Washington y Pekín buscan aliviar tensiones en un escenario de fricciones comerciales

TikTok, aranceles y una reunión clave: así se juega la nueva fase de la relación entre China y Estados Unidos

El principio de acuerdo sobre TikTok abre la puerta a una nueva etapa de diálogo entre China y Estados Unidos, marcada por las tensiones en comercio y tecnología. Pekín advierte que responderá de forma “decisiva” si Washington impone aranceles adicionales, mientras se prepara un encuentro entre Xi Jinping y Donald Trump para intentar recomponer unas relaciones “profundamente dañadas”.

Las relaciones entre China y Estados Unidos vuelven al centro del tablero internacional, esta vez con un cóctel de tensiones comerciales, disputas tecnológicas y el intento de retomar un canal de diálogo directo al más alto nivel. El último movimiento que marca la agenda es el principio de acuerdo alcanzado en torno a TikTok, la popular aplicación que en los últimos años se ha convertido en uno de los principales focos de fricción entre Washington y Pekín.

El preacuerdo, según fuentes diplomáticas, busca garantizar que la aplicación pueda seguir operando en territorio estadounidense bajo condiciones de seguridad más estrictas para los datos, en línea con las exigencias de la Casa Blanca. El asunto no es menor: TikTok no solo es una plataforma de entretenimiento, sino un espacio estratégico en el que millones de jóvenes norteamericanos consumen información y donde la publicidad digital mueve miles de millones de dólares. La decisión final dependerá de la reunión prevista para el viernes entre Donald Trump y Xi Jinping, en la que se espera completar el pacto.

Más allá del caso TikTok, la fricción estructural entre ambas potencias se encuentra en el comercio. Chen Gang, viceministro de Comercio de China, señaló que Estados Unidos debería replantearse su enfoque en las disputas comerciales y apostar por un marco más equilibrado. En paralelo, lanzó una advertencia clara: si Washington decide imponer aranceles de entre el 50% y el 100% a los productos chinos, Pekín responderá de manera “decisiva”. Este tono refleja la voluntad de Beijing de marcar límites, consciente de que las medidas proteccionistas no solo afectan al intercambio bilateral, sino que impactan en cadenas de suministro globales que involucran a terceros países y a sectores estratégicos como la tecnología, la automoción o la energía renovable.

En este contexto, la reunión entre Trump y Xi cobra un valor simbólico y práctico al mismo tiempo. Se trata de un intento por contener el deterioro de unas relaciones que ambas partes califican como “profundamente dañadas”. Desde la guerra tecnológica que se desató con los vetos a Huawei hasta la batalla por los microchips y la dependencia en minerales críticos, Estados Unidos y China han pasado en pocos años de ser socios comerciales interdependientes a rivales estratégicos que se disputan el liderazgo en sectores clave de la economía del siglo XXI.

El encuentro previsto servirá como termómetro para evaluar hasta qué punto ambos líderes están dispuestos a modular el enfrentamiento en favor de un escenario de mayor estabilidad. El acuerdo sobre TikTok podría convertirse en el primer gesto de distensión, aunque la amenaza de nuevos aranceles planea como un recordatorio de que la tregua podría ser frágil.

En los mercados internacionales, cada paso en esta relación se sigue con lupa. Las bolsas reaccionan con volatilidad a cualquier anuncio de restricciones comerciales, y las grandes multinacionales ajustan sus planes de inversión en función de la evolución del pulso entre Washington y Pekín. Para empresas tecnológicas, automotrices y de bienes de consumo, la posibilidad de un endurecimiento arancelario del 50% o 100% supondría un golpe directo en los costes de producción y en los precios finales para los consumidores.

Al mismo tiempo, la confrontación abre espacios para que otros actores internacionales ocupen posiciones en la cadena de suministro global. Países del sudeste asiático, India o incluso México ya se han beneficiado de la reubicación de fábricas que buscan diversificar riesgos frente a la incertidumbre en el eje Estados Unidos-China.

Sin embargo, más allá de los movimientos coyunturales, la clave está en la capacidad de Trump y Xi para redefinir las reglas de juego. Un acuerdo parcial sobre TikTok y una moderación en la escalada de aranceles serían señales positivas para los mercados y para la estabilidad internacional. Pero la desconfianza acumulada y la competencia estratégica hacen prever que la relación bilateral seguirá marcada por la tensión.

En definitiva, lo que ocurra este viernes en la reunión entre Trump y Xi no será solo un capítulo más en la relación entre las dos mayores economías del mundo. Será un indicador de si ambas potencias optan por mantener una confrontación abierta o si, al menos en algunos frentes, pueden avanzar hacia una coexistencia pragmática que reduzca el riesgo de una fractura aún mayor en el comercio global.