ya tiene en curso la compra de 36 cazas F-35 y del sistema Patriot a fabricantes de EE. UU., operaciones que podrían computar como “más compras” a ojos de Washington, si bien su coste final está bajo discusión.

Hay límites prácticos. Suiza no dispone de terminales de GNL y su consumo de gas es reducido; cualquier compromiso con GNL estadounidense tendría que vehicularse vía infraestructuras de socios europeos y sería, en buena medida, simbólico. En materia nuclear, el suministro de uranio y uranio enriquecido para centrales europeas se ha tratado al margen de los aranceles, y actores del sector han señalado que ese comercio no debería verse afectado.

El impacto ya se nota. En agosto, primer mes completo con el 39% en vigor, las exportaciones suizas a EE. UU. cayeron más de un 20% interanual, con especial presión sobre relojería y maquinaria, mientras el Gobierno helvético recalca que seguirá negociando “lo antes posible” una rebaja. Por ahora, no hay un acuerdo inminente.